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Ya nomás: no más rotaciones, señor Osorio

LOS ÁNGELES -- México semifinalista. Como segundo de grupo. ¿Rival? El Némesis chileno o el embrión del campeón del mundo. La angustia es unilateral: andinos y teutones "pa'bajo no saben mirar", inmortalizó José Alfredo.

2-1 sobre Rusia. Putin no metió las manos. Ni en el VAR, aunque sí en el vodka. Dos goles de cabeza, pero con más gónadas que cacumen. Néstor Araujo con la mollera y la fortuna, y al Chucky Lozano, tras insano patadón, la testereó tiernamente por inercia, pero con enjundia.

Ponderable: el Tri encontró su mejor -"o menos pior"- once disponible. Sufre en defensa y mucho. Y sufre porque Héctor Herrera juega como y donde detesta jugar, en beneficio de un espléndido Jonathan Dos Santos.

La plegaria: no más rotaciones, a menos, claro, que Rafa Márquez sea Dorian Grey, porque esa cinta de capitán no encuentra ningún bíceps de ese tamaño. Con Guardado en la mazmorra del Kremlin un juego, ¿Herrera, Márquez y Jonathan? ¿Jonathan, Herrera y Fabián? Veremos.

El vicio del Chucky Lozano: pasó 89 minutos y 50 segundos pensando si hay barbacoa tipo Hidalgo en Eindhoven. Y en sólo 10 segundos se sirvió un plato de machitos, metió ese pecho normalmente criogenizado, recibió la patada en el esternón y con la cabeza escribió la hazaña.

La posesión no miente: el balón fue potestad del Tri. Más aún cuando un camarada se llevó el color patrio con la ignominia de la expulsión. Pero, ya se sabe, enamorar a la pelota no equivale a seducirla en la red.

De hecho, Rusia tuvo los mejores pasajes ofensivos, incluyendo horas extras para los burócratas del VAR. En media cancha, México sigue sin tener ese híbrido indispensable: que quite balones, que aquiete balones, los arrulle, y organice intencionadamente.

Al resaltar que México encontró sus mejores once -o sus menos peores once-, cuando Reyes salió por Reyes, es innegable cuestionar a Carlos Vela, y destacar a Chicharito, quien hizo una labor abnegada, pese a que cuando enfrentaban a diez, se obsesionó con hacer su gol, cuando pudo favorecer el tercero de México. Una cosa es el egoísmo del delantero y otra el egoísmo del personaje.

Los números amparan el proceso. Lo mejor de la fase de grupos fueron 35 minutos ante Portugal y la capacidad de reacción en tres ocasiones, con la Espada de Damocles pendulando en el marcador.

Sin embargo, sólo la demencia tolera fantasear por una victoria sobre Nueva Zelanda y ante una Rusia de vergüenzas inmediatas. Urge al Tri mejorar, sobre todo en posesión útil y no estadística del balón. Y ese embudo defensivo para que los del fondo sufran menos.

La explicación de las rotaciones eran mantener fresco al equipo. Ahora, deberá ir a Semifinales con la carne más selecta en el asador, mientras Alemania y Chile resolverán con frescura, ante Camerún y Australia, su posición en el grupo. Ambos querrán evitar a Portugal y cuánto se ceben sanguinariamente sobre su rival descifrará su futuro.

La mayoría de las expresiones pasionales en la vida, tienen su rostro festivo y su rostro maligno. El júbilo y la ira tienen un lenguaje común.

Entonces, esta vez sí, sin que nadie lo cuestione, Juan Carlos Osorio puede explayarse ruidosamente sin riesgo a censura con ese encomio ecológico de protección a la zoología marina. Venga pues, ese #MotherFoca pleno, para salvar esos pinnípedos en riesgo de extinción.