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Paco Jémez, el Quijote de la #DecioJustinoMazaSeñal

LOS ÁNGELES -- A falta de la atrofiada y tembleque lanza, con hidalguía, el moderno Don Quijote de Cruz Azul alzó en ristre el agobiado dedo mayor hacia la tribuna de Cruz Azul.

Paco Jémez ve más dragones que el alucinante caballero de Miguel de Cervantes, donde sólo hay inocuos, pelafustanes, pero inocuos, molinos de viento.

Jura Jémez, que su dedo enhiesto y flamígero, lo sacudió, como la falange encendida de un E.T. indignado, para combatir las soeces palabras contra sus Dulcineas adolescentes, ciertamente, sus dos hijas que merecen el mayor y el más absoluto de los respetos.

En improvisado citatorio ante los medios, por aquello de los miedos a castigos dentro y fuera del club, el entrenador español asegura que mostrar ese dedo políglota no fue contra el ulular amargo y ponzoñoso de una afición que exige más de --y a--, Cruz Azul.

Afirma Jémez que cabalgando sobre el Rocinante de su rabia, no intentó promulgar una procaz mentada de madre contra los seguidores celestes que terminaban decepcionados de un insufrible empate con Toluca, en un 0-0 que el entrenador considera, además, la mejor actuación de su equipo.

Puntualiza que no era condenar con toda su furia los abucheos y la insatisfacción de la afición, a la que asegura, respeta y casi ama por su lealtad ciega y compungida, a una institución que de su estirpe ganadora pasó a padecer una agonía de 20 años sin título... y contando.

Más allá de que en el orfeón decibelicamente demencial y enrarecido, y a la distancia a la que se encontraba, parece tener un oído muy selectivo para escuchar lo que menos le conviene, y lo más fascinante, identificar, entre la turba insatisfecha, al canalla, ciertamente, que ofendía sus dos más grandes -y tal vez únicas-victorias en su vida.

Su mensaje, sin duda, es impecable, en la conferencia de prensa: "No hay nada más detestable que un adulto sea capaz de insinuar cualquier tipo de degradación sexual hacia dos menores con la intención de insultar a su padre", afirma en un discurso perfecto, totalmente respetable y que es un modelo de defensa de la doncellez moral de sus hijas. Bravo, sin duda.

Lo que carcome en su comparecencia es que en menos de 24 horas sus composturas oscilen tan dramáticamente.

Ciertamente, sólo él sabe la verdad, pero sus comportamientos recurrentes, desde retar a golpes a un colega con ya de por sí dudoso equilibrio mental, como Ricardo LaVolpe, le colocan esa volatilidad de la incredulidad a sus aseveraciones.

Expuesto, ciertamente, a reprimendas disciplinarias dentro de Cruz Azul y por parte de la tan pueril, insalubre y lamentable Comisión Disciplinaria, que dirige Eugenio Rivas, y mangonea mezquinamente Decio de María, presidente de la FMF, Jémez eligió la única armadura que le es favorable e inmaculada: la protección de su familia.

Jémez tiene una ventaja: mostrar el dedo del corazón, y con todo el corazón y de todo corazón, es un hábito prohijado por los directivos mexicanos, a excepción tal vez en el caso del entrenador Rubén Omar Romano, a quien le costó el puesto en Santos, por responder así a la pelandusca del tendido.

Pero, además, recordemos, que hay casos de impunidad evidente, en el futbol mexicano, para quienes osan levantar esa antorcha de indignación desde su mano.

1.- El actual presidente de la FMF, Decio de María, se pavoneó, en cámara lenta, casi como escena de Gravity, mostrando ese famoso dedo interpelador, a la tribuna poblada de aficionados estadounidenses.

La Concacaf y la FMF, de la que entonces era un eficiente mandadero, se sulfuraron y prometieron un castigo, que nunca ocurrió. Impunidad 1.

2.- Justino Compeán, hoy el poder oculto en la Concacaf y ex presidente de la FMF, a la que sigue manipulando, dedicó a medios mexicanos y hondureños, ese potente y erecto dedazo, desde la camioneta de la propia federación catracha.

"Nada más quiero recordarte que yo este dedo siempre lo he tenido así, caído", explicó Compeán. Desahuciadas pues su falange, falangina y falangeta. Impunidad 2.

3.- Y recordemos al Maza Rodríguez, cuando por accidente era capitán de la selección mexicana, y aprovechó las cámaras de TV Azteca para universalizarle a la afición sus sentimientos, después de los abucheos sobre el representativo en el Estadio Azteca, y eso fue lo único erguido que hubo en la cancha en esa ocasión, porque del Tri, ni hablar.

El castigo, en serio, aún está pendiente, y seguramente lo recibirá el Maza en el asilo futbolístico del cual está cada vez más cerca. Impunidad 3.

Aunque parece poco creíble la explicación de Jémez, especialmente en un escenario delirante de frustración como al final de ese 0-0, lo cierto es que, desde su llegada, Cruz azul está más cerca de descenso que nunca.

Y aunque debería esperar respeto, o tolerancia al menos, de una nación celeste de abnegada paciencia durante 20 años, de continuar así el rendimiento del equipo, a Jémez se le van a acabar los dedos y las excusas para usarlos.