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Un 4méric4 que murió de todo y murió por nada

LOS ÁNGELES -- Apesta a suicidio. Pero, digamos que América murió de todo. Y que murió por nada. Murió vejado, humillado. Tigres no tuvo compasión. Le puso escándalo e inclemencia al epitafio: 4-0 en el global.

Y claro: 17 equipos sonríen satisfechos ante la evocación y la invocación del Ódiame Más. La felicidad mezquina se infiltra en los triunfos ajenos.

Si Morelia no inventa una odisea mayúscula este domingo, la Final cita a Tigres y Monterrey: los dos mejores equipos y las dos escuadras más caras de la Liga Mexicana. Cartera manda: 13 seleccionados nacionales de diferentes países entre ambos equipos.

América murió de todo. Murió de epidemias. O de pandemias: expulsiones (Guido, Edson), apatías (Romero, Uribe, Ibarra), enanismo espiritual (Quintero, Paul Aguilar y otra vez Romero), banca (¿Güero Díaz?) y estrategia (Miguel Herrera).

Y América murió por nada. Aguerrido de arranque, se desordenó pronto. Y el corazón se le encogió. Y las neuronas también. Y las gónadas, por supuesto. Y la fe en si mismo. Y la fe en su adiestrador. Y hasta las expulsiones parecieron un acto de deserción, de cobardía.

Este sábado, en El Nido empezaron a montar de inmediato el tianguis de la desintoxicación: Quintero, Uribe, Guido, Valdez, Samudio, Ibarra... y contando. "Le cambió mis dos pollos de 50 por su gallo de cien".

Y a Miguel Herrera le aguarda el banquillo de los acusados. Prometió al patrón el título. Y Emilio alarga la sequía sin festejos. Cuidado y alcanza a Cruz Azul.

Tigres fue paciente. Le amparaba el 0-1 de la ida. Y sus jugadores empezaron a despedazar psicológicamente al árbitro Fernando Guerrero, ante cualquier falta de las Águilas. Hasta en eso se calló y se les cayó el pico a las Águilas.

Enner Valencia le rompe la impavidez del 0-0 al marcador. Y vendría su segundo, luego de su acto de rebeldía ante la etiqueta de reservista que le impuso su entrenador. Gignac cerró la cuenta desde el manchón: 3-0 en la dosis y 4-0 en el global, ya sin sudar, sin despeinarse, y podría decirse, al final con un dejo de piedad para no hacer caldo del avechucho caído.

Tras sólo 45 minutos de ajetreo, esos en los que el América, medianamente quiso, pero ni supo, ni pudo, Tigres gozará de un día más de reposo que Monterrey. La fiesta será toda regia.

Lo cierto es que, desplumadas, las Águilas podrán desprenderse más fácilmente de esos gorupos que les chupan la sangre y las avergozaron en esta semifinal ante Tigres.