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Uribe y el árbitro reviven a Tigres y frustran al América

LOS ÁNGELES -- Goles franceses sellan un empate vestido de mezquindad. 1-1, entre Tigres y América, en un trámite purulento por errores del árbitro Fernando Guerrero.

América se relamió los bigotes antes de tiempo. Pudo abrir el marcador, y en el segundo tiempo enderezar el marcador y capitalizar el déficit ofensivo rotulando en letras rojas en el pizarrón del Tuca Ferretti. El reflujo le reptaba el gaznate.

El colombiano Mateus Uribe, se sintió en deuda porque Tigres quiso llevarlo a México, y se lo agradeció errando el penalti que hubiera abierto el marcador. Encima, con más dotes de carnicero que de futbolista, le perdonaron la roja, yéndose de cambio al '54 con una amarilla y medio millón de advertencias timoratas del silbante Guerrero.

Partido que marcan dos espectaculares atajadas, especialmente, de los dos ungidos para la portería mundialista de Argentina, con lances pintarrajeados de drama y acrobacia, en un encuentro que bajo la combustión de la intensidad, no desmereció a las expectativas

Aunque se quiso llenar de merengue francés la víspera del encuentro, para un reencuentro de inicio con Gignac y Menéz, con la firma de ambos en el marcador, se dejó la semilla de una carrera parejera en la que el jugador de Tigres lleva ventaja absoluta.

Gignac colgó el 1-0 de un cabezazo, increíblemente abandonado en el área, mientras Menéz le resolvió un problema a Miguel Herrera: El Piojo ya no depende de los piojosos recursos técnicos de Uribe desde el manchón.

Era tanto el temor de Guerrero, que en el penalti marcado por Menéz, le dieron escalofríos, de esos que llevan a perpetrar estulticias en la cancha. Primero decretó gol, después reculó y marcó falta de América, hasta que eligió el camino de los pusilánimes, y dejar a la suerte todo desde el manchón.

Convertido en un estuche de monerías, empapando cada silbatazo de salivazos de competencia, perdonó la segunda amarilla a Nahuel, y una tarjetita para reprimir la insultante insolencia de Gignac. Además, al América, le perdonó tarjeta roja a Uribe y a Paul Aguilar. Este juez, este Fernando, es un Guerrero contra su autoridad, el sentido común, el criterio y el reglamento.

Con la vehemencia en la cancha, especialmente la desesperación americanista por igualar el marcador, se fue reconstruyendo con cambias que parecían promesas de conquista, pero terminar por desatar una lucha en las trincheras de ambos equipos, pero sin enaltecer en el marcador el compromiso de toida la expectación y ñlas expectativas que le rodeaban.

El resultado no reivindica las exigencias marcadas a ambos equipos. América queda situado como sublíder a expensas de la encerrona de Monterrey en el Infierno de Toluca.

Mientras tanto Tigres sigue jugando su pretemporada razonablemente, aunque fuera de puestos de Liguilla en esta aún imberbe Liga, pero además expuesto a que Toluca y hasta el Veracruz lo bajen dos posiciones.