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Alemania ante el 'cerebro reptiliano' de Osorio

¿Qué quiso decir? Sólo él lo sabe. Juan Carlos Osorio apela a que sus seleccionados mexicanos utilicen el "cerebro reptiliano" ante los desafíos de la Copa del Mundo.

Sin duda, el técnico de México quiso usar ese término: "reptiliano". Al principio parecería un desliz idiomático, y que pretendió usar el término resiliano o resiliente para describir la capacidad plena para reaccionar valerosa y correctamente ante la presión o la adversidad.

No hay duda: "cerebro reptiliano" es una referencia a los réptiles, y bajo la teoría controvertida de McLean en los ochentas, de que el humano no dispone de uno, sino de tres cerebros, uno de ellos el reptiliano.

Los reptiles son los seres con el cerebro menos desarrollado y reacciona estrictamente para atacar o huir, sin discernir.

De acuerdo a quienes proclaman como genuina esta teoría de "los tres cerebros", el "cerebro reptiliano" dicta reacciones inmediatas, instintivas, directas, en las que atacar o huir es determinado por las circunstancias y no por el razonamiento.

Habida cuenta entonces de que Osorio no implora un cerebro resiliente o "resiliano", sino estrictamente "reptiliano", no deja de generar muchas dudas sobre la claridad y el impacto de su mensaje a sus futbolistas.

Y, genuinamente, exhortarlos de esa manera, apelando a su "cerebro reptiliano", deja también en dudas la pretensión de disponer de un grupo de jugadores pensantes, aunque también intuitivos e instintivos.

Porque, en el futbol, la respuesta, el comportamiento en la cancha es una elección del futbolista, en esa mezcla poderosa de talento (no necesariamente inteligencia), intuición e instinto.

Remitir, concesionar, a que el futbolista mexicano reaccione estrictamente en apego a una teoría que es considerada como un mito por la mayoría de los neurólogos, es decir, conforme al momento, para determinar si huye o si ataca y contrataca, lleva un riesgo: condiciona y preconcibe al futbolista mexicano como una víctima.

Cuando Osorio se hizo cargo de la selección mexicana se comprometió a fortalecer un equipo con un futbol propositivo, dominante, y no un náufrago desesperado entre la marea del adversario.

Hay una enorme diferencia entre prometer una selección mexicana proactiva y terminar en la auto-indulgencia de que sea reactiva.

"Toda mi estrategia (para enfrentar a Alemania) se fue al traste", explicó Osorio al lamentarse de las lesiones de Guardado, Reyes, Araujo y los hermanos Dos Santos.

Utilizando sus propios términos: ¿cómo, entonces, debe reaccionar el "cerebro reptiliano" de Juan Carlos Osorio si siente que su organigrama futbolero ante Alemania se le desmoronó? ¿Atacar o huir?

Hasta este momento en que yo elucubro y Usted religiosa y estoicamente lee, a los jugadores de futbol había que fortalecerlos en la cancha, con futbol y con trabajo que desarrolle credibilidad plena a su entrenador.

Claro, la visita al diván es indispensable, pero, el mismo Osorio lo reconoció "debo mejorar mucho en liderazgo de grupo", y por eso le llevaron a Imanol Ibarrondo, el profeta de los abedules, y a Gerardo Torrado, al cual le permiten acercarse muy poco al grupo.

Y claro, para reforzar la elocuencia en el vestuario y en la cancha, la presencia de Rafa Márquez fue reclutada por el mismo técnico colombiano.

Deseable es que las charlas en el búnker del CAR, sean más de futbol, y de orientaciones más puntuales y claras que desviarse para tratar de explicar las complejidades del "cerebro triúnico", que de poco, pero muy poco le servirá al Chucky Lozano la teoría del "cerebro reptiliano" cuando tenga que enfrentar el 17 de junio al fantástico Kimmich.