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'¡Eeeeeeh!' FMF!, ahora el grito debe ser tuyo

MOSCÚ -- La FIFA se frota las manos. México se muerde las uñas. El grito de "eeeeeeh...", serpenteó en el Estadio Luzhnikí de Moscú.

Es hoy un punto de conflicto entre FIFA y el Comité Organizador de Rusia 2018. Los tiempos de alegatos y explicaciones caducaron.

México quedó afónico en la mesa de apelaciones, ante el tribunal, mientras en la tribuna el canto sigue siendo poderoso.

Y ocurrió en el Luzhnikí como una urgente terapia colectiva. No fue inmediato. Fue catártico. Perdió su usanza folklórica para convertirse en un acto de sanación.

Fue, en su momento, afianzarse a un recurso para columpiar su angustia, porque en la cancha México mandaba, pero no consumaba ahí, en el marcador, esa esclavitud sobre Alemania.

Hoy, la FMF tiene un nuevo y poderoso recurso para tratar de concientizar a algo irrazonable, como es la turba, que sólo necesita una voz, o dos, o tres, para hacer del tendido un orfeón.

Es evidente que México goza de cierta inmunidad. La muchedumbre itinerante que, cantaría Guadalupe Trigo, "viste la noche de charro y se pone al cantarle al amor", en este Moscú, en el que las rusas se convierten ya en activistas de la mexicana alegría, ha llegado cargado de rublos que desperdiga en los negocios con singular despilfarro.

Pero, la FMF tiene en sus manos la posibilidad de una nueva campaña: el triunfo de México sobre Alemania. Las hazañas, las proezas, tienen esa liquidez anímica que puede comprar voluntades.

Por primera vez, la selección mexicana ha rebasado las expectativas, tan efímeras como puedan ser, de sus propios seguidores.

Hoy, el Tri, es dueño de la impulsividad de su afición. Vamos, en términos del mismo Juan Carlos Osorio, hoy el Tri puede ser el Freud del cerebro reptiliano de sus seguidores.

Y si México, su selección, pudo con Alemania, ¿acaso no pueden ellos con la explosión tan aburrida, como ofensiva de su alarido, que la FIFA considera homofóbico, especial e irónicamente en uno de los países más homofóbicos del mundo?

Cierto, suena a chantaje, aunque en la legitimidad del trueque emocional: "yo puedo, tú puedes; yo debo, tú debes; yo quiero... ¿tú quieres?".

Bajo ese escenario, en ese momentum especial de veneración a sus jugadores, ellos mismos pueden ser quienes retomen la moneda de canje.

Ciertamente, la FIFA y el Comité Organizador están acercando a una situación extrema. Las multas no dañan a nadie. La FMF es una de las federaciones más ricas del mundo por esos 130 millones de feligreses cautivos dispuestos a depositar su óbolo en el cepo.

Cierto: parece difícil pensar que la FIFA y el Comité Organizador Rusia 2018 se atrevieran a una sanción deportiva contra México. Primero debería llegar la amonestación, la amenaza, pero parece que están siendo orillados a ello.

Por eso, en este instante en el que tiene a los mejores oradores, los Demóstenes de la gloria oportunista, el mensaje de los jugadores puede ser mejor escuchado que nunca.

Esa, la promesa flotante, intangible del Quinto Partido, es la mejor moneda para comprar voluntades...

Y si estoy equivocado, venga, aguanto el grito... el que sea...