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Sólo hay una garantía: ante Brasil, va el mejor México posible

SAMARA -- Ciertamente fue un ridículo: se vieron como esos bobalicones y ternuritas de cachorros que persiguen infatigablemente su propio rabo.

Pero más allá de ese delirio de acoso que exhibieron algunos jugadores del Tri en redes sociales, debemos quedarnos con los juramentos aislados.

Creamos, porque no hay motivo para dudar, que, como afirman en su gacetilla, sanarán heridas, resanarán errores y se pondrán en pie de guerra ante Brasil.

Por eso, algo es cierto: el mejor México posible saldrá este lunes a la cancha de la Arena Samara ante los poderosos brasileños del clavadista Neymar.

Cierto también: esto no garantiza nada, pero, cierto también, está más cerca de una hazaña, como debe considerarse el vencer a Brasil.

Pero, al final, y por eso podemos creer en las promesas, detrás de los lloriqueos innecesarios, que emitieron Javier Hernández, Rafa Márquez y Marco Fabián.

Partamos de eso: la mejor selección disponible salta ante Brasil. Puede ser insuficiente, puede ser suficiente, pero debe ser imprescindible e innegociable.

¿Y entonces? Evidentemente Juan Carlos Osorio ha diseccionado a Brasil. Y aunque se le indigestan los cambios, y se obnubila en los tiempos y en la elección de jugadores para hacer sustituciones a veces, parece tener muy en claro la trascendencia colosal de la cita.

Ya demostró su habilidad. Supo acertar ante Alemania y ante Corea del Sur. Y supo acertar hasta para equivocarse, conscientemente, ante Suecia, según lo dijo en la conferencia de prensa. "Mi pecado", subrayó.

Hay entrenadores que intentan ponerle la cereza al pastel con películas de motivación o con poderosas arengas antes del partido.

Rudy, por ejemplo, fue durante mucho tiempo el filme prodigioso que usaron los entrenadores de cualquier disciplina. Si Rudy, pudo, tú puedes.

Pep Guardiola usaba pasajes de la película Gladiador en algunos momentos con el Barcelona, y entrenadores de futbol americano ajustan su propia versión a la aseveración de Vince Lombardi: "La victoria no es lo más importante, es lo único".

George Steinbrenner decía que "ganar es la segunda cosa más importante, sólo después de respirar. Entonces, respiro, después gano".

Uno de los discursos más intensos en alguna película sobre deportes, es sin duda la de Al Pacino en el papel de Tony D'Amato, en Any Given Sunday.

"Cualquier domingo de estos, van a ganar o perder. El punto es: pueden ustedes ganar o perder como hombres", expone Pacino/D'Amato después de una fuerte arenga de varios minutos.

Insisto: Osorio y los jugadores, ante Brasil, ante el muro infranqueable detrás del cual está el Quinto Partido, van a presentar este lunes al mejor México posible.

Y no es novedoso. Porque seguramente lo intentaron Miguel Herrera ante Holanda, y Javier Aguirre jugando con diez (sí, con el Bofo Bautista) ante Argentina, y Ricardo LaVolpe ante la misma albiceleste.

Y si hay algo en lo que coincido plenamente con el técnico colombiano es en aquella reflexión infidente previa al juego con Alemania: cada jugador debe saber qué quiere y qué tanto lo quiere. Ese, el secreto de jugar por el juego.

Antes del partido entre México y Estados Unidos para definir el boleto a la Copa Confederaciones en el Rose Bowl de Pasadena, un relajado y dicharachero Ricardo Ferretti, se sinceró.

"Yo ya les enseñé todo lo que tenía que enseñarles a estos cabrones... ahora está en sus manos (vencer a Estados Unidos)", dijo encogiéndose de hombros. Y ocurrió.

Este domingo, el mismo Osorio se acercó a Hérculez Gómez durante el reconocimiento de cancha, y la frase tiene muchas implicaciones: "Uno se prepara toda la vida para un partido como estos (ante Brasil)".

Y aquí, ante Brasil, encaja una de las medias verdades de Ricardo LaVolpe: "El 90% del resultado es de los jugadores, el 10% es del entrenador".

Este lunes, ante Brasil, queda claro, a partir del silbatazo, el 100 por ciento del partido estará en las gónadas, en el talento, y en el que cada jugador sepa lo que quiere y cuánto lo quiere.