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Higuera: cuando un Don Juan cuida el convento

LOS ÁNGELES -- Es ley de vida. El tipo que maneja con perversidad terminará bajo las llantas de su propio coche. El suicidio lo conjuga el destino en tercera persona.

Hoy, José Luis Higuera debe ser el tipo más vituperado por la nación chiva y más vitoreado por la nación americanista. Judas anda suelto.

Maquiavelo se relame los bigotes embadurnados de ironía: un recalcitrante y confeso fanático de las Águilas, maneja -con aparente perversidad--, al, alguna vez Rebaño Sagrado. Don Juan cuida del convento.

Y en la más incorregible burla, el mismo personaje, que como epitafio de su propio bautismo, fue condecorado por Ricardo Peláez como #ElPelagatos2.0, esta misma criatura fue quien le dio a Chivas, el personaje más venerado en los últimos años: Matías Almeyda.

Más allá de su caravana de tropiezos, excentricidades y mentiras, la afición del Guadalajara debe reconocer que a su técnico multicampeón lo contrató el mismo personaje que hoy acribillan en redes sociales.

Ciertamente la llegada del Pelado Almeyda fue escoltada por formas miserablemente ruines, porque con El Chepo de la Torre aún al cargo, el argentino recaló en Guadalajara "sólo de visita por unos días", pero con su séquito de auxiliares y 15 maletas.

Mientras Almeyda se acomodaba en el hotel, el Chepo se acuartelaba a piedra y lodo en su oficina de Verde Valle. De manera promiscua, con el consentimiento de Jorge Vergara, #ElPelagatos2.0 (dixit Peláez), envió a Néstor de la Torre a que fungiera de Caín.

Con aires fallidos de comediante, con pretensiones culteranas de ser modelo sin conseguirlo, con el arma -ajena-desenfundada siempre ante los medios, Higuera debe ser contemplado con cierta compasión, más allá de la precisión que tuvo al elegir a Almeyda.

#ElPelagatos2.0 (dixit Peláez), sigue órdenes, y ha mostrado una empatía absoluta con la vileza de quienes le ordenan. No sólo echó a Almeyda, sino que además invocó todo el peso inclemente del inexistente #PactoDeCaballeros y lo vetó en el futbol mexicano.

Tan fecunda es su locuacidad, su verborrea, que Monterrey, Pachuca y León, además de la selección mexicana, borraron al argentino de su lista, y con todo y sus cinco trofeos ganados con el Rebaño, fue expulsado con rumbo a la MLS, que con frecuencia ha sido el traspatio del futbol mexicano. Y a veces, ha sido al revés.

Hoy, Higuera limpió el plantel de la legión aquella de las camisetas volteadas, cuando los jugadores decidieron uniformarse al revés, como protesta por la falta de pagos de primas.

¿Quién o quiénes denunciaron a los cabecillas, quién o quiénes fueron los soplones, los Judas? Y no, no sea Usted mal pensado, nada tiene que ver con que Higuera proteja a Alan Pulido y a La Chofis López. Por favor, no sea mal pensado.

Amenazando a jugadores con que deben reportarse con su Zacatepec o salir de Chivas, ha desterrado a tremendas promesas, entre ellas Edson Torres y J. J. Macías, y ha reclutado a 17 jugadores.

Y Zacatepec, generalmente, con #ElPelagatos2.0 (dixit Peláez), se ha convertido en el camposanto de las Fuerzas Básicas de Chivas, con el atolondramiento o permiso o ignorancia, de Amaury Vergara.

Cómico frustrado, maniquí venido a menos, se ha convertido este aficionado americanista en un dudoso Quijote de la resurrección de Chivas. El Diablo le robó las llaves a San Pedro.

Amante de jugar en las redes sociales, para solaz esparcimiento de un grupo de sus #chivahermanos, ha amenazado con dar un golpe seco en cuestión de horas o días, con una contratación bomba.

Dicen, quienes lo conocen, que justo este mismo 24 de diciembre soltaría tal noticia impactante, sólo para dejar en claro, que en medio de páramo de felicidad que vive el Guadalajara, puede ser el Santa Claus o al menos uno de sus duendes... o uno de sus renos.

¿Será Jesús Molina? Una tercera opción en el Monterrey, para pasar a ser el eje de Chivas, con todo y su pasado inolvidable con América.

Mientras tanto, la afición de Chivas, exiliada al sofá durante las últimas liguillas, al menos en las adivinanzas que "el tío" Higuera le tira como carnada en redes sociales, traga a diario desde el dulzor de la esperanza, hasta el amargo del desencanto.

Por eso, insisto, es ley de vida que el tipo que maneja con perversidad termine bajo las llantas de su propio coche.