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América, el aristócrata del #ÓdiameMás

LOS ÁNGELES -- El Clausura 2019 es la apertura a numerosos retos dentro del futbol mexicano. Las puertas entreabiertas ocultan misterios inquietos, las puertas cerradas, los han resuelto.

Campeón vigente, el América añade a su ya fastuoso y altanero rostro e indumentaria de #ÓdiameMás, una sonrisa más ancha, más torcida, más cargada de ese delicioso sarcasmo del villano arrogante, pero vencedor.

Y mientras aplaza su primer partido, América se apoltrona en ese nicho incómodo del desdén a sus semejantes, a sabiendas de que a partir de este fin de semana, el resto, los otros 17 perdedores del Apertura 2018, tienen dos mandamientos; uno de ellos, descarapelarle la corona al petulante aristócrata del futbol mexicano.

Masticando aún sus propias entrañas, Cruz Azul es el caudillo de los 17 fracasados. La Máquina siguió comprando engranes. El horizonte le aterra: ¿22 años sin un título de Liga? Ha roto 21 espejos inmisericordemente.

Las cicatrices ilustran... pero sólo a quienes saben leerlas. Pedro Caixinha y Ricardo Peláez son de esos, de los que leen hasta en Braille los mensajes ocultos.

"Quiero que (en el Clausura 2019) Pedro voltee a la banca y encuentre soluciones", advirtió Peláez tras recoger las banderas azules rotas y mancilladas del campo de batalla, donde algunos murieron en la víspera del juego mismo.

¿Hay un mensaje cifrado, oculto? Los criptógrafos dirían que Peláez alude a Miguel Herrera. No ganó El Piojo, sino que perdió el guango arsenal de Caixinha.

Pero, también, los soldados son reflejo del mariscal. En América todos empuñaron bayonetas, y en Cruz Azul, algunos empuñaron gladiolas. ¿Quién se pintó para la guerra y quién se perfumó para la paz?

Sin duda, Cruz Azul, que omitió el privilegio de aplazar su primer juego, es más candidato al título hoy que hace seis meses. No hay descanso para el que no se ciñe laureles. Y las sienes celestes tienen 21 años sin merecerlas.

Y claro, en La Noria encienden veladoras y hasta algún clandestino rito satánico para que su rival en La Final sea de nuevo el América. Porque la venganza sabe más a miel mientras más se cocine con hiel.

Detrás de ellos, en otros tiempos, debería citarse a Chivas. Pero se sometió a una purga. Y es un acertijo. José Saturnino Cardozo armó al equipo que quiere, con el dinero que se puede.

Sin embargo, a la distancia, parece que el Guadalajara recurre a parches. De aquella investidura que levantó cinco trofeos, dignos sin duda el de Liga y el de Concachampions, queda sólo el amargo recuerdo de tiempos felices. Y el Mundial de Clubes lo sepultó bocabajo.

Avariciosos, oligarcas, exuberantes, pero frustrados, los equipos regiomontanos están urgidos de nuevo protagonismo. Monterrey y Tigres, de alcurnia en alquiler, se sienten incómodos entre la pelandusca.

Rayados hizo el fichaje estelar, hasta el momento. Maximiliano Meza fue reclutado por cinco años. Su cuenta bancaria se engordará con 10 millones de dólares. Si cumple algunos requisitos, serán 15 millones de dólares.

Tigres, en tanto, ahora tendrá al Tuca Ferretti a tiempo completo y ansioso de redimirse, luego de que 2018 fue un año de calamidades. Su contoneo por el Tri, como emergente, lo llevó a la sala de emergencias de psiquiatría. Regresará desintoxicado.

El resto, aparentemente, será eso: el resto, en este Clausura 2019, en el cual, claro, con la puerta de los misterios entreabierta se agazapan, afortunadamente, conmociones inesperadas.