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El in-TUCA-ble Ricardo Ferretti

LOS ÁNGELES -- En Monterrey, en el vecindario de Tigres, hay dos facciones: los que están a muerte con el Tuca y quienes ya tienen años con el sarcófago listo, pero el invitado no llega. Habeas corpus.

Pero - aclaro -, alegórica, metafóricamente, es más probable que Ricardo Ferretti le arrebate las llaves a San Pedro y lo ceda a préstamo, con opción a compra, como a cualquier novato o extranjero de Tigres, después de estacionarle su Ferrari.

Ferretti se ha vuelto intocable... o in-Tuca-ble. Y sigue amparado bajo el sonsonete reiterativo de "estamos muy tristes", "estamos decepcionados", "hemos fracasado", casi con una lágrima hipócrita y forzada asomándose desnuda en la niña de los ojos. Por dentro seguro, en perfecto idioma tucaleño, sonríe con un "me vale 'madghe'".

En la Final de la Copa Libertadores, ante el River Plate más sensible de la historia (devastado por lesiones y traspasos), con el plantel más poderoso del continente, Ferretti decidió jugar al ratón pudiendo y debiendo ser el gato... y perdió.

Insisto, antes se desafilian del equipo hasta sentimentalmente la UANL y financieramente Cemex, a que sea extirpado el Tuca.

"Lo tengo porque es muy trabajador no para que gane títulos", dijo el ingeniero Alejandro Rodríguez, alguna vez en una defensa casi obscena del entrenador brasileño.

Y ciertamente, no se trate de que un cataclismo termine tragándose al Tuca, vamos ni con la derrota ante Monterrey en la Final de la Concachampions, y la obsesión frustrada de sus dirigentes de ir a una Copa Mundial de Clubes.

Se trata, sin embargo, de que al menos, alguno de sus directivos, lo confronte, le exija, le imponga, una devoción absoluta para ofrecer un título internacional, con un plantel tan ganador como la nómina multimillonaria que ha venido manejando desde su llegada a Tigres.

Difícil precisar, pero ¿le tendrá más miedo la directiva de Tigres a Ferretti que el miedo que el Tuca tiene a las finales de torneos internacionales? Queda claro que, en el vestuario, previo a estos duelos, o le tiembla la muñeca o le tiembla la voz.

Grave aún más si Monterrey le pasa por encima, con un plantel poderoso en jugadores, pero con un entrenador al que hasta la misma afición de Rayados lo ve cometiendo torpezas y observa cómo la anarquía de supervivencia obliga a los jugadores a rebelarse y revelarse en la cancha.

La realidad es esa: Tuca Ferretti jugó al ajedrez y no le ganó el adversario, le ganaron sus fichas moviéndose solas.

Afortunadamente para Tigres y su domador, se acerca una doble oportunidad. La primera, un golpe mediático ante Chivas, un equipo que dio su mejor partido ante León, y que seguramente ahora volverá al diván, y como Nerón verá cómo se incendia Roma.

Seguramente Ferretti estará administrando fuerzas y esfuerzos, aunque por antecedentes, reiterados, es capaz de mandar a su mejor equipo a la cancha, como lección y reprimenda de la sumisión ante Rayados.

Y la segunda oportunidad es la Liguilla. Inamovible sublíder, la lógica, esa voluble arpía del futbol, podría emplazar a un juego en Semifinales o la Final con Rayados, con el cierre en el Universitario.

Es indudable que en el horizonte mexicano, ganar la Liga es una condecoración muy superior a una Concachampions que es, simplemente, la exaltación del eventual Rey Tuerto en la comarca concakafkiana (diría Guillermo Chao Ebergenyi) de los ciegos.

Sin embargo, de cara el futbol mexicano se vienen más torneos regionales y el reencuentro con la Copa Libertadores. Tentaciones para muchos equipos del país, excepto, claro, para uno, en Monterrey.

¿O llegará el momento en que Ricardo Ferretti deje de ser inTUCAble?