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Damián, a lo grande; Chaco, a lo Cruz Azul

MÉXICO -- El futbol te ofrece esas caras que lo hace único. Cara o cruz. Luz y sombra. Este final de temporada nos muestra de manera increíble la forma en cómo dos iconos futbolísticos, ídolos de la afición, se despiden de sus equipos a los que les dieron todo como profesionales.

Sin embargo, en este adiós, se ve con suma tristeza la forma en cómo se despiden de sus clubes. Una ‘Chilindrina’ que dice hasta pronto por todo lo alto, entre lágrimas de felicidad, cobijado por miles de aficionados, y un ‘Chaco’ que sale por la puerta del estacionamiento de La Noria rodeado de una decena de reporteros, a quienes les revela que es la primera vez que le sucede esto es su prolífica carrera.

Sol y sombra. Dos maneras de tratar a sus futbolistas. Sólo habría que ver la declaración de Caixinha, quien ni tardo ni perezoso, aseguró gélidamente que en el futbol hay que tomar decisiones. Tienes razón, Pedro, pero la determinación de que se vaya el Chaco tiene una manera fría y sin adornos para un futbolista con una vergüenza deportiva espectacular y ejemplar. Como él pocos, contados con la mano.

‘Chaco’ es ídolo de un equipo que necesita de figuras que defiendan con heroísmo una maltrecha playera que en los últimos 20 años ha sido pisoteada por la historia y jugadores que la han vestido sin dar nada. Giménez debió salir (aún es tiempo) por la puerta de adelante, en un homenaje en el Estadio Azul con el reconocimiento y aplausos de la gente, la misma a la que no dejó de regalarle una sonrisa o un autógrafo. ¿Es difícil de entender? Imposible. Cuestión de tacto, grandeza institucional y sobre todo de honrar a quienes honraron con sudor la playera cruzazulina. Bueno, hubiera sido más digno que Christian, en una improvisada rueda de prensa, anunciara su adiós de La Máquina. No fue así y entre la soledad se va el último guerrero de la estirpe celeste.

En cambio, Damián Álvarez, un jugador todo entrega de los Tigres dice adiós también con el trofeo en las manos. Ricardo Ferretti aseguró que el de origen argentino podía hacer lo que quisiera en el club, porque lo iba a respetar. El homenaje espontáneo a Damián, sin duda, es la mejor despedida al futbolista que llenó de lágrimas su salida del cuadro norteño. La solidaridad de sus compañeros, quienes le dieron el gafete de capitán para alzar la Copa es la muestra clara de la unión de grupo que le dio el título a la dinastía universitaria.

El futuro ahora es lo de menos. Damián Álvarez decidirá lo que debe hacer y Christian Giménez, obligado por las circunstancias, se exiliará seguramente con el Pachuca, otro gran equipo que valora la importancia de ser ídolo y cobijar a los que han dado la vida por su playera. Si no pregúntenle a Óscar Pérez, quien ha expresado su cariño por los colores Tuzos, lugar donde los grandes se van como grandes. Pobre Cruz Azul tan alejado de su grandeza y tan cercano a su pobreza no sólo de títulos en los últimos 20 años, sino a su miseria directiva que lo tiene como lo tiene, en el hazmerreír del futbol mexicano. Sin duda otra vez la cruzazuleó.

@Rene_Tovar