Locomotora Castro, tras otra utopía

El viernes, en el Celebrity Theater de Phoenix, Arizona, el interminable argentino Jorge "Locomotora" Castro se enfrentará al kazajo Vassily Jirov, campeón de los cruceros de la Federación Internacional de Boxeo (FIB), en una pelea que se le presenta demasiado desfavorable

Por SEBASTIÁN CONTURSI

Definición de la palabra utopía según la Real Academia Española: proyecto irrealizable. Definición de utopía según la sabiduría popular boxística: un peso mediano natural, de 34 años de edad, engordado artificialmente, intentando vencer a un campeón mundial invicto, siete años menor, considerado como una de las "estrellitas" del boxeo actual.

Similitudes con la realidad no son sólo coincidencias. Porque lo cierto es que la segunda definición de la palabra utopía se parece mucho a lo que le espera al interminable Jorge "Locomotora" Castro, quien el viernes por la noche en el Celebrity Theater de Phoenix, Arizona enfrentará al kazajo Vassily Jirov, campeón de los cruceros de la Federación Internacional de Boxeo (FIB).

Cuando se trata de analizar a Castro, su innegable talento y probado coraje, su acostumbrada falta de profesionalismo, pero, sobre todo, su enorme carisma forman un cocktail explosivo que termina desatando una puja entre lo que emana del corazón y lo que dicta la razón, si es que ésta última tiene alguna incidencia en este extraño fenómeno que es el boxeo.

Sin embargo, es (o debería) ser obligación del analista despojarse de cualquier elemento emocional condicionante y rendirse ante la evidencia, por más cruda que ésta sea.

En este caso, los elementos de juicio con lo que se cuentan indican que, por segunda vez en menos de un año y medio, Castro está embarcado en un viaje de pronóstico muy desfavorable.

Desde ese barco aventurado en aguas tormentosas pueden verse allá a lo lejos aquellos tiempos de gloria, cuando el argentino era imbatible en su país y terminaba por coronarse campeón de los medianos de la Asociación Mundial de Boxeo (AMB). Pero claro, esa imagen se hace cada vez más difusa, ya que desde que Castro resignó el cetro (diciembre del '95) ya han pasado más de seis años, una eternidad en el mundo de los hombres de narices chatas.

Pero como Castro está hecho de acero, nunca pensó en el retiro y siguió adelante con su exitosa carrera, al punto de acumular hoy nada menos que 129 peleas (119 victorias, 7 derrotas y 3 empates, con 82 nocauts).

No obstante, los años no vienen solos. Generalmente, traen muchos kilos de más. Por eso, durante los últimos tres años, el peso promedio de "Locomotora" ha sido aproximadamente 82 Kg. Aún cuando en teoría esto no lo favorece -su pegada no es ni remotamente la misma de antes- Castro se las arregló para ganar 16 de sus últimos 18 combates, si bien es cierto que no tuvo gran nivel de oposición.

Para acceder a esta nueva chance mundialista (la cuarta en su carrera), "Locomotora" venció en octubre pasado en una eliminatoria al estadounidense Imamu Mayfield. Aquella fue su mejor actuación en mucho tiempo. Pero también es cierto que Jirov es mucho más que el apático Mayfield.

Entonces, para tener una idea aproximada de lo que puede suceder con Castro, hay que remontarse a diciembre de 2000, cuando el adversario fue el cubano Juan Carlos Gómez, campeón de los cruceros del Consejo Mundial de Boxeo (CMB).

El resultado de aquella noche de Hamburgo habla por sí mismo: Gómez superó totalmente a Castro de principio a fin y terminó inflingiéndole su primera derrota antes del límite en 14 años (nocaut técnico en el décimo asalto).

En la consideración de los expertos del boxeo mundial, Jirov está ubicado sólo un peldaño por debajo de Gómez, entre los mejores cruceros, con el detalle extra de que, a diferencia del cubano, el kazajo posee un devastador poder de fuego.

Sin embargo, Castro es algo así como el Bruce Willis del boxeo argentino y, de acuerdo a su pensamiento, nunca hay obstáculo que pueda detenerlo.

LA APUESTA ES SALIR A BOXEAR
"Si estoy con las luces encendidas, puedo hacer que Jirov pase vergüenza. Voy a intentar boxearlo. Sé que con una sola mano no le voy a hacer daño, pero sí con varias. Si trabajo bien a la zona baja, como hice con Mayfield, después puedo tirarle a la cabeza", señaló Castro en dialogo con ESPNdeportes.com.

"Siento que me faltan el respeto. Me siento rebajado al máximo. Después de todo, yo he peleado con los mejores, como Roy Jones Jr. o Terry Norris, y Jirov no ha peleado con grandes nombres. Hay que ver qué pasa cuando le pegue en los primeros asaltos", afirmó Castro, en referencia a los números de las pizarras de Las Vegas, que dan como favorito a Jirov por 30-1.

De todos modos, la habitual confianza de Castro (apostará 10 mil dólares a su triunfo) choca abruptamente con algunos detalles negativos de su preparación, que sumados al ya de por sí exigente rival, conforman un panorama bastante oscuro.

"Lamentablemente, no pude encontrar spárrings zurdos en Argentina. Por eso, tuve que guantear solamente con Marcelo Domínguez, Pedro Franco y el pibe Cristian Sanabria. Pero no es lo mismo", fue la confesión de Castro, quien en realidad nunca fue un ejemplo en sus entrenamientos.

Esta vez, en su esquina estará el uruguayo Julio García, entrenador de Julio César Vásquez, entre tantos otros.

Sin embargo, poco será lo que pueda hacer el experimentado García ante tantos factores adversos. Otro de ellos, es la crónica lesión en el hombro derecho del argentino.

"La semana pasada estuve con una inflamación en los tendones del hombro. Por eso, el día de la pelea voy a subir infiltrado, como hago habitualmente".

Y... SI NO LE TIENEN FE
La figura de Jirov (30-0, 27 KOs) ha crecido tanto en los últimos tiempos en los Estados Unidos, que el mismísimo Ray "Sugar" Leonard se interesó en él y recientemente se convirtió en su promotor en el país del Norte (organizará el combate del viernes en asociación con el inglés Panos Eliades, ex promotor de Lennox Lewis).

Alto, zurdo y de estilo frontal, tan característico en los boxeadores de la escuela soviética, Jirov es hoy en día el héroe local de Arizona, estado en el que se radicó en 1996, luego de obtener la medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996.

Si bien es cierto que, tal como dice Castro, todavía no se ha topado con grandes rivales, su gancho de zurda al hígado se ha convertido en su marca registrada ("Para esta pelea, el hígado me lo voy a extirpar, así que no me lo va a poder encontrar", bromeó el argentino al respecto).

Por eso, esta será una gran prueba para Jirov, ante un ex campeón mundial de la talla de Castro y ante su propio público.

Sin embargo, Leonard no piensa lo mismo, ya que durante los últimos días sólo se dedicó a buscar la pelea ante Roy Jones Jr. para su pupilo (uno más en la larga lista), y ni siquiera reparó en Castro.

Si bien es cierto que Jirov es amplio favorito, Leonard debería saber que entre las definiciones de la palabra utopía, en los diccionarios de Sudamérica existe otra: "Proyecto irrealizable. Aunque si Castro está involucrado, la puerta para la sorpresa siempre está abierta".

- ESPNdeportes.com


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