En teoría, de acuerdo con la ley, Óscar de la Hoya debería ser parte de la rivalidad que por años han construido en el boxeo mexicanos y puertorriqueños. Su saldo ante boricuas fue positivo en cuatro combates logrando tres victorias de cuatro posibles, y si quisiera, el pugilismo de la Isla también podría contar el triunfo de Félix 'Tito' Trinidad sobre el 'Golden Boy' como uno de los más grandes; sin embargo, no ha terminado por ser aceptado de esa forma, al menos no entre la mayoría.
De la Hoya, un promotor incansable del boxeo mexicano y de sus raíces en Durango y Baja California, recibió su carta de naturalización en 2002. "Este momento es muy especial en mi vida. Me hace sentir más orgulloso de mis raíces y, como siempre he dicho que México tiene a los mejores boxeadores del mundo, ahora me pueden incluir en ese grupo", pidió entonces el campeón mundial en seis diferentes divisiones.
Sin embargo, hay cosas que le hacen pensar al fanático mexicano común en que no debería ser considerado, el principal de ellos, que venció dos veces al gran ídolo del boxeo azteca, Julio César Chávez, y eso le costó mucho tiempo a la afición perdonárselo, si es que ya se lo perdonaron.
Parecería chovinista no darle la posibilidad de ser incluido como mexicano en la rivalidad, aunque también habrá que señalar que muchos de sus grandes logros fueron antes de que se obtuviera la nacionalidad mexicana, entre ellos la conquista del preciado metal dorado en los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992, además de sus cuatro duelos ante boricuas y eso, a la hora de decidir si debería ser incluido, pesa.