<
>

Yuirorkis Gamboa y Guillermo Rigondeaux luchan por sus carreras

Lejos del idilio con la gloria o distantes de aquello que prometieron al inicio de sus carreras profesionales, los cubanos Yuriorkys Gamboa y Guillermo Rigondeaux suben al cuadrilátero en las próximas semanas con la urgencia de mantener a flote sus carreras. No parece existir mañana, especialmente para Rigondeaux, en caso de una derrota ni tampoco una certeza de que la victoria les abrirá las puertas a combates con mejor remuneración.

En medio de ese capítulo que hasta puede ser el último y con poco más de un mes de diferencia entre las dos batallas, Yuriorkys Gamboa enfrentará el cinco de mayo en Las Vegas al mexicano Robinson Castellanos y el 17 de junio, también en Las Vegas, Guillermo Rigondeaux, súper campeón AMB de las 122 libras, se las verá con el monarca regular, el invicto mexicano Moisés Flores.

YURIORKYS GAMBOA

El presente de los dos ex medallistas olímpicos hace un buen rato que dejó de ser un caso estrictamente deportivo y se volvió una ecuación puramente comercial, en la que es Gamboa el único que parece salir mejor librado. El "Ciclón de Guantánamo" suma algunos factores positivos en contraposición a la caída de sus acciones deportivas. Firmó con Golden Boy Promotions que intenta venderlo como "el regreso soñado" y encontrarle una nueva oportunidad de título, tal vez, en las 130 libras.

Gamboa, al contrario de Rigondeaux, intentó adaptarse al profesionalismo comercial y no le fue tan mal. En sus combates no rehuyó el intercambio, buscó ser emocionante en su boxeo y las caídas a la lona o la irresponsable subida a 135 para enfrentar a Terence Crawford (en su única derrota) fueron la principal consecuencia.

Hubo errores propios y ajenos en el manejo de su carrera, en la cual no se supo valorizar sus acciones en el mejor momento de la misma (2010-2011) cuando era campeón pluma AMB y venció a rivales de mucho respeto como Jonathan Víctor Barros, Orlando Salido, Jorge Solís o Daniel Ponce de León.

La caída de Gamboa, fue ayudada - también hay que señalarlo - por una condición física que no lo ayudó a crecer en este negocio. Gamboa es un pluma natural que no debió ir más allá de las 130 libras, pero se le empezó a complicar hasta para dar ese peso. A los inconvenientes con el tonelaje, suma su limitada distancia en el brazo, algo que le complica mucho la estrategia ante hombres que siempre son más grandes, más fuertes y lo superan por varias pulgadas en distancia.

Con 35 años sobre sus espaldas, con solo cinco peleas en los últimos cuatro años, largos períodos de inactividad y un boxeo que en su más reciente batalla contra Rene Alvarado no consiguió mostrar el mismo brillo de sus inicios, en absoluto lo de Gamboa luce como un renacer. Más bien, este nuevo comienzo, bajo la sombra protectora de Golden Boy Promotions, se aproxima a un acto de pura sobrevivencia de un nombre que aún despierta emociones entre la fanaticada.

GUILLERMO RIGONDEAUX

La situación de Guillermo Rigondeaux no hay dudas en considerar que luce hasta más dramática que la de Gamboa. A él no le alcanza con ganar, sus victorias nunca le han permitido suponer que le permitirán lo obvio: unificar con los demás campeones de su división.

O bien esos rivales suben a 126 libras o simplemente lo evitan por una u otra razón. No necesariamente sienten miedo a enfrentarlo. A lo sumo puede ser algo así como "la existencia de miedo a los riesgos o las consecuencias de enfrentarlo", es bueno aclararlo. Rara vez son los pugilistas quienes deciden en ese aspecto. Por un lado los manejadores de sus rivales que citan al estilo complicado de Rigondeaux y lo mal que el mismo hacen lucir a sus pupilos. Pero también incide el factor comercial, influenciado por el vaticinio de Bob Arum ,"peleando así (a Rigondeaux) no le encontrarán rivales en el futuro", vaticinó hace unos años) y el poco interés de las cadenas de TV por mostrarlo, juega su papel en el presente de Rigondeaux.

La única tabla que mantiene a flote la carrera de Rigondeaux es su título de campeón AMB y es cierto que su carrera sobrevivirá buscando a quien acepte enfrentarlo mientras siga ostentando la condición de campeón.

A los 36 años de edad, sin rivales dispuestos a enfrentarlo en 122 libras, sin interés comercial en mostrarlo en grandes carteleras y sin capacidad de subir a 126 libras y menos a 130, para buscar otros desafíos, la realidad de Guillermo Rigondeaux es una sola: no puede perder ante Moisés Flores. Su título es el único tanque de oxígeno con el que cuenta su carrera.

No es una novedad recordar que el viaje de Guillermo Rigondeaux dentro del profesionalismo encontró un límite en las 122 libras, el cual parece imposible de superar. Su estructura corporal no se lo permite y le obliga a manejar sus opciones exclusivamente dentro de una división "de paso" para las grandes figuras que hoy son los protagonistas del momento en las 126, 130 o 135 libras.

En cierta forma, la paradoja del momento actual y los sinsabores en la carrera de los dos ex olímpicos cubanos, tienen a su peso como un factor que los une, aunque desde dos perspectivas diferentes. A Gamboa la incapacidad de mantenerse en el peso donde mejor se desempeña (126 libras) le impidió sostener el brillo. A Rigondeaux, la incapacidad de escapar a su tonelaje natural (122 libras), le impidió buscar la gloria en divisiones superiores, donde, teóricamente, habría rivales dispuestos a enfrentarlo.

Por lo que sea y más allá de las especulaciones para encontrarle una o mil razones a las carreras empantanadas de Gamboa o Rigondeaux, en la antesala de sus próximas batallas, lo único cierto e indiscutible es que están obligados a ganar para "apenas mantenerse a flote" en este negocio.