Boxeo
Carlos Irusta 7y

Matthysse: retorna la máquina

LAS VEGAS -- DE RODILLAS, abrumado, sin fuerzas físicas y anímicas, Lucas Martín Matthysse escuchó la cuenta en el ring de Carson, California. Lo que parecía una pelea complicada pero muy ganable ante Viktor Postol, terminó en una pesadilla. Postol -de largos brazos, frío y especulador- dominó a Matthysse quien, sin respuestas, terminó en el suelo luego de recibir una tremenda cortada en una ceja. “Pensé en que podía quedarme ciego y por eso me quedé en el suelo”, dijo después.

HAN PASADO 18 MESES de entonces. Matthysse volverá a subir al ring, luego de ausencias, anuncios y alguna contradicción. Dejó su campamento en Junín, Buenos Aires, llevándose todas sus pertenencias. Y se fue a su tierra natal, Trelew, junto a su familia. Allí se reencontró con sus padres (Mario, su padre, fue profesional) y su hermana, Soledad, campeona mundial, a quien entrena Mario Narváez, hermano del ex campeón mundial y boxeador y entrenador a su vez. Y no olvidemos a su sobrino, Ezequiel -hijo de Walter, quien también fue una figura profesional-.

Finalmente, Mario Arano -su promotor- se encontró con Oscar De La Hoya y se firmó el regreso para el sábado 6 de mayo, en la misma mega velada que tendrá como estrellas a Julio César Chávez Junior y a Saúl El Canelo Álvarez.

Su rival, Emmanuel Taylor, tiene 20 peleas ganadas con 14 por KO y 4 derrotas, una de ellas con Adrien Broner, en gran actuación más allá del fallo. Sí, Taylor es welter.

Es que Matthysse vuelve en la división superior, ya que toda su carrera fue en welter junior. Como Matthysse, Taylor lleva el boxeo en la sangre porque su padre también fue boxeador y se crio entre guantes dentro de los gimnasios. No le fue mal, ya que logró tres campeonatos norteamericanos y cinco Guantes de Oro como aficionado.

Dicho de otra manera: no será un rival sencillo.

Matthysse viajó tres semanas antes de esta pelea a Indio, California, para entrenar con Joel Díaz, junto con su padre, Narváez, Ezequiel y el preparador físico Federico Wittenkamp.

No será fácil.

A FAVOR, Lucas tiene el hecho de que un buen boxeador siempre tiene herramientas para enfrentar a cualquier tipo de rival. Tal vez su poder de pegada pudiera ser mayor en welter junior, pero igual por factura y calidad de golpes, siempre hace daño. Si bien tiene algunas batallas duras, puede decirse que está a tiempo. De sus últimas 10 peleas ganó 8, 7 por nocaut, y perdió 2, con Danny García (el 14 de septiembre de 2009 en Las Vegas) y ante Postol (3 de octubre de 2015).

EN CONTRA, la larga inactividad, el cambio de categoría -no se sabe a ciencia cierta si es una necesidad natural o una forma de trabajar más cómodo, pero enfrentará a hombres ligeramente más grandes que él-, y ante todo, el gran interrogante: su capacidad ante la adversidad.

Frente a Ruslan Provodnikov (18 de abril, 2015) realizó una gran pelea en la parte inicial, pero luego cedió ante la tremenda presión de su rival. Lucas ganó, y merecidamente, pero tuvo que luchar mucho en una batalla inolvidable. Esa noche demostró todo temperamento, pero dejó alguna duda tras su caída con Postol: la pelea venía mal para él y Lucas prefirió pensar en su salud.

A los 34 tiene diez centímetros más de alcance que Taylor y suma 37 peleas ganadas con 34 KO y 4 derrotas (sus otros dos vencedores, Zab Judah y Devon Alexander, también fueron campeones mundiales y ambos anduvieron por el suelo).

Será una pelea bisagra para los dos, porque Taylor tuvo una gran labor ante Broner, pero sufrió caídas en el último asalto y perdió sin atenuantes. A su vez, Matthysse, luego de tantas idas y venidas, deberá demostrar que sus condiciones y su foco están intactos, apuntando al futuro.

Muchas veces se dice en boxeo que “hay lugar para uno solo” en algunas peleas, porque el que pierde queda fuera de camino. Tal vez no siempre sea tan dramático, pero en este caso, Lucas Matthysse, en Las Vegas, está jugándose una ficha definitoria para su carrera.

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