<
>

Muhammad Ali y Antonio Inoki, primera lucha inter deporte

Contados debieron ser los momentos en que Muhammad Ali no bajó de un ring entre aplausos, y uno de ellos fue la de aquella noche del 26 de junio de 1976 en la Budokan Arena de Tokio, Japón, después de haber empatado tras 15 rounds con el luchador Antonio Inoki en un duelo de exhibición.

Con motivo de la pelea entre Floyd Mayweather y Conor McGregor, el momento inmediato que llega a la mente sobre un caso similar es el de Ali e Inoki, sólo que a diferencia del combate de este 26 de agosto, ese duelo no fue al récord de Muhammad como sí irá al del llamado 'Money'.

Con seis millones de dólares sobre la mesa para Ali, que había recibido cinco por pelear dos años atrás con George Foreman en una de las peleas más recordadas en la historia, finalmente se concretó la pelea que generó mucho dinero y una fama que no quería 'El Más Grande de Todos los Tiempos'.

Los antecedentes señalaron que en alguna convención en 1975 el doble campeón de peso pesado conoció al presidente de la Asociación Amateur de Lucha Japones. Al conocer quién era, Ali pidió a un japonés para enfrentar y ofreció un millón de dólares si lo vencían. La prensa japonesa tomó la cita y al no haber un boxeador de nivel, fue el carismático Antonio Inoki el que levantó la mano para un duelo con reglas especiales, no en el boxeo, no en la lucha, algo especial.

"Si tengo una oportunidad de pelear contigo, te llevaré a dormir a la lona en 10 minutos", escribió Inoki a través de un intérprete.

Inoki, de hecho, fue quien financió el evento al ofrecer $6 millones a Ali.

El camino al enfrentamiento fue un espectáculo circense, en donde Ali utilizó todas sus artimañas y su boconería para darle el bombo a lo que quisieron vender como la "Pelea del Siglo".

Muhammad Ali se supone que iba a boxear e Inoki iba a luchar, pero no hubo en realidad mayor contacto más que las patadas que le dio el japonés toda la noche al astro mundial en un duelo que regaló pocas emociones y ocasionó infinidad de críticas para los protagonistas y los organizadores. Lo cierto es que Ali, luego de ver entrenar a Inoki, exigió que el nipón no pudiese dar patadas voladoras, lanzar patadas al cuerpo y que no podría amarrarle por el cuello, dejándolo sin la mayoría de su repertorio.

La realidad es que Ali entendía que esto sería una exhibición y preguntó, según narrativa publicada en Los Angeles Times en 2016, cuándo sería el ensayo para el espectácaulo. Mayúscula fue su sorpresa al conocer que no habría ensayo y que de parte de Inoki la pelea sería real.

La exhibición fue declarada como empate y años después personas cercanas a Ali consideraron como un error el haber aceptado ese combate que pudo haber resultado catastrófico para Muhammad que justo en ese momento estaba llegando hacia la parte final de su carrera boxística.

Los resultados económicos fueron grandiosos, se llenó la arena, en Estados Unidos el circuito cerrado fue sensacional y hasta la fecha el mundo deportivo sigue hablando de ese combate como algo sui generis, pero de eso a que haya marcado un momento mágico en la carrera de Ali, quedó lejos.

Lo que es un hecho es que entre el desconcierto y la insatisfacción, Ali bajó de ese ring con muchos millones de dólares, no los que espera embolsarse Floyd Mayweather este 26 de agosto, pero al final del día, el objetivo central que era la recaudación de billetes, se había cumplido y con creces.