Boxeo
Bernardo Pilatti | ESPN Digital 7y

El éxito de Lomachenko es un camino fríamente calculado

No siempre los méritos deportivos son suficientes para construir una gran carrera en el boxeo. Para ser el mejor hay que tener el mejor asesoramiento, los mejores recursos logísticos y por sobre todas las cosas, una inteligente estrategia promocional. Cada monarca exitoso ha tenido su propio plan y ninguna carrera es exactamente igual que la otra.

Saúl "Canelo" Álvarez, Floyd Mayweather, o recientemente Anthony Joshua, son ejemplo de ese éxito construido a partir de buenas estrategias comerciales que no necesariamente pasan por lo deportivo, más bien, pasan por el trayecto elegido para ese rumbo deportivo. Es en los escritorios, en las negociaciones inteligentes, en el tipo de combates aceptados, en la importancia mediática o estadística de los rivales elegidos y en el momento que se producen esos combates, cuando se empiezan a fabricar las estrellas multimillonarias de este deporte. No hay reglas para lograrlo y ningún método se repite punto por punto. Los buenos manejadores, transforman la figura boxística a partir de las herramientas disponibles y las potencian hasta el infinito. El ejemplo actual, sin duda, es el de Vasyl Lomachenko.

VASYL LOMACHENKO "SIN ANESTESIA"

Ser exitoso a partir del boxeo mexicano (Canelo), es tener la mitad del camino recorrido. Ser exitoso a partir del boxeo estadounidense y con un pasado familiar de mucho peso mediático (Mayweather) es tener más de la mitad del camino recorrido. Ser exitoso a partir de un gran pasado olímpico pero en un país como Ucrania, es tener todo un camino por recorrer (Lomachenko).

A partir de esa realidad, triunfar para Lomachenko no alcanzaba con su esgrima diferente. Vender su boxeo requería algo más que la promoción de sus cualidades, requería de audacia y por sobre todas las cosas, de la destrucción de los anteriores estereotipos.

Imponerlo "sin anestesia" fue ese recurso que no figuraba en ningún manual. Y así lo presentaron al ucraniano. Bajó en paracaídas sobre una alfombra roja. Viajó de su promocionada gloria olímpica sin escalas hacia el profesionalismo, disputando su primer título en su mera primera pelea de paga. Pero eso solo fue un aviso de lo que venía por delante. Vasyl Lomachenko recién ha celebrado diez peleas como profesional y en todas, sin excepción, ha habido un título universal en juego. Ese logro no cae del cielo, hay negociación de la buena por detrás.

En su primera batalla ganó un cetro internacional y en la tercera se consagró campeón mundial. Cuatro años después de su debut, Lomachenko ya ocupa el tercer lugar en el Top Ten de los mejores Libra por Libra del planeta. Su trayectoria necesariamente algún día deberá ser parte del Record Guinness y algún día también, deberemos celebrar la magia oculta de quien o quienes han diseñado ese atípico aterrizaje en el boxeo profesional. Porque el mérito del ucraniano se reparte entre sus cualidades deportivas y la acertada burocracia en el manejo de su carrera.

DIEZ PELEAS FRIAMENTE CALCULADAS

José Ramírez, Orlando Salido, Gary Russel Jr., Suriya Tatakhun, Gamalier Rodríguez, Rómulo Koasicha, Román Martínez, Nicholas Walters, Jason Sosa y Miguel Marriaga, son los diez rivales enfrentados hasta el momento. En términos matemáticos, la suma de sus combates al momento de enfrentar al ucraniano, arroja un total de 291 peleas de las cuales apenas se contabilizan 27 derrotas y - curiosamente - doce de esas derrotas correspondieron a Orlando Salido, el único que logró vencer a Lomachenko.

No creo que haya sido casualidad que sus dos primeras peleas fueron contra mexicanos y la segunda de esas peleas, fuera contra Orlando "El Siri" Salido, uno de los más populares y queridos fajadores del boxeo azteca. El "efecto mexicano" a la hora de buscar la rápida imposición mediática es un paso inevitable. Manny Pacquiao le debe la gloria a sus guerras contra mexicanos y Floyd Mayweather tuvo siempre tan clara la necesidad del componente azteca en su estrategia, que secuestró para su agenda las tradicionales fechas mexicanas de mayo y septiembre, además de subir muchas veces a pelear con un sombrero de charro sobre su cabeza.

Pero el itinerario hacia la gloria de Vasyl Lomachenko, da otras señales de "estrategia fríamente calculada". Una de esas señales se produjo inmediatamente después de la victoria lograda sobre el ex campeón mundial Nicholas Walters, el 26 de noviembre del año anterior. El rumbo hacia el futuro, tras esa pelea, cae en la zona selectiva, la misma que Mayweather recorrió en el auge económico de su carrera y que el propio Canelo ha utilizado con extrema habilidad comercial.

Luego de Walters, Lomachenko elige a Jason Sosa, un típico rival respetable, pero cien por ciento ganable en su división, para - de inmediato y con total desparpajo - bajar a buscar a su próximo rival en las 126 libras: Miguel Marriaga. ¿Fue esta una señal? Si lo fue, es inocultable la elección ese día de un rival totalmente a modo. El colombiano venía de caer ante el campeón OMB de las 126 libras Oscar Valdez, que por más datos pertenece a la misma promotora (TopRank) que Lomachenko.

Si el ejemplo Marriaga fue una tendencia deliberada, la elección de su siguiente rival no hizo más que confirmarla. Vasyl Lomachenko sigue bajando en la escala de libras a sus oponentes. Para esa estrategia puede haber muchas explicaciones posibles, ganar y adueñarse de sus pasados es una de ellas, pero no hay dudas que desde lo obvio, lo que se ha hecho es enlentecer su carrera para robustecerla, "engordarla" en base a nombres y en esencia, darle el tiempo que necesita el ucraniano para vender la otra imagen, la de ícono diferente y alejado de los estereotipos. Las grandes figuras no solo venden por pelear, también venden por lo que representa su nombre como marca comercial.

LA PREPARACION COMO ATRACCION

Si bien las dos palabras riman (preparación y atracción) en el caos de Lomachenko son parte también de la estrategia para vender su figura como algo diferente. Ya sabemos que su estilo boxístico rompe con lo acostumbrado. Es un elusivo ofensivo con herramientas atípicas en su esgrima y que seduce por la facilidad en el dominio de ese instrumental boxístico. Algo que ya analizamos en una columna titulada "Las claves a largo plazo de Vasyl Lomachenko".

El ucraniano seduce dentro del ring, pero el plan es que también lo haga afuera. Peleando dos veces al año, es una estrategia obvia manejar sus campamentos como otro componente promocional. Y a las historias que se reiteran sobre las ideas de su padre para mejorarle los desplazamientos en el ring mediante la práctica del ballet o golpeando pequeños balones que velocidad alucinante llegan desde cualquier lugar, se suman otras ingeniosas maneras de mejorar su velocidad de golpeo, concentración y reflejos en combate.

El entrenador Robert García fue el encargado de comentar asombrado el estilo de entrenamiento del ucraniano, en medio de una charla informal con el entrenador y comunicador social Chuy Almada, video que se viralizó en las redes sociales.

"El entrenamiento de Lomachenko es totalmente diferente, a veces, después de un round fuerte, le hacen dar muchas vueltas hasta marearse. Luego lo llevan a un lugar donde hay una pizarra con muchos números que no están en orden y Vasyl que aún está mareado tiene que trabajar con esos números", explicó García. "Le van gritando números sin secuencia y a cada grito, Lomachenko tiene que golpear en el numero correcto. Esa técnica le permite mejorar reflejos, ganar coordinación y es una herramienta a la que puede recurrir cuando lo lastiman y necesita evitar la desorientación".

El equipo de Lomachenko nunca ha tratado de ocultar sus métodos inusuales de entrenamiento lo que puede leerse como una forma de promocionar su figura a través de la sorpresa y el asombro que ello causa. Todo parece tan bien planeado, que necesariamente hay que aceptar que no es una utopía establecer en su carrera un camino que fue fríamente calculado y en el cual hasta la derrota sufrida contra Orlando Salido, pudo ser parte del libreto. Si en el arte de la guerra no hay mejor enseñanza que una derrota a tiempo, hay que aceptar que quizás perder en su segunda pelea, era la mejor manera de viajar hacia la gloria sin la presión asfixiante de proteger un invicto. Con Lomachenko todo es posible, incluso lo imposible.

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