Boxeo
Hiram Martínez | ESPN Digital 6y

Un Ali fue el rey en el Garden

NUEVA YORK - Un nativo de Brooklyn entró a la casa de Miguel Cotto y arruinó completamente la fiesta de despedida que el puertorriqueño tenía preparada para sus fanáticos.

Se suponía que Cotto fuera la figura dominante de la noche, que saliera airoso en un combate de despedida, que tuviera un discurso preparado y recibiera una ovación de las decenas de miles de espectadores en la mítica arena de su segundo hogar, el Madison Square Garden.

Algo de eso pasó. Cotto tuvo unas breves palabras para los 12,391 fanáticos que le apoyaban en mayoría abrumadora, el entrevistador de HBO se apartó de su libreto para presentarle sus respetos y salió entre aplausos y cánticos. Pero Sadam Ali se alzó con el triunfo, el título mundial superwelter de la Organización Mundial de Boxeo y fue el que terminó cargado en hombros a la salida de la instalación neoyorquina tras una sorprendente victoria ante el boricua. Y en momentos, llegó a provocar que se escuchara un coro que fue muy popular hace muchos años en este edificio: "¡Ali, Ali, Ali!".

"Sé que esta era la despedida de Cotto, pero ya no quiero oír hablar de eso", expresó el entrenador de Ali, Andre Rozier, a manera de resumen de la noche. "Lo más importante es que Sadam Ali llegó aquí como el menos favorecido y salió de aquí como campeón mundial. Denle el debido crédito".

"Siempre admiré a Cotto", dijo Ali en la conferencia de prensa. "Y le doy las gracias a él y a su grupo por esta oportunidad que me dieron, cuando pudieron escoger un rival más fácil para su última pelea. Saqué provecho a esta oportunidad, mucha gente no creyó en mí, los hice quedar mal y ahora espero que vengan cosas mejores".

Aun antes de que Cotto se lastimara el brazo derecho en lo que resultó ser una rotura del tendón del bíceps derecho, Ali fue el más rápido, el más activo y en ocasiones el más fuerte de la noche. Una fuerte izquierda que entró de lleno y estremeció a Cotto en el segundo round inició lo que en los últimos asaltos decidió el combate a su favor y alteró lo que sería una noche de celebración para el puertorriqueño. Un dominio que forjó a base de velocidad, de sorprender con combinaciones y de mantener la fortaleza mental para poder vencer a un rival que le aventajaba en historial y en apariciones en grandes citas.

La experiencia y la determinación de Cotto hicieron las cosas más duras para Ali, pero no lo suficiente para cambiar el resultado. De acuerdo a los tres jueces, Ali ganó los últimos cuatro asaltos para asegurar un combate que hasta el octavo asalto no había definido a un ganador. Al final, anotaron 115-113, 116-112 y 115-113 por Ali.

"Yo esperaba una pelea dura y fue una pelea dura", señaló. "Cuando llegó el momento de que anunciaran la decisión, no sabía qué esperar. Pero en un momento pensé que cualquiera que fuera la decisión, sabía que había dado una gran demostración".

"Sabía que me esperaba una pelea dura, pero hice un boxeo inteligente, me moví, ataqué y pude manejar su fuerza", agregó. "Hubo momentos difíciles, hubo situaciones extrañas, pero me pude mantener fuerte mentalmente y eso me ayudó a mantener la calma toda la pelea".

Mientras Cotto se dirigía al hospital para someterse a exámenes y atender la dolencia de su brazo, Ali ya pensaba en planes futuros.

"Cualesquiera que sean los planes, estoy listo para tomarlos", comentó el peleador, quien puso su récord en 26-1 con 14 nocauts. "Estaré listo para entretener y dar una buena demostración contra quien sea. He entrenado desde que era un niño y me alegra ganar en el Madison Square Garden, en mi casa".

En el ring, Cotto (41-6, 33 nocauts) mencionó su problema del brazo pero aceptó la derrota con dignidad.

Me siento bien. Me siento bien con mi desempeño", indicó. "Algo pasó en mi brazo izquierdo, en el séptimo asalto. No quiero ponerlo de excusas. Sadam ganó la pelea. Es mi última pelea. Estoy bien y quiero estar feliz en mi casa con mi familia".

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