Boxeo
Bernardo Pilatti | ESPN Digital 6y

Lomachenko y Rigondeaux, en histórica pelea entre leyendas olímpicas

Vasyl Lomachenko (9-1 con 7 KOs) y Guillermo Rigondeaux (17-0 con 11 KOs) se enfrentan este sábado en el Madison Square Garden de Nueva York, en una batalla a 12 asaltos y donde estará en juego el cetro OMB de las 130 libras en poder del ucraniano. La pelea encabezará una cartelera que comenzará a las 9 PM, ET, y que transmitirá ESPN a través de todas sus plataformas.

Con un histórico reducido en el campo profesional, los dos atesoran una campaña histórica en el terreno amateur, donde superan largamente las 400 peleas y son consideradas verdaderas leyendas, al igual que en el campo olímpico donde lograron dos campeonatos cada uno. En su pasado son similares, es verdad, pero en los demás rubros son diametralmente opuestos. Empezando por sus carreras profesionales, donde Lomachenko ha peleado menos pero ante mejor oposición que Rigondeaux. El ucraniano, asimismo, es más joven que el cubano, al cual también superará en peso corporal a la hora de la batalla, por más que en el pesaje lo superó apenas por media libra (129 a 128.5).

A las diferencias en la estadística, en el físico y en la edad, se suman las diferencias en el estilo. Lomachenko es un esgrimista agresivo que impone el ritmo del combate en sus peleas, que utiliza todo el cuadrilátero para sus desplazamientos ofensivos, de (aparentemente) limitado poder en la pegada, pero que lo compensa con su alto volumen de golpeo.

Rigondeaux es un esgrimista defensivo cuya estrategia, inevitablemente, pasa por lo que proponga su rival. El cubano es un experto en escabullirse al acoso ofensivo, es hábil  en provocar el error de su oponente y altamente efectivo en aprovecharlo. En ese escenario, saca ventajas en su mejor extensión de brazo para llegarle a sus rivales de contragolpe, a los desplazamientos defensivos aprovechando su naturaleza escurridiza, no duda en amarrar cuando le rompen la distancia y esporádicamente sorprende poniendo presión desde la media distancia mediante golpes de poder.

En los hechos, la pelea entre ambos será un verdadero choque de estilos, una exacta confrontación de escuelas diferentes dentro de un mismo tipo de boxeo. El boxeo que apela a la estrategia, a la esgrima, a la velocidad y, por sobre todas las cosas, al oportunismo. Rigondeaux al oportunismo del acechador, del que aguarda agazapado, del que no arriesga y se juega al error del rival. Lomachenko es un oportunista repleto de herramientas destinadas a 'provocar la oportunidad'. El ucraniano establece un arco ofensivo por el cual se mueve en cuatro frentes para encontrar esa puerta que le permita colocar sus secuencias rápidas de dos, tres y hasta cuatro golpes.

Dos puntos de ese apoyo en su ofensiva son los laterales. Lomachenko se mueve siempre hacia los ángulos para soltar metralla cruzada. La otra puerta de su presión es el callejón central por donde suele incursionar mediante un doble jab (una de sus especialidades), rematada con otro doble golpe, pero de su mano atrasada, una maniobra difícil de evitar para sus oponentes debido a la rapidez de su golpeo. El último punto de apoyo es el retroceso estratégico, el que rompe la distancia habitual, confunde al oponente y le obliga a dar el paso adelante o provoca el desbloqueo momentáneo del rival. Esa maniobra de Lomachenko le permite golpear de contragolpe o entrar en velocidad en medio de la citada confusión del rival.

¿QUÉ PELEA VEREMOS?

Los estilos de Lomachenko y Rigondeaux no contemplan la improvisación y son una marca registrada. Es obvio vaticinar que esa marca registrada es suficiente garantía para establecer de antemano qué pelea veremos. Sin embargo, esta vez a la especulación no tendrá certezas absolutas. Hay que esperar sorpresas dentro del laberinto estratégico que plantean los dos rivales.

Dentro de lo imaginable, hay un 50 y 50 por ciento de posibilidades de lo que se puede esperar. Un cincuenta será para lo lógico: Rigondeaux escurriéndose, amarrando y tratando de contragolpear ante un Lomachenko que se moverá mucho por afuera para confundir y romperle el balance defensivo al cubano y con ello encontrar el hueco para sumar golpeo desde laterales.

El otro 50 por ciento, respeta la posibilidad de planes de pelea inesperados. Por ejemplo, que Rigondeaux – más pesado y bajo riesgo de que le falle el cardio en la pelea larga – se la juegue temprano y ponga presión desde la media distancia enviando golpes de poder a la zona alta buscando el KO o que insista con la zona media buscando bajarle las revoluciones al ucraniano. Esta teoría, no es descabellada, si imaginamos que Pedro Luis Díaz (entrenador de Rigondeaux) haya decidido sorprender con aquello que su rival no espera.

A la posibilidad de una sorpresa en el plan de pelea de Rigondeaux, se suma la misma posibilidad desde el lado de Lomachenko. Lo que marcamos en lo imaginable, el retroceso para contragolpear. En  la teoría previa, ésa es una alternativa atractiva para el ucraniano por más de una razón.

Si Lomachenko le cede espacio a la iniciativa del cubano, le obligará a salir de su zona de confort o en el peor de los casos, le romperá la estrategia al “hacer su rival, lo que él no espera que haga”. Retroceder y luego golpear en velocidad desde cualquier ángulo, es una poderosa herramienta si el objetivo es mandar a la lona al cubano.

Rigondeaux es un esgrimista que tiene bajones en la concentración defensiva. Lo vimos en la pelea contra Ricardo 'Maestrito' Córdoba donde el cubano abuso del amarre y a la salida del amarre, en más de una oportunidad, quedó expuesto al golpe corto del rival. En uno de esos momentos, el panameño lo conectó y Rigondeaux puso la mano en la lona. Lo mismo ocurrió con caídas en otras peleas. En el golpe que le acertó Nonito Donaire en el décimo asalto de su pelea o un idéntico momento con la izquierda que le llegó de Hisashi Amagasa en el séptimo asalto de la pelea entre ambos.

Si como presumimos, el aumento de peso le obliga a Rigondeaux a sacrificar velocidad, a medida que avance la pelea existe el peligro de que aumenten los bajones y  su boxeo vaya perdiendo dinámica. En ese escenario el cubano se tomará descansos más largos, lo veremos amarrar a menudo o al manejo del cuerpo en la mínima distancia para encontrar un golpe de poder con posibilidades de definir por la vía rápida.

FAVORITISMO Y POSIBLES RESULTADOS

No hay duda de que Vasyl Lomachenko es el gran favorito a ganar por cualquier vía. Si el aumento de peso no afecta el desempeño de Rigondeaux, las mayores posibilidades son que el combate llegue a la distancia y el volumen de golpeo, sumado a su agresividad y disposición ofensiva, le dará la victoria al ucraniano en las tarjetas.

La victoria por KO también es posible, pese a la aparente menor pegada de Lomachenko. Si Rigondeaux se ve obligado a regular cardio y amarrar más de lo necesario, la velocidad de Lomachenko puede hacer estragos sumando golpeo y peor que eso: “mandándolo más de una vez a la lona”. Rigondeaux ha caído más de una vez y se ha levantado ante hombres que ni por asomo tienen la velocidad y frecuencia en el golpeo que el ucraniano. En ese caso, si Lomachenko define por la vía rápida, sería en los últimos asaltos y tal vez mediante un TKO.

Las posibilidades de Rigondeaux, mientras tanto, parecen concentradas en su desempeño inicial. Si el cubano consigue conectar a Lomachenko en el primer tramo de pelea, hay altas posibilidades de llevarse la pelea por KO. Más aún, ése parece ser el único recurso: sorprender temprano, antes de que el ucraniano haga los ajustes y le tome el ritmo al combate.

En un verdadero juego de ajedrez boxístico, esta pelea pondrá a prueba la inteligencia táctica de los dos rivales. Los dos tienen herramientas para vencer y cualquiera podrá conseguirlo. La clave en ese aspecto es muy amplia e involucra concentración, disciplina táctica, oportunismo y, por sobre todas las cosas, seguridad en sí mismo. Por más que no lo asuman, para los dos es una prueba de fuego, donde se juegan en gran medida el futuro de sus carreras y ambos serán al extremo cuidadosos en no cometer errores. Porque, más allá de todos los miles de carácteres que se han consumido imaginando qué pelea veremos, la principal conclusión de toda especulación previa es ésa: el que cometa un error, pierde.

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