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Esperando la pelea en Kuala Lumpur

Matthysse buscará defender su corona ante un crack del boxeo. Getty Images

El calor es húmedo y se pega a la piel. El cielo es gris y parece prometer lluvia. Una multitud llena los pasillos de la gran estación Central de trenes, pero nadie parece estar apurado. Nadie grita. No hay música ambiental. Si no fuera por los carteles que se proyectan con los caracteres de la Malasia, podría ser apenas un “no lugar” común en cualquier parte del mundo.

Pero es Kuala Lumpur, Malasia. En el centro neurálgico de la ciudad, dos enormes hoteles, el Hilton y el Meridien, comparten espacios, pasillos y conexiones entre ellos y la gran estación central.

Más allá de las autopistas se entrevén las palmeras, la vegetación pujante, el clima húmedo y espeso.

Y más acá, en el tercer subsuelo del Meridien, en un amplio recinto, todo es boxeo.

Claro que antes hubo algún café, un montón de frases compartidas, pronósticos y sensaciones.

Es la clásica espera de la clásica sesión de entrenamiento para la prensa, ante la clásica reunión para la promoción de un combate.

Y el combate será el domingo 15 de julio, entre el actual campeón mundial welter WBA, Lucas Martín Matthysse, “La Máquina”, de Argentina, ante Manny Pacquiao, “Pacman”, de Filipinas.

Más de 200 mil filipinos viven en Malasia y especialmente en Kuala Lumpur, lo cual significa que Pacquiao será prácticamente local.

Matthysse, a su vez, parece ser el retador y no el campeón, porque todos los ojos están puestos en Manny. O casi todos, claro.

Dong Secuya, uno de los periodistas más prestigiosos de Manila, toma un café, pregunta, anota. Carlos Costa, panameño, jurado de boxeo y reportero gráfico, habla de las virtudes de Carlos Monzón. Y mientras tanto, se acorta la espera...

Lucas Matthysse fue el primero en entrenar, con todo su equipo alrededor: Joel Díaz, Mario Narváez, Ezequiel Matthysse (su primo), Marcelino “Nino” López, y el preparador físico Federico Wittenkamp. Por supuesto, está su promotor, Mario Arano, más confiado que nunca.

Unos cincuenta periodistas se apiñaron a su alrededor, y Lucas solamente respondió con frases breves y poco explosivas.

“Ahora que Argentina no está en el Mundial quizás haya más expectativas conmigo –dijo cuando se le habló de la actuación de la Selección Nacional en Rusia- y espero darles una alegría a todos”. Se le preguntó también si había hablado de “retirarlo” a Pacquiao, y aclaró: “No fue así, yo a Pacquiao lo respeto mucho y confío en ganarle, pero eso no tiene nada que ver con retirarlo, soy muy respetuoso de todo lo que ha hecho y hace”.

Y, cuando le preguntamos por su libreta de calificaciones, aseguró que “Estoy nueve puntos, voy a estar en diez el domingo”.

Sean Gibbons, un agente norteamericano que asistirá al chino Lu Bin (1-0, 1 KO) frente al venezolano Carlos Cañizalez (20-0-1, 16 KO), exponiendo su corona mini mosca, también habla de la pelea central. “Pacquiao es muy veloz, y tiene una gran experiencia. Matthysse siempre es peligroso, porque pega muy fuerte y eso debe ser respetado todo el tiempo, pero creo que la velocidad de Manny va a ser fundamental”.

Ya se fue Matthysse rumbo a sus habitaciones. La espera por Manny se prolonga por un largo rato, más de una hora y media de lo pactado. Nos comentan que esta semana tenía que hacer una sesión pública y finalmente no la hizo. Todo indica que la ausencia de Freddie Roach como entrenador lo convierte en el dueño del equipo. ¿Es bueno o malo? Tal vez sean buenas noticias para el equipo argentino.

Si Manny ya es quien da las órdenes y tiene que preocuparse de temas relacionados con la promoción -sí, es el promotor de la pelea-, tal vez lo distraigan del boxeo. “No se preocupen”, afirma Winchell Campos, jefe de prensa del evento. “Manny sabe muy bien quien es Lucas”, asegura.

Sin embargo, muchos parecen recordar únicamente la pelea en la que Matthysse viene de ganarle a Tewa Kiram, en una producción poco convincente más allá del nocaut. “Si quieren fijarse en esa pelea, mejor para nosotros, se van a llevar una gran sorpresa”, afirma Mario Arano. Un grupo de argentinos llegó el martes a la mañana. Por ahora, no hay mucha presencia de compatriotas de Matthysse. Mientras tanto, y más allá del retraso, casi cien fotógrafos y periodistas reciben a Pacquiao, quien entrena entre sonrisas, risas, alabanzas y selfies.

¿Un retador demasiado confiado en que el domingo volverá a ser campeón mundial? Tal vez.

En ese tema valdrá la pena detenerse con profundidad más adelante.

Mientras tanto, en el centro del ring, Manny entrena, sonríe, ríe y confía en que el domingo 15 de julio el triunfo será totalmente suyo.