Boxeo
Bernardo Pilatti | ESPN Digital 6y

Tres razones para rechazar la trilogía de Canelo vs. GGG

La confirmación de la posible trilogía entre Saúl “Canelo” Alvarez y Gennady Golovkin, para mayo o septiembre del 2019, promete ser el tema dominante de los próximos días, tras la segunda pelea entre ambos realizada este pasado sábado en Las Vegas, Nevada. La polémica y nuevamente la inconformidad de muchos con el resultado en las tarjetas, abonaron el camino hacia esa tercera batalla.

Es verdad que las históricas trilogías boxísticas han sido desde siempre un pastel consumido con deleite por los fanáticos y son parte de la mejor historia del boxeo de alto nivel. Sin embargo, el caso de Canelo y GGG no parece tener ese perfil. Hay notorias diferencias entre las sagas anteriores y la que ellos podrían completar en el 2019.

Pero antes de ir a las razones, veamos el futuro inmediato.

MUCHO FUTURO Y VARIAS OPCIONES

Saúl “Canelo” Alvarez empieza su primera semana como doble campeón mundial mediano (CMB-AMB) bajo la expectativa de lo que le depara el futuro inmediato ¿Volver tan temprano como en diciembre próximo contra un rival a modo? ¿Retar directamente a alguna de las grandes figuras de la división como el campeón interino CMB, Jermall Charlo, o al vencedor de Billy Joe Saunders vs. Demetrius Andrade por el cetro OMB o va contra el monarca regular de la AMB, el japonés Ryota Murata en caso venza en octubre al estadounidense Rob Brant?

Gennady Golovkin, luego de mucho tiempo amaneció sin sus cinturones de monarca y bajo la duda sobre su futuro inmediato. ¿Encarar el retiro como alguna vez se lo sugirió su esposa? ¿Asumir una pelea inmediata contra otro campeón para volver a la cima rápidamente? ¿Buscar la trilogía contra Canelo?

En estas primeras horas el abanico es muy amplio y muchas cosas dependerán de ello. La consideración y respeto que se gane Canelo entre toda esa masa de aficionados que lo rechazan es una de ellas. La otra, es el grado de sentido común de GGG, consigo mismo y también en su respeto a los fanáticos.

Tras su victoria del sábado, el día de gloria de Canelo, en parte, se vio empañado por la furiosa reacción de una mayoría notoria de aficionados, mayormente mexicanos, que abuchearon su conquista y exhibieron su apasionado rechazo. La palabra “robo” fue tendencia en las redes sociales.

Las razones para ese rechazo, sin duda, en su caso parecen ir más allá de lo deportivo y se trasforman en un fenómeno digno de estudio. A Canelo le cuesta más que a nadie ser considerado un ídolo popular en un país donde, en el pasado, los grandes campeones han sido venerados de manera casi unánime por la fanaticada.

Lo que el tapatío decida ahora, podría reducir o agigantar ese rechazo. O sea, si decide encarar grandes peleas contra grandes rivales en esta etapa, logrará callar muchas voces críticas.

Si, por el contrario, luego de un triunfo como el del sábado regresa al llano para encarar nuevamente a un rival débil y a modo, “lo que ganó en la subida lo perderá en la bajada”.

Con Golovkin los casos son diferentes, obviamente, pero bajo un mismo concepto. Lo que decida con su futuro inmediato, construirá la imagen con la cual será rechazado o recordado.

También en su caso hay un amplio abanico de opciones, aunque la trilogía parece ser la menos indicada. Aquí se lo mostramos

1 - LA EDAD DE GENNADY GOLOVKIN

En  mayo del 2019, GGG tendrá 37 años y Canelo aún seguirá con 28 años. O sea, esos casi diez años de diferencia "son demasiada diferencia". El físico del kasajo, que ya empezó a dar señales de deterioro desde su pelea contra Daniel Jacobs, las agudizó ante Canelo y es obvio esperar que el desgaste sea mayor dentro de un año.

La decisión de volver a pelear contra el mexicano, solo tendría una explicación lógica: dinero. Y esa es una buena razón para rechazar una pelea donde la competencia deportiva estará en un lejano lugar secundario.

2 - LAS DIFERENCIAS BOXÍSTICAS

En la primera pelea, Canelo se superó a sí mismo, sorprendió a su rival y emparejó las acciones contra todos los pronósticos. En el segundo combate, volvió a sorprender, volvió a superarse, asumió un protagonismo ofensivo que nadie imaginaba y anuló el estilo con el cual GGG ha encantado a propios y extraños.

La tendencia parece estar clara, el mexicano está tocando techo, llegando a su madurez boxística a sus jóvenes 28 años y en esta pelea nos demostró muchas cosas, la más importante: le perdió el respeto a GGG y a su pegada.

El kasajo, por el contrario, agudizó la percepción de su declive. No logró lastimar a su rival pese a que lo superó en golpeo, tuvo que pelear mayormente de manera elusiva y retrocediendo, se vio dolorido y vulnerable al golpeo al cuerpo, lo vimos jalando aire tan temprano como en el tercer asalto y lo vimos amarrar en el último episodio, cuando tenía que salir a jugarse la pelea. Asalto que a la postre fue la diferencia entre la derrota y el empate

¿Alguien imagina que pueda revertir el escenario en una tercera pelea? Imposible, la trilogía promete ser una tragedia. Al mejor momento y la contundencia de Canelo, GGG solo opondrá el deterioro propio de su edad y el compromiso para llevarse un buen cheque para su retiro. Eso sería circo y no merecemos una farsa de ese tamaño.

3 - LAS OBLIGACIONES DE CANELO

La posible trilogía sería muy buena para la cuenta bancaria de Saúl Alvarez, pero un desastre para el boxeo como deporte. Un año de fuegos artificiales, promociones y “venta de humo adelantada” alimentará una promoción millonaria, pero retrasará aquellos desafíos verdaderos que le exigimos a Canelo.

Sin duda, bajo las luces de esa trilogía, el mexicano realizará alguna pelea a modo preparatoria y solo en el 2020 o quizás más tarde, tendremos la esperanza de verlo ante rivales de su misma generación, en su mismo momento boxístico y en peleas competitivas.

El estadounidense Jermall Charlo, campeón mundial interino del CMB, sería el rival natural y obligatorio. Los dos comparten una misma faja de monarca ¿Aceptará Canelo? ¿Le obligará el Consejo Mundial de Boxeo?

Sin duda, para el CMB se aproxima un lindo dolor de cabeza en su conflictiva relación con el tapatío. Algo que hace dudar sobre la voluntad del organismo en exigir esa pelea.

También la Asociación Mundial de Boxeo deberá tomar alguna decisión, algo que también promete ser un dolor de cabeza.

El japonés Ryota Murata defenderá en octubre su título de campeón regular. Si vence, quedará alineado y en la fila para enfrentar a Canelo, quie desde el sábado ostenta el cinturón de súper campeón de ese organismo.

Hay mucho camino espinoso por delante. No solo esa desaconsejada tercera pelea entre Canelo y GGG. Ocurre que a lo desigual , una posible trilogía suma la consolidación del negocio por encima de la sana competencia. En ese caso, ganaría Canelo, ganaría Golovkin, ganaría Las Vegas, pero perderíamos todos.

LAS VEGAS, SIEMPRE UN MOTIVO ADICIONAL

Las tres razones anteriores, se suman a otras que indirectamente juegan su rol dentro de esa matemática cruel del boxeo-negocio: la sede tradicional de Las Vegas.

En los comentarios de especialistas, expertos, periodistas que opinan sin ser entendidos en boxeo, aficionados fanáticos, blogueros, artistas, otros boxeadores y mucha platea que aterriza cada tanto en estos eventos atraídos por su ruido mediático, se vio una coincidencia unánime en la desconfianza que provocan estas peleas cada vez que se celebran en la ciudad del juego.

Los resultados controversiales y la presunción de que los pugilistas más taquilleros, como Canelo o Floyd Mayweather, suelen ser beneficiados por esa razón, es caldo de cultivo para toda clase de intrigas, desconfianzas y teorías conspiratorias que nunca han podido ser comprobadas, pero que oscurecen las conquistas.

Necesariamente, para el próximo gran desafío de Canelo, no habrá nada más justo que elegir otra sede y otros jueces que no sean tan identificados con el boxeo de Las Vegas.

Es difícil que ello ocurra, pero también es indudable que la fiel fanaticada merece señales desde la promoción, donde se les demuestre que no solo son importantes para pagar la fiesta, también sus reclamos son tomados en cuenta y se adoptan decisiones respetando sus deseos.

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