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Roach & Pacquiao: de la amarga separación al dulce reencuentro

Freddie Roach admite que, mientras veía cómo Manny Pacquiao detenía a Lucas Matthysse durante el séptimo asalto de su pelea de julio pasado en Malasia, fue una experiencia sumamente agridulce. En una ocasión, llegó a tener los mejores asientos en las peleas de Pacquiao, pero en ese momento, veía el combate al igual que el resto de nosotros: por televisión.

“Fue un poco diferente. Quiero decir, era el mismo Manny que había entrenado por largo tiempo y estaba contento de verle combatir una buena pelea y logró mostrarse bien, con todo lo que hemos trabajado, lo cual demostró en esa pelea. Fue una buena noche para él”, expresó Roach, quien estaba ausente en la esquina de Pacquiao en esa velada.

Una carrera gloriosa que comenzó en 2001 parecía haber llegado a su fin, cuando parecía que “Pacman” asumiría los capítulos finales de su carrera sin su veterano entrenador. Roach, si bien no se mostraba devastado, estaba más decepcionado por cómo se desarrollaron los hechos y había pasado la página.

Después de todo, esto es boxeo: no hay muchos finales felices en este negocio. Hay una razón por la cual te aconsejan nunca desarrollar afecto hacia tus púgiles. Además, Roach admite que Pacquiao le había ayudado a ganar millones de dólares y lo convirtió en una figura icónica. Además, nunca lo engañaron por dinero.

Aun así, Pacquiao asumió una buena cantidad de críticas por nunca haberse dirigido personalmente a Roach durante el verano para darle la noticia.

“Luego de no haber estado en esa esquina y verle por televisión, pensé: ‘Eso es todo, terminó’. Tuvimos una gran carrera de 15 años y no podía estar molesto con él ni nada similar. Porque nos fue sumamente bien durante 15 años y todos siguen hablando de mí y de Manny Pacquiao en una misma frase, sin importar lo que haga él o lo que haga yo”, dice Roach.

Angelo Dundee no terminó su carrera al lado de Sugar Ray Leonard ni Emanuel Steward hizo algo similar con Thomas Hearns. Sin embargo, siempre estarán ligados en la historia. Roach siempre ha sido consciente del rol importante que desempeñó Pacquiao durante su carrera como entrenador.

Terminaría aceptando graciosamente este final sumamente desafortunado de su larga unión.

Sin embargo, a medida que se hizo el anuncio formal de que el senador más conocido en Filipinas se enfrentaría a Adrien Broner (33-3-1, 24 nocauts) el 19 de enero, se decía que Pacquiao estaba interesado en volver a unirse a Roach en su Wild Card Boxing Club de Los Ángeles. Cuando Pacquiao viajó a California para asistir a la conferencia de prensa, se programó una reunión con Roach.

“Estaba esperanzado cuando fui a la reunión. Recuerdo cuando conducía al hotel en el cual me iba a reunir con él y era algo bonito. Me preguntaba: ‘¿Es aquí donde me despedirán oficialmente o me reengancharán?’”, afirma Roach, quien recuerda que la reunión fue cordial, aunque corta y directa.

Luego de que Pacquiao se disculpara rápidamente por el manejo de la situación previa al combate con Matthysse, él y Roach concordaron rápidamente un pacto financiero para la pelea de este fin de semana contra Broner. Y así de rápido, se volvió a unir uno de los duetos más efectivos en la historia del boxeo.

"El día que lo conocí, le dije a todo el mundo: 'Este chico es especial', y nadie me creía" Freddie Roach

“Fue agradable”. Así fue la manera en la cual Pacquiao resumió la sensación de volver a su guarida habitual en Hollywood para trabajar nuevamente al lado de Roach. Mientras muchos tomaban el día libre en la Víspera de Año Nuevo, Pacquiao no se dio el lujo, porque tenía semanas para prepararse con miras a una pelea. Si bien dijo haber extrañado a Roach durante su separación, Pacquiao indicó que no era la primera ocasión en la cual se preparaba para una pelea sin su presencia.

En abril de 2007, cuando Pacquiao se enfrentó a Jorge Solís, su campamento de entrenamientos fue dirigido por Justin Fortune, quien sustituyó a Roach quien, por su parte, entrenaba a Óscar de la Hoya en Puerto Rico para su próxima pelea contra Floyd Mayweather.

Aunque Pacquiao insistió que se le diera un rol más prominente en sus preparativos para la pelea contra Broner a Buboy Fernández, quien ha sido por largo tiempo su asistente y confidente, en esta tarde en particular era Roach quien vestía la armadura y guantes para asumir 12 veloces y frenéticos asaltos contra el futuro miembro del Salón de la Fama.

No solo es el hecho que Pacquiao lanza un punzante golpe tras otro. También es la forma en la cual logra mantener ese ritmo a su edad. Pacquiao sigue siendo, con 40 años, toda una maravilla del físico.

“Incluso me preguntó su edad (durante nuestra sesión)”, dice Roach, entre risas.

Muchos boxeadores pueden lanzar golpes fuertes y otros pueden dispararlos a ritmo vertiginoso. Pacquiao es la rara clase de púgil que puede combinar ambas dinámicas y hacerlo durante periodos inusualmente muy largos.

Se asemeja a ver a un sprinter que también puede correr maratones.

“Por mucho, desde el día que lo conocí, he dicho: ‘Este chico es especial’, y se lo dije a todo el mundo y nadie me creía”, recuerda Roach, quien comenzó a entrenar a Pacquiao en 2001, cuando tenía pautado enfrentarse al altamente cotizado Lehlo Ledwaba, campeón defensor de la FIB en la categoría de las 122 libras. “Luego, noqueó a Ledwaba y todos comenzaron a creer”.

Debido a la capacidad de Pacquiao de moverse por el ring y hacer carreras rápidas y explosivas como si fuera un corredor de la NFL, según Roach, él es el boxeador que mayores retos ha representado en lo físico a la hora de trabajar con él. Sus corvas (impresionantes en tamaño y masa muscular) son un don divino y le permiten moverse de formas que, simplemente, no pueden ser igualadas por otros boxeadores; sin embargo, también sirven como base que le permiten, al mismo tiempo, golpear con autoridad.

Un Roach exhausto, quien sufre de mal de Parkinson, admite lo difícil de moverse alrededor de Pacquiao.

“El tema es que se trata de algo muy divertido. (Pacquiao) dice: ‘Me siento tan contento de estar aquí’ y yo le contesto, ‘Estoy feliz de que me hayas llamado’”.

"Todavía amo el boxeo y nada ha cambiado. Mi sentimiento, mi interés, mi determinación, todavía están allí." Manny Pacquiao

“Sigo amando el boxeo y nada ha cambiado. Mi sentimiento, mi interés y mi determinación siguen allí”, afirma Pacquiao, quien insiste que su carrera política en crecimiento y otros intereses no han disminuido sus ambiciones profesionales dentro del cuadrilátero.

“Creo que, independientemente de lo que representan mis planes o sueños para el pueblo”, indica Pacquiao, “éstos no cambiarán mis deseos o intereses dentro del boxeo”.

La realidad es que, si bien Pacquiao aún cuenta con algo de energía en su tanque, se encuentra más cerca del fin de su carrera que del comienzo. Tuvo un breve retiro que comenzó luego de 2016 (y en el cual no muchos creyeron); sin embargo, en 2019 es evidente que está comenzando el ocaso de lo que ha sido una carrera fantástica.

Al preguntársele por cuánto tiempo seguirá boxeando, Pacquiao piensa en la respuesta por algunos segundos, antes de responder que es difícil hacer en estos momentos una predicción.

“Si me preguntan sobre mis sensaciones, mi condición, nada ha cambiado, especialmente en la forma en la cual me preparo por un combate de este tipo”, afirma.

Joe Ramos, oficial ejecutivo en jefe de MP Promotions, dice creer que aún le quedan algunas peleas a Manny.

“Siendo realistas, nos gustaría contar con él (y una vez más, él ha dicho que este es el capítulo final de su carrera), con esperanzas, por tres o cuatro peleas más, a lo máximo”, dice Ramos. “Obviamente, él conoce su cuerpo, cómo se siente. Esa última pelea lo rejuveneció, el nocaut, superar el combate contra (Jeff) Horn y ahora contra Matthysse, él sigue adelante”.

Este entrenamiento en particular duró poco más de dos horas y lo que realmente despierta miradas es la forma en la cual Pacquiao parece disfrutar de su trabajo. Gran parte de la labor fue hecha con una sonrisa en su rostro y se reía con facilidad junto con los presentes en el gimnasio a medida que proseguía con su rutina.

“Sigue siendo el mismo Pacquiao. Sigue siendo muy rápido, de una forma que raya en lo ridículo; muy, muy fuerte”, explicó Fortune, quien en años recientes ha regresado a este equipo como entrenador de fortaleza y acondicionamiento físico. (Cierto, con Manny, Freddy, Buboy y Fortune, la banda está de vuelta). “Pero tenemos que manejar una mentalidad distinta de entrenamiento por su edad. Solo necesita descansar un poco más”.

Entonces, ¿cuál es la diferencia de este Pacquiao con el Manny de hace, por ejemplo, cinco a 10 años?

“Pues bien, es entre cinco y diez años mayor, esa es su diferencia”, respondió Fortune.

Hablando seriamente, según afirma Fortune, para cualquier peleador de la edad y kilometraje de Pacquiao, menos es más.

“El tema con él es que hay que hacerle retroceder, hay que desacelerarlo, porque tiene la mentalidad de que, si algo funcionó 15 años antes, pues debo ahora hacerlo el doble”, dice Fortune. “Pero las cosas no funcionan así”.


Uno de los principales compañeros de sparring para la próxima pelea de Pacquiao es el prospecto invicto de los pesos welter junior George Kambosos Jr. (15-0, 9 KO), quien ha estado con Pacquiao en varios campamentos.

“Nunca ha parecido que no lo está disfrutando”, se maravilla el australiano de 25 años, quien tiene pautado un combate entre los iniciales del programa. Al haber asumido aproximadamente 150 rounds contra Pacquiao en años recientes, ha dicho que gracias a los “ángulos extraños” que debe enfrentar por parte del veloz zurdo, en ocasiones “parece que hubieran tres Mannys en el ring”.

Aunque existen diferencias con respecto a los días de gloria vividos entre 2009 y 2012, hay cierta energía en el Wild Card cuando Pacquiao está presente. El éxito y atractivo mundial que genera Manny han transformado a este gimnasio. Con frecuencia, atrae a visitantes que solo desean darle un vistazo al complejo en el cual Pacquiao y Roach han trabajado, creando una carrera legendaria.

El gimnasio (al menos la parte superior del mismo) generalmente se encuentra abierto al público. Sin embargo, las puertas se cierran cuando entrena Pacquiao y los entrenadores asistentes de Roach vigilan las puertas. Sí, este lugar es diferente cuando él está presente.

“Es 100 por ciento una vibración distinta”, concuerda Roach, pocos días después del inicio del año 2019. A principios de esa mañana, cinco visitantes filipinos llegaron al gimnasio para tomar fotos y adquirir algunos recuerdos del Wild Card. Para los compatriotas de Pacquiao, éste es terreno sagrado.

Durante su corta separación el pasado verano, los informes que hablaban del deceso profesional de Roach fueron ampliamente exagerados. El renombrado entrenador seguía entrenando. Eso es lo que él hace. Así es él.

“Entrené a (José) ‘Shon’ Zepeda, dos atletas olímpicos (mexicanos), (Joselito) Velásquez y a (Raúl) Curiel. De hecho, perdí a un boxeador y conseguí cinco”, dice Roach, entre risas. “Así que no se trata de que no tuviera nada que hacer. Seguía trabajando y todo estaba bien. Y el tema es que yo pensé: ‘Pues bien, tuve 15 grandiosos años junto a Manny, muchos recuerdos, muchos recuerdos maravillosos’. Pero la cosa es que mantengo mi establo”.

Su grupo de boxeadores incluye al campeón de las 130 libras de la AMB Albert Machado y a Ángel Acosta, dueño de la faja en la categoría de las 108 libras de la OMB. Recientemente, trabajó al lado de Tyson Fury con miras a su pelea contra el campeón de los pesos completos del CMB Deontay Wilder del 01 de diciembre.

Aun así, para Roach, tener de vuelta a su púgil insignia hace que todo sea mejor.

“Claro que sí, por supuesto”, admite sin dudarlo. “Manny Pacquiao me hace más famoso que muchos entrenadores, debido a nuestros logros juntos. Tuvimos una carrera increíble. Fue un gran momento”.

Y aún no ha terminado.