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A 60 años de una dolorosa derrota: cuando Pascual Pérez perdió su corona

El mendocino cayó por puntos, en fallo dividido. AP

EL BOXEO ARGENTINO pudo ver concretado un gran sueño en 1954: ¡Un campeón del mundo profesional!

Desde aquella amarga derrota de Luis Angel Firpo ante Jack Dempsey, el 14 de septiembre de 1923, algunos argentinos habían estado cerca. En los 50, justamente, el mediano Eduardo Lausse hizo una gran campaña, pero sistemáticamente le negaron la oportunidad de disputar un campeonato.

Pascual Pérez, medalla dorada en Londres 1948, era un 'acaparador' de títulos amateurs y profesionales. De la mano de Lázaro Koci, por entonces programador principal del Luna Park, logró una enorme oportunidad en 1954. Con un gran apoyo del gobierno peronista, se logró que el campeón mundial mosca Yoshio Shirai, japonés, viniese a la Argentina para efectuar una pelea a 10 asaltos con 'Pascualito', como lo conocían todos.

Para muchos, había ganado Pérez, pero fue empate. Sin embargo, esa actuación le valió tener su chance y fue así que el 26 de noviembre de 1954, el sueño se hizo realidad. En el Korakuen de Tokio, Japón, y ante Shirai (el primer japonés en lograr una corona planetaria de boxeo), “Pascualito” ganó por puntos y se proclamó campeón mundial de los pesos mosca.

No fueron todas rosas para este boxeador, nacido en Tupungato, Mendoza, el 4 de mayo de 1926.

Ganador en todos los terrenos, veloz, poseedor de una excelente cintura, era un mosca de 49 kilos de promedio pero, como se decía entonces, 'Pegaba como un liviano'.

Sin embargo, su destino cambió a partir de 1956.

Tras la caída en 1955 del General Juan Domingo Perón -amante del deporte y también de los réditos políticos que lleva consigo este tipo de logros-, se produjeron muchos cambios.

El principal fue la muerte de Domingo Pace, uno de los dueños del estadio Luna Park, en un accidente automovilístico en 1956.

En ese mismo vehículo viajaba Lázaro Koci, que como quedó dicho era el match-maker del Luna Park.

Koci quedó hospitalizado por un largo tiempo. Y durante ese período, asumieron la conducción del estadio las viudas de los socios originales: Ernestina B. de Lectoure y Sofía de Pace.

Ernestina fue la que más se comprometió con el tema y descubrió que casi todos los boxeadores de primer nivel tenían contrato con Koci.

“No se puede ser promotor y manager al mismo tiempo, y por eso, en ese mismo momento, Koci fue desplazado de su lugar y ahí aparecí yo”, recordó con el tiempo Juan Carlos Lectoure.

'Tito', como lo conocían todos, pasó a ser el organizador de la empresa y Lázaro se convirtió en palabra prohibida, por lo cual debió emigrar con algunos de sus boxeadores.

Uno fue Pascual Pérez, quien ya no pudo tener al Luna Park como centro de operaciones. Tuvo que empezar a defender su corona en estadios de fútbol de Argentina y escenarios fuera de su país, como Japón o Venezuela.

Y cuando llegó a la novena defensa -número que ningún campeón mosca había logrado hasta entonces-, debió presentarse en Bangkok, ante Pone Kingpetch.

Pérez, a los 34 años, sumaba 54 ganadas, 4 derrotas y un empate. Kingpetch, a su vez, tenía 25 años, con 19 victorias y 3 derrotas. El estadio Lumpinee de Bangkok recibió a 34.000 espectadores, ávidos de ser testigos de la primera conquista mundial de un boxeador tailandés.

Y así fue.

'El León Mendocino', como era llamado también Pascual Pérez, se debatió como tal aunque con 1,52 metros daba muchas ventajas ante un rival que con su 1,70 le creó muchos problemas.

Pascualito, con Felipe Segura en su rincón, buscó la pelea toda la noche, ante un rival que se mostró elusivo. Pero había que ganar. Y así como el mendocino puso mucha presión en los últimos rounds -la pelea era a 15-, también lo obligó a su desafiante a aceptar el combate abierto.

El árbitro español, Lorenzo Torreoalba, que también llevaba tarjeta, le dio 145 a 143 a Pérez. El legendario periodista director de 'The Ring', Nat Fleischer, fue uno de los jurados y votó 146-140 para Kingpetch mientras que Wong Hiranyalekha, con 148-137, también se inclinó por el ahora flamante campeón del mundo.

Pérez ya no era el mismo, por muchas razones. Más allá del desarraigo y la necesidad de pelear de visitante, algunas sórdidas tormentas familiares (incluyendo decepciones sentimentales) habían ido quebrantando su fortaleza.

Hubo una revancha, el 22 de septiembre del mismo año, en el Olympic Auditorium de Los Angeles, pero esta vez el resultado fue inapelable: la pelea fue detenida en el octavo asalto, con un Pascual Pérez totalmente superado.

Kingpetch perdió esa corona en 1962 ante Fighting Harada y un año más tarde la recuperó ante el mismo adversario. Perdió otra vez su cetro ante Hiroyuki Ebihara en el 63 y un año después, la recuperó ante el mismo rival. Finalmente tuvo una chance con Salvatore Burruni (1965) y no lo logró. Se retiró en 1966, con una campaña profesional de 28 victorias, 9 por KO y 7 derrotas.

Murió a los 47 años, el 31 de marzo de 1982 en su ciudad natal, Hua Hin, en donde hoy se erige un monumento en su memoria.

El argentino se retiró en 1964 con una campaña de 84 ganadas (57 KO), 7 derrotas y un empate. Había debutado en 1952, tras una campaña amateur de 125 peleas y un total de 18 títulos ganados. Solamente no pudo ganar el sudamericano profesional, pero se le entregó con los años en forma simbólica.

Pobre y con graves problemas de salud (cirrosis) murió el 22 de enero de 1977, a los 50 años.

Hoy, 'El León Mendocino' forma parte de las grandes leyendas del boxeo argentino. Muchos expertos lo ponen por encima de Carlos Monzón, considerado en general como el mejor boxeador argentino de la historia.

'Pascualito', un gigante de 49 kilos que pegaba como un liviano, fue no solamente un noqueador, sino un gran estilista, con un muy buen juego de piernas y excelentes combinaciones de manos.

Un héroe casi olvidado que llegó a ser, además de un excelente boxeador, el retrato de una época de la historia de la Argentina.

Baste como ejemplo, recordar que volviendo de Japón como campeón mundial, lo estaban esperando en el aeropuerto el general Juan Domingo Perón y Luis Ángel Firpo.

“Nunca descuides el peso de tu bolso, Pascualito”, le dijo El Toro Salvaje de las Pampas. “Hoy, todos te van a querer llevar el bolso, pero cuando pase tu gran momento, nadie va a estar al lado tuyo para ayudarte”.

Desgraciadamente, Firpo tenía razón.