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A propósito de Castaño-Texeira: Brasil y Argentina, con los guantes puestos

Nicolino Locche no fue popular en el Luna Park en sus primeras peleas importantes. De hecho, cuando le ganó el campeonato argentino a Jaime Giné, se bajó del ring abucheado. “Con ese estilo negativo no merece el título”, afirmaban los puristas.

Sin embargo, la noche del 29 de junio de 1963, cuando le arrebató el campeonato sudamericano a Sebastián Nascimento, despertó un entusiasmo inusitado y su victoria por puntos –en esos tiempos, los títulos continentales eran a 15 rounds- fue aplaudida por todos y su relación con el público cambió para siempre. De ahí en más comenzó a ser lo que fue: uno de los grandes ídolos del boxeo argentino.

Se acerca la pelea entre el actual campeón mundial super welter WBO Patrick Teixeira, de Brasil, y Brian Castaño, de Argentina. Será el sábado 13 en Indio, California. Y surgen recuerdos de otros combates entre argentinos y brasileños…

Eder Jofre, “El gallo de oro”, antes de ser campeón mundial, se enfrentó en 1958 a José Smecca, quien le produjo su primera caída en el round inicial, aunque luego lo noqueó en el 7mo. Y en 1960 logró el título sudamericano venciendo al argentino Ernesto Miranda.

En la década de los 60, tal vez algunos ni recuerden que Carlos Monzon hizo varias peleas en Brasil, perdiendo una ante Felipe Cambeiro (28 de junio de 1964), por puntos, en los estudios de TV Excélsior de San Pablo. Cambeiro, en realidad, habia nacido en Galicia, y unos años antes (1962) había hecho dos peleas en Mar del Plata perdiendo con Miguel Angel Páez y Andrés Selpa. Hubo revancha para Monzón, quien se desquitó en 1965.

En la misma década, Jorge Fernández, protagonizó una dramática pelea ante Fernando Barreto: también en la TV Excélsior, le ganó por nocaut técnico en el séptimo asalto el 10 de junio de 1966, por el título sudamericano de los medianos. Fue una tragedia transmitida en vivo. El boxeador brasileño, tras recibir un duro castigo, estuvo 18 días en estado de coma. Su carrera terminó para siempre.

Dos boxeadores brasileños hicieron una gran campaña en Argentina: uno fue Everaldo Costa Azevedo, quien entre 1966 y 1971 combatió con todos, incluyendo a Nicolino Locche y Carlos Aro. Fue un favorito del público del Luna Park. Luego se radicó en Italia y se retiró con una impresionante campaña de 128 presentaciones profesionales.

El otro fue Heleno Ferreira, que se hizo ciudadano argentino y llegó a ser campeón nacional de peso gallo. De estilo complicado y aguerrido, perdió con Horacio Accavallo en el Luna Park (1967) aunque para muchos el fallo fue indulgente para el campeón mundial, que no expuso su corona. Cuando se retiró, Heleno, que siguió viviendo en Argentina, sumaba 154 combates. También fue muy popular, por su simpatía y entrega en el ring.

Marcelo Fabián Domínguez, ex campeón mundial de los cruceros, enfrentó a 7 brasileros en su campaña. Uno de ellos, José Arimatea Da Silva, como retador a su corona WBC. Domínguez le ganó por nocaut técnico en 8, en Palomar, Buenos Aires, 1996.

José Adilson Rodríguez dos Santos, más conocido por “Maguila” tuvo un cierto relieve internacional y por su condición de peso pesado, fue destinatario de muchas esperanzas de los aficionados de su país. En junio de 1991 llegó a combatir con George Foreman en el Caesars Palace de Las Vegas, compartiendo cartelera ni más ni menos que con Mike Tyson frente a Henry Tillman. El brasileño –con Angelo Dundee en su rincón- no pasó del segundo asalto; Tillman fue noqueado en el primero.

“Maguila” combatió con Walter Masseroni y ganó por descalificación, perdió por nocaut técnico con Pedro Franco (1998, título Latino WBA) y con Walter Falconi (nocaut 3, 1985). En total se midió con 23 argentinos. Uno de ellos, Juan Antonio Díaz, fue representante panamericano en Indianápolis (1987) y luego se radicó en Brasil, en donde se dedica a la enseñanza del boxeo.

La lista se puede completar, aunque seguramente hay omisiones, con Peter Venancio, campeón Latino medio pesado, de rústico estilo y gran fortaleza, quien entre otros, protagonizó tres peleas con Jorge Fernando “Locomotora” Castro y con Hugo Garay, quien fue campeón mundial de esa división en la WBA y que le arrebató el título Latino en Punta Del Este, Uruguay, en 2003.

Queda para el final la que fue la mejor y más dramática pelea de toda la serie. Fue en Miami, Florida, el 9 de agosto de 2003 cuando Acelino “Popó” Freitas expuso su corona ante Jorge Rodrigo Barrios, título super pluma WBA y WBO. Freitas, para muchos el mejor boxeador brasileño de la historia (aunque no se puede olvidar claro a la leyenda, Eder Jofre) era amplio favorito para su pelea ante el boxeador argentino. Y, de hecho, estuvo a punto de noquear en el primer asalto.

La tarde de la pelea, Barrios reunió a su equipo en la habitación del hotel y fue tajante: “Esta es mi pelea y prohíbo terminantemente tirar la toalla. ¿Quedó claro?”. Todos dijeron que si, sin imaginar que sería una orgía de sangre.

Barrios sufrió un corte en la ceja izquierda en el tercer asalto, comenzó a sangrar profusamente de la nariz en el quinto, a lo que se sumó una gran hemorragia nasal y un corte en la otra ceja. Si el médico intentó pararla no pudo. El referí, Jorge Alonso, lo dejó seguir, puesto que más allá de la sangre, la pelea, que tuvo de pie a los 6.000 espectadores en el Miami Arena, con superioridad brasileña en asistencia, fue tremenda.

Popó, un tremendo pegador, cayó en el octavo asalto y logró recuperarse. Hasta que llegó el 11er round, inolvidable y electrizante. Barrios lo tomó a Freitas de derecha y lo tuvo por el piso; sin embargo, el campeón tuvo reflejos como para escupir su protector bucal mientras contaba el árbitro y logró ganar unos segundos de oro. Esa caída, prácticamente, lo ponía a Barrios como ganador, ya que la lucha estaba muy pareja. Sin embargo, casi al mismo tiempo que sonaba la campana dando por terminado el asalto, Popó conectó una derecha a fondo y el argentino, totalmente desarticulado, se fue al suelo. Cuando llegó a su esquina, bañado en sangre y tambaleante, la pelea quedaba totalmente empatada. Para Jutras, Barrios sumaba 106-104; Nelson lo tenía 106-103 al campeón y Trematerra otorgaba empate en 105.

Si la caída de Barrios en el décimo primer asalto le permitió a Popó recuperar puntaje y presencia, el último round fue dramático, con el público de pie. Los argentinos, clamando por la tremenda demostración de Barrios; los brasileños pidiendo como en el Circo Romano por un último y definitivo golpe.

Con Barrios no recuperado, Popó no tuvo piedad y finalmente, lo volvió a tener por el suelo –aunque no fue caída con cuenta- hasta que el árbitro, con excelente criterio, detuvo la pelea. El retador prácticamente no se podía estabilizar.

Aquella noche, bañado en su propia sangre, Barrios se consagró como un guerrero de tremendo corazón, como Freitas demostró su calidad y su potencia.

Si, fue la mejor pelea entre un argentino y un brasileño y la última, hasta ahora, en la que se disputó un campeonato mundial.

Ganó el mejor. Habrá que ver quién es el mejor ahora, cuando Brian Castaño intente sacarle la corona a Patrick Teixeira.