La pelea, pactada a 12 asaltos, se realizó en el Celebrity Theatre de la ciudad norteamericana de Phoenix, estado de Arizona.

Las tres tarjetas favorecieron al campeón, que hacía la sexta defensa de la corona, por 119 a 110.

El pugilista argentino cumplió una actuación muy digna pero las notorias diferencias de talla (Jirov es 11 centímetros más alto) jugaron en su contra.

Es que el kazajo es un crucero "natural" y consolidado desde sus tiempos de amateur, en tanto Castro subió a esta división para aprovechar la chance, cuando bien podría combatir en mediopesado e inclusive, con un entrenamiento riguroso, en supermediano.

Lejos, por supuesto, de los tiempos en que se alzó con el título mediano (versión AMB), cuando derrotó por puntos al norteamericano Reggie Johnson el 12 de agosto de 1994.

Pero Castro no es justamente amigo del gimnasio ni del sacrificio y por eso está acostumbrado a dar ventajas físicas, algo que ya sucedió cuando intentó ganar la corona crucero del Consejo Mundial de Boxeo (CMB) ante el cubano Juan Carlos Gómez.

En esa ocasión, en diciembre del 2000, en Essen (Alemania), el cubano le ganó por nocaut técnico en diez rounds.

Y esta noche se repitió en parte la historia. En una pelea sin brillo, resaltaron la solidez sin luces del campeón y los guapos destellos del argentino.

Lo mejor de Castro se produjo en la primera mitad de la pelea, segmento en el que el desarrollo fue parejo aunque siempre con dominio del monarca de la FIB.

Después, con Castro ya sin resto físico y a la búsqueda de un golpe salvador, Jirov fue acumulando claras ventajas con su boxeo frontal de golpes rectos y poca cintura.

Con esta derrota, el récord de Castro -nacido el 18 de agosto de 1967 en Caleta Olivia- quedó en 120 victorias (82 por la vía rápida), 8 derrotas y 3 empates.

Jirov, natural de la ciudad de Balgash (04-04-1974) y medalla dorada en los Juegos Atlanta 1996, elevó su palmarés a 31 peleas, todas ganadas, 27 por nocaut.