Jordi Blanco | ESPN Digital 8y

El Barcelona, por fin, se enfrenta al Mönchengladbach

BARCELONA -- El Barcelona y el Borussia Mönchengladbach se encontraron por primera vez en su historia cara a cara en un terreno de juego, cerrando, por fin, un círculo que se abrió hace 44 años años, el día que el club azulgrana estudió el fichaje de Günter Netzer.

Fue en el verano de 1972 cuando el Barça intentó hacerse con el jugador a quien se conocía como 'Karajan' (en referencia al director de orquesta), en un deseo que no se concretó por cuanto la Federación Española de Futbol de la época vetó, y siguió vetando, la llegada de extranjeros al futbol español.

El 'Panzer' alemán visitó aquel verano Barcelona para participar con el Borussia en el Torneo Joan Gamper y no sólo ganó el trofeo, sino que su excelencia cautivó en el Camp Nou... Y provocó que el Real Madrid también le echara el ojo.

Un año después, cuando se dio permiso a los clubs, el Madrid se adelantó al Barça para llevárselo al Bernabéu (donde pasó con más pena que gloria), mientras el Barcelona respondía fichando al peruano Sotil y daba el golpe de efecto con la incorporación de Johan Cruyff.

Pero en la década de los 70 del pasado siglo, cuando el futbol no era un espectáculo globalizado como en la actualidad, el Borussia Mönchengladbach tampoco era precisamente un segundón en Alemania ni en Europa. Y se convirtió, por sus éxitos y casi sin quererlo, en una referencia en el Camp Nou.

El Bayern Munich, campeón por primera vez de la Bundesliga en 1969, estaba punto de catapultarse a lo más alto, pero se encontró de entrada con la respuesta de un Borussia que, nacido bajo el mando de Hennes Weisweiler, se coronó hasta cinco veces entre 1970 y 1977, ganó dos veces la Copa de la UEFA, cayendo en otras dos finales, y que llegó a jugar una final de la Copa de Europa frente al Liverpool.

Mönchengladbach y Munich (futbolísticamente Berlín nunca fue una referencia) eran como Barcelona y Madrid... Y en Barcelona se miraba con simpatía el atrevimiento de aquel equipo de franja verde que, apodado 'Los Potros', tuvo en su plantilla a Netzer y Bonhoff, a Heynckes y Vogts, a Simonsen y Stielike...

Esa sensación de simpatía que pudo despertar el Bayern en Barcelona a raíz del fichaje de Pep Guardiola en 2013 podría llamarse un 'amor impostado', por cuanto el club bávaro siempre fue visto como una suerte de Real Madrid a la alemana. Llamaban más la atención el Colonia, el Hamburgo y, por supuesto, el Borussia Mönchengladbach.

Cuando la grandeza del Ajax decayó tras la marcha de Cruyff, Neeskens o Rep, el Borussia se hizo moda en Europa, y el Barça, luchando contra el poder del Real, apostó por el fichaje de su entrenador, Hennes Weisweiler, para trasladar al Camp Nou tanto su juego febril y endiablado como su apuesta por los jugadores jóvenes.

La huella de Weisweiler en Barcelona es inexistente por cuanto ocho meses después de su llegada fue despedido por decisión de Johan Cruyff ("o él o yo", amenazó a la directiva para ser apoyado masivamente por los aficionados) y del entrenador alemán solamente quedó el ascenso al primer equipo de cuatro canteranos y la sensación de un fracaso cantado por su fuerte carácter que le enfrentó al entonces crack holandés.

Al cabo de tres años, en el verano de 1979, el Barça volvió a mirar hacia Mönchengladbach y fichó a Simonsen, un endiablado extremo que se ganó el cariño inmediato de la hinchada aunque solo se mantuvo tres temporadas (Maradona ocupó su lugar tras el Mundial de 1982). Y fue por aquel entonces cuando la moda de los Potros comenzó a convertirse en pasado.

Nunca más ganó la Bundesliga y su grandeza fue absorbida por el gigante Bayern, pero en las gradas del legendario Bökelbergstadion existió siempre una extraña conexión con el Barcelona, alimentada por una eliminatoria (en 1976) frente al Real Madrid que en Alemania pasó a ser recordada como un robo (le anularon dos goles legales en el Bernabéu).

Fue una relación 'invisible' por cuanto nunca cruzaron sus caminos en Europa ni volvieron a producirse trasvases entre los dos clubs (Andersson y el malogrado Enke, jugadores en su día del 'Gladbach' ficharon por el Barça desde Bayern y Benfica), pero hubo un tiempo, lejano ya, en que el club de referencia para el barcelonismo en Alemania respondía por Borussia Mönchengladbach.

Y este miércoles, 60 años después de que se creara la Copa de Europa, llegó, por fin, su primer duelo oficial.

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