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Cinco historias de amor y amistad en el deporte motor

Con pretexto al día del amor y la amistad, recordamos 'parejas' que lograron trascender en el deporte motor debido a su dominio en su disciplina, que los llevaron a triunfar y finalmente, a ser recordados con cariño por todos los aficionados.

Colin Chapman y Jim Clark

Una brillante pareja británica. Cuando el mejor diseñador de su generación trabaja con el mejor piloto de su generación, solo éxito se puede lograr: Campeonato del mundo para Clark (Piloto) y para Lotus (Constructor) en 1963 (ganaron 7 de las 10 carreras; una efectividad de 70 %). En 1965 de nuevo campeones de F1 y ganadores de la Indy 500 (la hubiesen ganado en el ’63, pero falta de claridad en las reglas los marginó del triunfo). La historia terminó cuando Clark se mató en un Lotus en Hockenheimring, Alemania, en una carrera de Fórmula 2.

McLaren y Honda

Como todo idilio, duró poco, pero fue apasionante: comenzó en 1988 cuando Ron Dennis logró el compromiso con los japoneses, además de tener a un brillante bicampeón mundial, Alain Prost, y a una estrella en ascenso, Ayrton Senna, en los mandos del MP4/4. Juntos se ‘sumirían’ en una orgía de triunfos: de 16 carreras ganaron 15 y Senna su primer título mundial; al año siguiente, 10 de 16 y campeonato para Prost; en el ‘90, 6 de 16 y Senna campeón (ya sin Prost); y finalmente en el ‘91, 8 de 16 con el tricampeonato de Ayrton. Todo acabó al año siguiente cuando la suspensión activa del Williams-Renault (otro gran amorío) detuvo el frenesí anglo-nipón.

RCR y Earnhardt

En 1984, el equipo Richard Childress Racing (RCR) firmó a un piloto de 30 años del que se pensaba sus mejores días habían pasado: Dale Earnhardt. Juntos construirían un legendario amor que acabaría trágicamente en 2001. Esto no fue un idilio. Duró, y dio como fruto seis títulos para el equipo y piloto que se convirtió, junto con Richard Petty, en el más ganador en la historia de NASCAR con 7 anillos. Todo acabó en la última vuelta de las Daytona 500 de 2001, cuando Earnhardt, defendiendo a Michael Wallace (ganador) y Earnhardt Jr (sí, su hijo quien acabó 2do) fue accidentalmente empujado por Sterling Marlin y se fue contra el muro exterior. La desaceleración del auto Childress fue tan brutal, que mató a la leyenda y lo transformó en mito.

Ferrari y Michael Schumacher

El equipo italiano no era campeón del mundo desde 1983 y no tenían un piloto campeón desde 1979 (Jody Schekter) y en Italia los ‘tifosi’ reclamaban títulos. Acudieron al joven alemán bicampeón del mundo con Benetton (‘94 y ‘95) y juntos lograron cinco campeonatos de pilotos y otros seis de constructores para volver a dejar a Ferrari como el equipo más ganador de la historia de la máxima categoría, (16 hasta hoy), y a ‘Schumi’ como el máximo piloto, con 7 coronas y una de las personalidades más queridas en Italia.

Citroën y Loeb

Vis a Vis avec l’Amour; todo muy francés… demasiado francés. La marca y el piloto galo impusieron una ‘dictadura de terror’ (para el resto, claro) en el Campeonato Mundial de Rally: de 2004 a 2012, el Rally Mundial marchó por el mundo al ritmo de la Marseillaise. La ‘dictadura fue guillotinada’ cuando el piloto francés, Loeb, apellido que se pronuncia ‘lob’ (love, amor en inglés), dejó el WRC para buscar nuevas aventuras.