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Elias Hannah entrenó a tres pilotos y corrió la Mint 400

ESPN Digital

La pasión del piloto Elías Hanna por el Off-Road no tiene límites al provenir de una familia de corredores y aprender de su padre, del mismo nombre, las artes de dominar un vehículo todo terreno.

Así que cuando arranca una carrera está consciente que cada minuto de su vida está en riesgo, pero en todo caso, esto pasa a un segundo plano cuando se tiene una mentalidad de hierro y cuando junto con el copiloto termina levantando los dedos pulgares por la satisfacción del triunfo.

“Esto me viene desde que nací, está en mi sangre, viendo a mi familia participar en eventos”, afirmó Elías Hanna en entrevista concedida a ESPN Digital.

Dueño de su propio equipo de trabajo, e incluso, diseñador de su propio carro de carreras, manifestó: “Empecé a correr a los 8 años y fue un proceso duro de apoyar, porque la familia no quiere que uno esté en riesgo, pero hacia allá vamos, ahí estamos, haciendo un gran esfuerzo tras el volante y representando a México a nivel internacional”.

El campeón de la categoría Trophy Truck Spec en 2017 invitó a tres atletas ‘Monster’ que nunca habían conducido un vehículo Off-Road, a aventurarse en una de las carreras más duras del mundo, la legendaria ‘Mint 400’, la más grande y antigua celebrada en el desierto de Las vegas. Para ello tuvieron una preparación a tope en sólo tres días.

Dijo que formar parte del proyecto como coach le emocionó mucho, como también resultó una experiencia única para Cameron Waters, piloto australiano de V8 Supercars; Jackson Strong, piloto australiano de Freestyle Motocross, y el patinador mexicano Fernan Origel, quienes deberían recorrer las 400 millas a través del desierto. Algo así como 643 kilómetros a poco más de 220 km/h.

Elías Hanna creó el programa de entrenamiento para sus compañeros: “Esta vez quisimos experimentar un ángulo más creativo enfrentándolos a una serie de retos físicos y mentales , ya que debían manejar las 400 millas más demandantes del desierto de Nevada”.

Con 35 años, lo más gratificante que le ha tocado vivir es el apoyo de la gente, “que desde que empieza el evento o desde un día antes se instala a lo largo de la ruta sin importar la hora que sea. En las carreras del desierto puedes estar en el día y la noche. Cuando llego a correr, hay gente que está en la madrugada todavía en la pista hondeando la bandera de México”.

Manifestó que “en una carrera del desierto, donde el terreno es bastante accidentado y una ruta nunca es la misma, hay que tener una mentalidad fuerte, en particular en una Baja 1000, que son alrededor de 22 o 23 horas. Nunca se debe perder la concentración, pues si lo hacer eres candidato a un error y te puede causar un problema muy grande, a ti y a la vida que está ahí para apoyarte”, haciendo alusión a su copiloto.