Abrir Camino - Andrey Amador
Abrir Camino - Andrey Amador
Cuesta verlo con normalidad, pero de la reiteración están logrando hacer una costumbre. ¿Cómo hace un país de poco menos de cinco millones de habitantes para lograr tantos deportistas exitosos?
Costa Rica lo sigue haciendo. Se ha convertido en la más prolífica fábrica de talento deportivo de Centroamérica.
El primer país de la región en ganar una medalla de oro olímpica, el primero en exportar a un futbolista ganador de dos Champions, el primero en jugar un quinto partido en un Mundial de fútbol.
Los éxitos deportivos costarricenses suceden tan frecuentemente que parecen algo común. Los han labrado desde una variable intransferible para el deportista tico: la voluntad.
Desde Alajuela surge uno más de esos ejemplos de tenacidad, entrega y sacrificio.
Juan Santamaría preparó el camino. A él le tocó pelear contra el filibustero Walker para mantener la soberanía costarricense.
Como hijos de la segunda ciudad más grande del país, parece que los alajuelenses tienen un prestigio por defender. No se lo dijeron al nacer, pero fue creciendo con la sensación de cumplir con ese compromiso y representar la historia de Juan Santamaría.
Andrey Amador nació en una casa de clase media en Alajuela, era 1986. Su padre Rodolfo es costarricense, de origen español. Su madre, Raisa Bikkazakova nació en Rusia. Quizás la de sus padres sea una historia para contarse aparte.
El chico en actividad permanente dio lugar a un deportista entregado. Empecinado por modificar los paradigmas en una sociedad deportiva aferrada al fútbol, Andrey se subió a una bicicleta al mismo tiempo que Claudia Poll hacía sonar el himno tico en la natación de los Juegos de Atlanta 1996.
Ellas, las hermanas Poll, fueron pioneras en eso de romper esquemas prestablecidos. Porque Costa Rica, con pobre infraestructura deportiva y pocos recursos para financiar atletas de alto rendimiento, no era un puerto ideal para la salida de grandes embarcaciones.
El talento de Andrey Amador se mostró muy pronto en las pruebas locales, pero fue su mentalidad impulsiva la que lo lleva a exhibirse en los grandes escenarios del ciclismo.
Fueron esas montañosas rutas que la cordillera del Pacífico le regaló a Centroamérica las que le inyectaron fuerza a la hiperactividad. Desde ahí es más fácil contagiar a la voluntad. Andrey Amador, se fue así abriendo un camino.
Al ciclista tico es a quien le dedicamos el más reciente capítulo de "Destino Confidencial, presentado por Avianca".
Al ejemplo de un deportista que tuvo que conocer y darse a conocer. "¿Adónde vine?" se preguntaba cuando por primera vez llegaba a España para iniciar su proceso de adaptación a una carrera profesional.
Esa hiperactividad que a Andrey le devoró la conciencia, también le fue revelando lo que sus compañeros de equipo han llamado "raza de ciclista". Aunque llega de un país sin historias con ciclistas de raza.
No pasó mucho tiempo hasta que uno de los mejores equipos del ciclismo mundial puso mirada en él y lo firmó. El Movistar ya tenía su recorrido como serio candidato a las grandes competencias cuando sumó al ciclista tico. Con todo lo que ficharlo significaba. Además de su talento, estaba esa personalidad arrolladora que no reconoce obstáculo.
En el repaso de su carrera se hace un viaje por los grandes triunfos del inquieto chico de Alajuela. En 2011 terminó el Tour de France, que no era cosa menor. Antes de Amador ningún ciclista de su país lo había conseguido antes. Cuatro años más tarde en Italia, se vistió con el suéter que reconoce al líder de una de las tres grandes vueltas.
De esos días que se enmarcan, que parecen un sueño. Lo que ya no es un sueño es ver a deportistas de Costa Rica compitiendo ante los mejores de sus deportes. Les cuentan cientos de veces las razones por las que no pueden hacerlo. Hasta que llega uno como Andrey Amador a comprobar que solo aquel que lo intenta es capaz de lograrlo. ¿Por qué no?