La Historia Secreta de Tiger Woods
La muerte de su padre puso al más grande golfista del mundo en una batalla. Como encaró esta guerra -- a través de su obsesión con las fuerzas especiales de los Marinos (SEALS) -- es el relato de cómo Tiger perdió su camino.
Hace diez años, Tiger Woods se encontraba sentado en la casa de su niñez enfrente del cuerpo de su padre, Earl, mientras esperaba a que llegaran las personas del servicio funerario para llevárselo. Eran aproximadamente las 3 de la madrugada. Afuera del cuarto en Cypress, California, se escuchaban los murmullos de las personas dedicadas a organizar el entierro, mientras tanto, adentro, Tiger y su media hermana Royce, permanecían atónitos en esas primeras brumosas horas que siguen a una muerte, cuando un ser querido ya no está, pero tampoco parece haberse ido todavía. Aproximadamente una hora antes, Earl había dado sus últimos dos o tres respiros, que sonaron de una forma distinta a todos los anteriores. Tiger recibió la llamada e inmediatamente vino a Cypress. Tuvo que pasar por el campo de golf Navy, en donde aprendió a jugar, antes de finalmente dar vuelta en la calle Teakwood. Su papá nunca vendió la casa porque le gustaba tener la nostalgia a la mano. Si Earl quería, podía ir al clóset de Tiger y ver todavía colgado el póster de Obi-Wan Kenobi, el viejo Nintendo o el Destructor Estelar de Lego. Earl falleció a tres pasos del antiguo cuarto de su hijo.
Royce dice que se sentó al lado de su padre, en la orilla de la cama, y le acarició la espalda, tal como lo había hecho durante las últimas horas, mientras él agonizaba.
"¿Esperas que se despierte?", preguntó Tiger.
"Sí", contestó Royce.
"Yo también".
Tres días después, el 6 de mayo de 2006, la familia se reunió en una terminal aérea privada en Anaheim para transportar el cuerpo de Earl a Manhattan, Kansas, lugar en donde creció. Tida, la mamá de Tiger, y Elin, su esposa, iban sentadas una enfrente de la otra en el Gulfstream IV, según Royce. Elin iba haciendo su tarea de la universidad, la cual hacía muy seguido en cualquier momento que tuviera libre: en aviones, viajes de pesca... con vistas a obtener su título en Psicología. También estaban los medios hermanos de Tiger; Royce y Earl Jr. iban sentados en la mesa y Kevin enfrente de ellos en el sofá. Había seis pasajeros en total, y Tiger se tumbó en su asiento habitual en la parte delantera izquierda del avión. Colocó la urna con los restos de su padre justo enfrente de él, y Royce bromeó sobre "ponerle el cinturón de seguridad a papá". Y cuando el piloto aceleró a toda potencia para despegar, Royce dijo que Tiger estiró las piernas para detener la urna con los pies.
El vuelo duró dos horas con veinte minutos. Sus hermanos intentaron hablar sobre los viejos tiempos. Kevin volvió a contar una de sus anécdotas favoritas de cuando Tiger tenía 10 u 11 años y acamparon en un bosque de árboles muy altos: cuando se dirigía al baño, Tiger se había detenido y se había asomado entre unas ramas.
"¿Qué miras?", le había preguntado Kevin
"Ewoks", contestó Tiger.
Una vez en el avión, nadie habló mucho. Tiger y sus hermanos aterrizaron y se dirigieron al cementerio Sunset, a una milla al suroeste del campus de la Universidad de Kansas, más allá del zoológico, de una preparatoria y de un cañón dedicado a la memoria de los soldados caídos de la Unión. A Earl, ex Boina Verde y veterano de la guerra de Vietnam, le habría gustado eso. Bajo las sombras, el cementerio se mantenía fresco, las colinas serpenteaban desde la calle hacia un barranco. Los pájaros carpinteros martillaban repetidamente en los árboles. La familia se reunió en torno a un hoyo en la tierra, entre los padres de Earl, Miles y Maude Woods. Dos cedros y cinco pinos apuntaban al cielo. Tiger se mantuvo fuerte, mientras consolaba a su madre, y Earl Jr. lo miraba, impresionado. Enterraron las cenizas y se fueron.
Luego de una breve parada en la casa donde creció Earl como ahora le pertenecía a unos completos desconocidos, la familia se detuvo en el patio delantero para contar algunas anécdotas, y como estaban en la región rural de Kansas, los vecinos no los interrumpieron ni les pidieron autógrafos y luego todos regresaron al aeropuerto. 77 minutos después de aterrizar en Kansas, Tiger regresó a Orange County.
Tomemos en cuenta que en ese momento Tiger tenía 30 años, era el mejor golfista del mundo, había conquistado ya 10 campeonatos importantes y los que faltaban, estaba convencido de que los sueños que él y su padre habían concebido en la calle Teakwood finalmente se convertirían en realidad. Su piloto se elevó por encima de las nubes. El vuelo de regreso duró 40 minutos más, exactamente 3 horas, y nadie pronunció más de dos palabras, se sentían pesados y deprimidos, tratando de asimilar la idea de que habían dejado a Earl bajo la tierra de Kansas. Tiger Woods se sentó en su asiento habitual, mirando al frente hacia un asiento ahora ya desocupado.
Casi diez años después, en el extremo occidental de una isla en las Bahamas, es donde Tiger Woods se siente más cómodo: escondido tras varios niveles de seguridad y exclusividad, parado con dos o tres amigos en la penumbra de la marina. Estamos a principios de diciembre y faltan 28 días para su cumpleaños número 40. Muy pronto iniciará su torneo anual en un campo de golf cercano. Sus dos yates flotan a unos pocos metros de distancia, en dos de los primeros tres muelles: el yate Privacy, de 155 pies, junto al más pequeño y estilizado bote para buceo que nombró Solitude. En la cubierta principal del yate hay una canasta con protectores solares, toallas enrolladas y una orquídea blanca. La marina que los rodea no podría ser más privada; no hay ni tiendas ni cafés, y ni siquiera aparece en las cartas náuticas de algunos sistemas GPS marítimos. (El staff de Woods no quiso hacer ningún comentario para este reportaje).
En una marina de lujo es el único lugar donde podríamos vislumbrar por casualidad a Tiger, quien viaja por el mundo en la burbuja que él mismo diseñó. Cuando compró su avión, bloqueó el número de cola de los sitios web de localización: termina en QS, el código estándar de los NetJets. En cambio, muchos atletas hacen gala de su vanidad en sus matrículas, e incluso algunos personalizan el diseño. Por ejemplo, el avión de Michael Jordan tiene detalles en el característico color azul de Carolina del Norte y su número de cola es N236MJ, en donde el 6 hace referencia a sus "6" títulos. Jack Nicklaus vuela por todas partes en un N1JN cuyo apodo es Air Bear. Cuando está estacionado en la pista, el avión de Tiger parece como si le perteneciera a un anónimo viajero de negocios; nada delata la fama de su dueño. Va y viene de forma anónima.
Esta noche, las luces que avanzan a lo lejos, son del barco The Seven Seas de Steven Spielberg. El personal de la marina se topa con muchas celebridades, y cuando se reúnen fuera del trabajo comparten algunas anécdotas: que Johnny Depp es una persona sencilla o que Tiger no es un divo pero sí una persona bastante extraña. En cierta ocasión, cuando su perro dejó una pelota de tenis en la oficina del capitán, Tiger llamó para solicitar que alguien "asegurara" la pelota hasta que algún miembro de la tripulación fuera a buscarla; el personal todavía se ríe de eso y todos levantan los ojos hacia el cielo. No saben que frecuentemente usa la jerga militar. El que use palabras como "aseguren" o "hacia el blanco", e incluso "roger that" (bien, de acuerdo) en los mensajes de texto dirigidos a su amigo Michael Jordan, es solo una pequeña muestra de lo tanto que está sumergido en ese mundo.
Parados en la esquina suroeste de la marina, Tiger y su grupo hacen planes para después, después él se va caminando calle abajo. No existe un séquito o Equipo Tiger, no hay agentes o un mánager, únicamente un hombre solo de mediana edad, que trata de hacer las paces consigo mismo y con su futuro, y al que en los años venideros lo esperan más marinas tranquilas que campos de golf repletos. Hace poco, le hizo a Jordan una sencilla pero complicada pregunta: ¿Cómo supiste cuándo era el momento de retirarte?
Tiger no le ha pegado a una pelota de golf en dos meses. No puede correr. Le dijo a la revista Time que hace poco se cayó en su jardín y no tenía celular, así que tuvo que esperar ahí tirado hasta que su hija lo encontró por pura casualidad. Tiger le dijo que pidiera ayuda. Lo han operado dos veces de la espalda en los últimos tres meses. Ayer, en una conferencia de prensa, dijo por primera vez en público, que es posible que su carrera golfística haya terminado.
Un reportero le preguntó qué tipo de ejercicio hacía.
"Camino", contestó.
¿Y qué más?
Sonrió.
"Camino, y camino un poco más".
Hizo una pausa y se preguntó a sí mismo, "¿En dónde está la luz al final del túnel?"
"No lo sé. Creo que prácticamente todo a partir de esto va a ser ganar dinero sin trabajar mucho".
Sus amigos comenzaron a oír estas confesiones hace como un mes. Su compañero de universidad, Notah Begay, le mandó un mensaje cerca de Halloween. Tiger ama Halloween. Es un niñote en muchos sentidos. Cuando vivía en Orlando, un antiguo vecino dijo que a Tiger le gustaba andar en patineta y que lo jalara un carrito de golf en el enorme country club cerrado al que él llamaba casa. Le encantan los Transformers y los héroes de los cómics. De hecho, en el pasado se ha registrado en hoteles bajo el nombre de Logan Howlett, el nombre humano de Wolverine de X-Men. Cuando hizo la reservación de sus clases de buceo libre en las islas Gran Caimán, el instructor Kirk Krack recuerda que se registró bajo el nombre de Eric Cartman. Así que, por supuesto que le gusta Halloween, y cuando Notah le preguntó cuál sería su disfraz, Tiger le contestó:
"Me voy a disfrazar de un golfista conocido como Tiger Woods".
Una noche, sentado en un restaurante de carnes en las Bahamas, Begay guarda silencio un momento. Está ahí hablando para el Golf Channel, hace años se vio obligado por sus propios problemas de espalda a hacer las mismas confesiones que Tiger está haciendo ahora: Los sueños que tenía cuando era niño se están marchitando. Se conocieron de niños, Tiger tenía 9 y Notah 12, ambos jugaban golf en California. Se miraron, quizá eran los únicos no blancos y no ricos que se encontraban ahí, Notah se acercó a Tiger y le dijo: "No volverás a estar solo jamás". Desde entonces han sido amigos, han atravesado juntos todas las etapas de la vida. Hace un par de semanas, Tiger y él estaban pasando el rato en la casa de Júpiter, cuando Woods recordó que necesitaban hacer la ronda y recoger a sus hijos de la escuela. Ya en la escuela, se estacionaron junto a los demás papás, como 30 minutos antes de la hora de la salida y, para matar el tiempo, se rieron y evocaron anécdotas de Stanford. "Tiger y yo solemos charlar de muchas cosas del pasado", dice Begay. "Le encanta hablar sobre la etapa de la universidad".
Tiger contó lo mucho que le gusta a su hija jugar fútbol soccer y que ya es una gran bromista, y Begay dijo que a su hija le encanta la gimnasia y el dibujo, luego se miraron y se echaron a reír: ¿Puedes creer que estamos en la fila para recoger a los niños? Tiger está teniendo que enfrentar lo que todos los hombres jóvenes y poderosos enfrentan: el final de su juventud y su poder, y un futuro en donde deberá aprender a sobrellevar el duelo por esas pérdidas y a posiblemente reemplazarlas. Este retorno final, si es que algún día llega a recuperarse, sería su última reaparición.
"Él lo sabe", dice Begay.
La década que separa el cementerio de Kansas de la marina en las Bahamas, ha visto a Tiger perder muchas de las cosas que más significaban para él. Cuanto más tiempo transcurre, más claro queda que dejó una parte esencial suya ahí en la tierra entre Miles y Maude Woods. ¿Cómo fue que todo lo que construyó se desmoronó tan rápida y totalmente? Esa es la pregunta que lo acechará el resto de su vida. La respuesta es complicada y tiene muchas capas. Fue víctima de muchas cosas, algunas bien conocidas y otras profundamente privadas: sufrimiento, soledad, deseo, libertad y su fijación por la profesión de su padre, la carrera militar. Estas fuerzas comenzaron a influenciar la vida de Tiger casi en cuanto su G-IV aterrizó en Orange County, después de haber enterrado las cenizas de su padre. Las fuerzas continuaron actuando hasta que, finalmente, su esposa descubrió mensajes de Rachel Uchitel en su teléfono [de Tiger] y él estrelló su Escalade Cadillac contra un hidrante (el coche, por cierto, le pertenece a un hombre del Arkansas rural, quien se lo compró usado a un vendedor local, y ninguno de los dos conocía su historia secreta).
Después del Día de Gracias de 2009, los detalles de su vida salieron a luz pública de la manera más vergonzosa (¿puedes imaginar tener que hablar de tu vida sexual en una conferencia de prensa, teniendo enfrente a tu mamá, en primera fila?), pero ese accidente automovilístico no fue el inicio de su desintegración. Aunque resulte extraño, fue el final. Todo lo que ha sufrido durante los últimos siete años, por ejemplo, el tener que admitir que posiblemente su carrera golfística haya terminado, es una consecuencia de las decisiones que tomó a lo largo de los tres años posteriores a la muerte de Earl. Llevaba mucho tiempo apuntando hacia ese hidrante. De cierta manera, incluso entendía lo que le estaba sucediendo, o al menos lo que estaba invirtiendo para lograr entender. El día del accidente llevaba un libro, que terminó en el piso del coche, cubierto de vidrios. Su título eraGet a Grip on Physics (Fundamentos básicos de Física).
El tema le fascinaba a Woods. Padecía de insomnio, así que cuando no mandaba mensajes o jugaba video juegos, leía. A menudo libros militares sobre hombres solitarios que enfrentan obstáculos imposibles, tales como Roberts Ridge o Lone Survivor (Único superviviente), o libros sobre física o cosmología teórica. La introducción de Get a Grip expone las reglas básicas de la ciencia antigua de Newton y Galileo, enfocadas en los conceptos de fricción y gravedad. Estos temas siempre le habían interesado. A los cinco años, Tiger hizo un dibujo de unos muñequitos balanceando diferentes palos de golf, en donde bosquejó la cara del palo, así como la trayectoria de vuelo de la pelota, con todo y la distancia y el ápice.
Ese dibujo es una pista de algo que Woods quizá todavía no puede articular; incluso a esa edad, tenía suficiente curiosidad como para estar pensando en la física. Desde el principio, su talento en el golf parecía ser una expresión de su genio, no el propio genio. Es una persona excepcional, y no porque una vez haya ganado 14 torneos importantes de golf, sino porque reflexiona en cómo llegó a ocupar su lugar particular en el mundo. "Ciertamente su mente estaba abierta a las grandes preguntas, como por ejemplo, quién era él, o quiénes eran los demás", relata un amigo cercano que pidió permanecer en el anonimato, "y mantuvo la mente abierta ante la idea de que a veces la pregunta es la respuesta". En la sexta página de Get a Grip, el autor John Gribbin resume una verdad que gobierna tanto el mundo como la relación entre Earl y Tiger Woods: "Existía una ley fundamental de la naturaleza que decía que cuando las cosas se dejan a su suerte, se mueven en círculos".
Scot Tucker/AP Images
Florida Highway Patrol/Getty Images
Scot Tucker/AP Images; Florida Highway Patrol/Getty Images; Eric Gay/AP Images
Siempre hay una capa de misterio que se interpone entre padres e hijos, incluso entre aquellos tan cercanos como Tiger y Earl Woods. Vivían vidas tan diferentes. Earl se unió a las Boinas Verdes porque consideró que era el único lugar en donde un hombre de color podría ser tratado con justicia, y cuando se retiró, jugó golf todos los días. (Antes de su hijo, Earl tenía el handicap más bajo del campo de golf Navy, cercano a su casa, a pesar de no haber tomado un palo de golf hasta que cumplió los 42 años). Había cosas que Tiger nunca pudo saber sobre el combate, así como Earl nunca pudo comprender el precio de la fama de su hijo.
"Sé exactamente cómo te sientes", le dijo Earl en una ocasión.
"No papá, no lo sabes", respondió Tiger.
Creció sin hermanos y con pocos amigos. Tiger y Earl hacían todo juntos; mandaban pelotas hacia una red en la cochera o pasaban horas en el campo de golf, y cuando terminaban, Earl pedía una Coca-Cola light con ron y Tiger una Coca con cerezas, y se sentaban a disfrutar sus bebidas como un par de viejos. Al profesional de golf del campo de Navy, Joe Grohman, le preocupaba que Tiger no tuviera amigos de su misma edad hasta la preparatoria. Sus amigos eran Earl y sus camaradas del ejército. Sus compañeros de golf eran viejos soldados y marineros retirados, y a veces algún miembro del servicio activo que vivía cerca de Los Ángeles. Los aviones de combate despegaban y aterrizaban en la pista paralela a los hoyos 17 y 18. Tiger escuchó las historias y vio el profundo cariño que incluso los desconocidos sentían los unos por los otros. Toda su infancia giró en torno de esos hombres y sus reglas.
Tiger y Earl sostenían opiniones firmes sobre cómo deberían funcionar las cosas y tenían rachas de terquedad, durante las cuales a menudo chocaban. El distanciamiento más serio que hubo entre los dos, que duró años, fue debido al amor que Earl sentía por las mujeres. Tiger odió que su papá le fuera infiel a su mamá y lloraba con su novia de la preparatoria. Sus padres nunca se divorciaron, aunque sí se separaron y vivieron en casas separadas. El único motivo por el cual seguían en comunicación, era por la ascendente carrera golfística de su hijo. Como muchos niños sobresalientes que provienen de hogares destrozados, Tiger se percató a temprana edad de que su talento le podría ayudar a crear la familia que quería. Podría remendar las roturas que tenían en su interior. Queda claro que Tiger creció, en primera instancia, imitando a su padre y luego, intentando ser mejor que él. Todos los hijos, ya sea que amen u odien a sus padres, o alguna combinación de ambas cosas, quieren liberarse de cualquier debilidad heredada, quieren sacudirse el pasado. Esto es especialmente cierto en el caso de Tiger, cuyo padre parece evocar emociones encontradas: Lo mejor y lo peor que le ha pasado en la vida, ha sido a causa de Earl.
La cosa es, que lo quiero mucho y no puedo decirle 'No vas a volver a ser grande'
- Michael Jordan
Cuando Tiger se hizo famoso, Earl recorrió el mundo con él. En definitiva, el libro sobre Tiger y Earl es His Father's Son (El hijo de su padre) de Tom Callahan, y detalla las mujeres de la vida de Earl. Había una "cocinera"en el campeonato abierto de 2001, y cuando Callahan dijo que debía ser una muy buena cocinera, Earl sonrió ampliamente y dijo: "Definitivamente sabe cómo mantener hasta el tope el plato de papas fritas". En otro evento en Sudáfrica, una serie de escorts desfilaron hacia el cuarto de Earl. Callahan cuenta que cerca del final de la vida de Earl, Tiger y él dejaron de hablarse durante un tiempo. "Tiger está enojado conmigo", le contó al autor, dando a entender que se había metido en algún tipo de problema de faldas y que su hijo tuvo que pagar para que no saliera a la luz. Al final, escribió Callahan, Tida es la que convenció a Tiger de hacer las paces. Le dijo a su hijo que se iba a arrepentir si Earl fallecía antes de haber arreglado las cosas.
"Él ya no va a estar y te vas a arrepentir", le dijo.
Arreglaron el problema, quizá porque como el círculo de confianza de Tiger se había reducido prácticamente a cero, él sabía que podía hablar con su papá sobre cualquier tema, aunque Earl no fuera su persona favorita en ese momento. Earl nunca juzgaba. Eran padre e hijo, profesor y alumno, mejores amigos, compañeros de carrera, y juntos, una persona completa.
Justo después del Masters 2004, Tiger y su papá viajaron juntos a Fort Bragg, lugar al que habían asignado a Earl con las Boinas Verdes. Los acompañaron algunos de los viejos amigos del ejército de Earl, y Tiger recibió un trato de superestrella, corrió con la división Airborne 82 y saltó en tándem con los Golden Knights, el equipo de paracaidistas del ejército. El hombre asignado para brincar con Tiger del avión fue el soldado Billy Van Soelen, quien le explicó la diferencia entre la plena luz del día en Fort Bragg y las situaciones de combate sin una gota de luz. "Tu papá hacía saltos tácticos", dijo señalando el ambiente controlado. "Esto es Hollywood".
Van Soelen aseguró que Tiger estuviera bien amarrado a él y luego los dos se lanzaron al vacío sin ningún contratiempo. Tiger sonrió durante todo el camino.
Earl lo estaba esperando en la zona de descenso, dice Van Soelen, y le dio a Tiger un fuerte abrazo.
"Ahora comprendes mi mundo", le dijo a su hijo.
Earl necesitó un tanque de oxígeno durante ese viaje. Sufrió una muerte lenta, de años, y lamentaba no poder vivir lo suficiente como para ver el final del viaje de Tiger. Sufrió un segundo ataque al corazón en Tulsa, Oklahoma, en el primer año del tour de Tiger, y en invierno de 2005, un año y medio después de Fort Bragg, era evidente que a Earl no le quedaba mucho más tiempo. Ahora pongámonos de nuevo en los zapatos de Tiger Woods. En ese momento era el mejor golfista del mundo y tomó el primer descanso de su vida: 24 días sin tocar un bastón de golf, el lapso más largo desde que era un niño, y acompañó a su padre en su muerte. Pasó la mayor parte de esa pausa en la calle Teakwood, tratando de dormir; tres días pasaron hasta que finalmente cayó dormido en el piso. El 25 de diciembre, su papá lo despertó con un zapatazo.
Cuando Tiger alzó la mirada un poco atontado, Earl le dijo: "Feliz Navidad".
Esas vacaciones terminaron, ambos sabían que Earl moriría pronto y Tiger aceptó la idea, por lo que planeó reintegrarse al juego en el Buick Invitational de 2006, cerca de San Diego. Pero tres días antes de su primera ronda de competencias del año, Tiger organizó una visita VIP a las instalaciones del Equipo de Demolición Submarina Básica (entrenamiento SEAL), en donde los reclutados se convierten en el equipo de Mar, Aire y Tierra de la Armada de los Estados Unidos. La mayoría de las generaciones empiezan con aproximadamente 200 estudiantes, y si se llegan a graduar 30, es un porcentaje alto. Es el entrenamiento militar más difícil del mundo.
Al llegar, Tiger dio un discurso a la Clase 259, que estaba por comenzar la primera fase, y les dijo algo que nunca había dicho en público: cuando era joven, quería ser un SEAL. A la clase le encantó el consejo de Tiger sobre la preparación mental y la concentración, mientras que los instructores hicieron un gesto de incredulidad cuando Tiger dijo que habría sido uno de ellos si no hubiera sido por el golf. Ellos han visto a medallistas olímpicos y a futbolistas de primera división abandonar el entrenamiento porque no toleran el sufrimiento. Uno de los mejores triatletas renunció.
Visitaron al Equipo Special Boat Team 12 (Equipo especial que opera medios especializados de apoyo en operaciones fluviales, marítimas y costeras) y el Equipo Seal 7. En una de las paradas, el SEAL Thom Shea realizó una demostración de armas, con siete u ocho exhibidas enfrente de él, desde una pistola Sig Sauer hasta toda la gama de armas que usa un francotirador. Tres años más tarde, Shea recibió una medalla de honor por haber dirigido un equipo en una batalla en Afganistán. Tiger estaba parado junto a la mesa con los brazos cruzados, con un par de lentes Oakley sobre su gorra. Shea dice que Tiger permaneció muy callado para aprender lo más posible, y solo esbozó su famosa sonrisa cuando alguien le pidió un autógrafo o una foto. Después de la exhibición de armas, Shea llevó a Tiger a otro edificio para realizar la siguiente parte del recorrido. Ambos hombres charlaron en el camino, e incluso una década después, Shea recuerda la conversación, por todo lo que pasaría después. Tiger estaba interesado en saber cómo los SEAL lograban tener una buena relación de familia, a pesar de estar sometidos a la tensión de los constantes viajes y las largas separaciones. Shea le contestó que lo único que funciona, es el equilibrio. Tiger preguntó cómo lo lograban, después de tantos años de estrés y de arduo trabajo que superan por mucho el romance que evoca el título de una profesión. "Es un tipo de vida", recuerda que le contestó Shea. "Simplemente lo haces. Lo sigues practicando".
El siguiente domingo, Tiger Woods ganó el Buick Invitational.
Tres meses después, Earl falleció y todo comenzó a desmoronarse.
John Huet
Segundo Acto
Veinticinco días después de que enterró a su padre y quince días antes del Abierto de los Estados Unidos 2006, Tiger visitó de nuevo a los SEALS de la Marina, esta vez a un centro de entrenamiento oculto en las montañas al este de San Diego. El lugar es conocido como La Posta y se localiza en un camino sinuoso y árido cerca de la frontera mexicana. Todo es tono dorado y verde apagado, como Afganistán, con rocas del tamaño de automóviles al margen de la carretera.
Esta vez, Tiger no vino a observar.
Probó el rifle de francotirador SR-25 y la pistola preferida de los SEAL, la Sig Sauer P226. Uno de los instructores era el Suboficial de Primera Clase John Brown, cuyo padre también fue Boina Verde en Vietnam. Brown habló con Tiger en privado. El sol brillaba, era un día placentero, y los dos hombres conversaban en la esquina noreste de un campo de tiro.
"¿Por qué estás aquí?" Brown recuerda haber preguntado.
"Mi padre", dijo Tiger, y le explicó que Earl le había dicho que terminaría siendo golfista o soldado de operaciones especiales. "Mi padre me dijo que debía escoger uno de dos caminos".
Brown dice que Tiger realmente deseaba conocer su modo de vida. Tiger hacía preguntas sobre la familia de Brown y descubrieron que las esposas de Brown y Tiger compartían el mismo cumpleaños. Tiger le dijo que nunca intentara igualar a Michael Jordan bebiendo. Hablaron sobre Earl, y Brown sintió que Tiger buscaba un "puerto seguro", lejos de su dolor, una forma de purgarlo, de probarse algo a sí mismo, o tal vez de demostrarle algo al espíritu de Earl, cuya carrera en las fuerzas especiales nunca se aproximó a la audacia de los equipos SEAL.
"Definitivamente creo que estaba buscando algo", dijo Brown. "La mayoría de la gente vive con remordimientos. Sin embargo, él pudo experimentar lo que pudo haber sido".
Los instructores le dieron a Tiger pantalones camuflaje y una camiseta marrón. Cargó un rifle de asalto M4 y se ató una pistola a la pierna derecha. En una tira de cinta blanca sobre el bolsillo de cadera derecho, alguien escribió "TIGER". El SEAL Ben Marshall (su nombre se ha modificado para esta historia porque permanece en servicio activo) llevó a Tiger al "Kill House", un simulador de combate en situaciones de alto estrés, donde los SEAL entrenan cómo despejar habitaciones y rescatar rehenes. Marshall es un veterano de muchos despliegues de combate y estuvo al lado de Tiger, asegurándose de que no se lastimara demasiado. El instructor hizo que el golfista atravesara la casa una y otra vez, iluminándolo con Simunition, proyectiles de pintura de gran potencia que dejan grandes y dolorosos moretones. "Era realmente divertido dispararle", dijo Marshall. "Tenía una expresión desconcertada. Lo estaba rociando como si no fuera nada".
Los instructores fijan blancos, algunos son terroristas armados y otros, civiles inocentes. Bajo el fuego y estrés, Tiger debía decidir quién debía morir y quién debía vivir. En uno de los recorridos por el Kill House, los soldados cambiaron un blanco de una persona con un arma por uno de un fotógrafo y, cuando Tiger atravesó la puerta, mató a la persona con la cámara, según dos testigos. Los SEAL le preguntaron por qué le había disparado a un civil.
Primero, Tiger pidió disculpas por el error que había cometido.
Después, contó un chiste sobre su odio hacia los fotógrafos.
Al final, Woods aprendió a despejar una habitación, a trabajar las esquinas y a determinar las líneas de fuego, algo que solo un puñado de civiles tiene permitido hacer: participar en tiroteos simulados con verdaderos SEAL de la Marina. "Se mueve bien dentro de la casa", dijo Ed Hiner, un SEAL retirado quien ayudaba a supervisar el entrenamiento en aquella época y escribió un libro llamado First, Fast, Fearless. "No se está asustando. Hay que intensificar la situación. Comienzas disparando y después empiezas a volar cosas. Mucha gente se asusta. Es demasiado ruido, una verdadera locura. Lo hizo bien".
En un momento determinado, Marshall lo hizo pasar por un curso de tiros de combate en situaciones de estrés, obligándolo a cargar una caja de municiones de 13.6 kg, a hacer levantamientos de pesas con ella, hacer lagartijas y correr en subidas, sin olvidar los disparos. Tiger no lograba reducir su ritmo cardiaco lo suficiente como para dar en el blanco, pero completó con ímpetu el recorrido.
"Puso todo su esfuerzo", dijo Marshall. "Simplemente dio lo mejor".
Marshall sacó sus palos de golf en un momento determinado y le pidió a Tiger que le firmara la bolsa TaylorMade. Tiger se negó, tímidamente, diciendo que no podía firmar una marca de la competencia. Así que Marshall lo retó a ver quién podía hacer el drive más largo, y si ganaba le firmaría la bolsa. Tanto Marshall como Brown confirmaron lo que sucedió después: Tiger sonrió y aceptó. Algunos de los muchachos se reunieron alrededor de un área elevada con vista al campo de tiro. Marshall fue primero e hizo un sólido golpe, de aproximadamente 260 o 270 yardas. Tiger lo miró y preparó su pelota mientras sostenía el driver TaylorMade.
Después se puso de rodillas.
Tomó el palo como si fuera un bate de béisbol y superó con creces la distancia de Marshall. Tiger comenzó a reír y después los SEALS comenzaron a reír y, al final, Marshall reía también.
"Bueno, te puedo disparar ahora y te puedes morir", bromeó Marshall, "o puedes correr y morir cansado".
Los militares y su bravuconería hicieron que Tiger recordara el campo de golf de la Marina y la época en la que jugaba con Earl y aquellos salerosos soldados y marineros retirados. Obviamente extrañaba a su padre, pero también extrañaba la idea de Earl, que era tan importante como el propio hombre. En ocasiones, su padre viajaba a los torneos y no se paraba en el campo, se quedaba en el hotel o en una casa alquilada, en caso de que Tiger lo necesitara. Podían hablar de cualquier cosa, desde las grandes interrogantes de la vida, como la sincera creencia de Tiger en los fantasmas, hasta las cosas más simples que un hombre debe saber, como por ejemplo, que es necesario beber agua entre cervezas para no emborracharse. (Esto último surgió después de una mala noche en una fiesta en Stanford.) Sin Earl, Tiger se sentía solo y perdido. Se lanzó de nuevo al circo de su vida, trasladándose de un lugar a otro. Y en los meses después del funeral, las relaciones extramaritales o comenzaron, o bien se intensificaron. En el verano de 2006, conoció a dos de las amantes que más adelante aparecerían en los periódicos sensacionalistas.
Es importante destacar que le gustaba mucho presumir sobre las mujeres, incluso mucho antes de casarse con Elin Nordegren en 2004. En 1999, en los silenciosos bosques de Oregón cerca del Deschutes River con Mark O'Meara y una de los mejores guías para la pesca de truchas en el mundo, Tiger trataba de llamar la atención hablando sobre las ventajas de ser un atleta profesional. "Iba caminando por el sendero con él e iba presumiendo sobre sus conquistas sexuales", dice la guía Amy Hazel. "Y esta es la época en la que todos pensaban que era un niño dorado".
Contó sucias historias que Hazel no quiso repetir pero, a pesar de los alardes y los chistes picantes, ella lo veía más como un niño grande que un playboy. "Sabelotodo y socialmente raro" son las palabras que usó, y parecía más feliz parado en el río repitiendo las líneas de la escena del Dalai Lama en Caddyshack (Los locos del golf en Hispanoamérica).
Sus bravuconadas sexuales ocultaban su torpeza alrededor de las mujeres. Una noche asistió a un club en Nueva York con Derek Jeter y Michael Jordan. Jeter y Jordan hablaban con facilidad con bellas mujeres, una tras otra. (Ambos se negaron a comentar sobre la anécdota). En un momento dado, Tiger se acercó a ellos y les hizo la pregunta que vive en el corazón de todo muchacho de la escuela secundaria y prácticamente de cualquier hombre adulto también.
"¿Qué hago para hablar con las mujeres?"
Jeter y Jordan se miraron algo sorprendidos, y después volvieron sus miradas a Tiger.
Diles que eres Tiger Woods, respondieron.
Si Tiger estaba buscando algo, aparentemente eran muchas cosas distintas, y encontraba las piezas en un elenco cambiante. Rachel Uchitel y él estaban unidos por un dolor mutuo. Las heridas recientes de la pérdida de Earl le ayudaron a comprender las cicatrices de Rachel derivadas de la muerte de su padre por una sobredosis de cocaína cuando tenía apenas 15 años y la pérdida de su prometido en el World Trade Center el 11 de septiembre. Las piezas rotas de sus corazones encajaban, de acuerdo con su mejor amigo, Tim Bitici. Algunas veces Rachel se quedaba con Tiger durante días, dice Bitici. Nadie parecía preguntarle a Tiger dónde estaba o qué estaba haciendo. Bitici viajó con Rachel a Orlando para visitar a Tiger, quien los acomodó en un condominio cerca de su casa. Cuando venía, entraba y cerraba todas las cortinas. Después se sentaba entre Tim y Rachel en el sillón y todos veían Chelsea Lately.
"Esto me hace muy feliz", dijo Tiger, de acuerdo con Bitici.
Muchas de estas relaciones tenían una extraña cualidad familiar, que se ignoró en gran medida a favor del revuelo que causaría el tema de un trío en los periódicos sensacionalistas. Tiger se reunió en una ocasión con Jaimee Grubbs en la habitación de un hotel, le dijo ella a una revista, y antes de pasar a los negocios, vieron una película de Tom Hanks y se abrazaron. Cori Rist recuerda el desayuno en la cama. "En cierto sentido, era muy normal y tradicional", afirma. "Intentaba alejar ese estilo de vida solo para tener algo real. Aunque fuera solo por una noche".
Muchas veces, no podía dormir.
Sufría de insomnio y pasaba días despierto. Bitici dijo que Tiger le pedía a Rachel que se reuniera con él cuando pasaba demasiado tiempo sin dormir. Solo después de que ella llegaba se quedaba dormido. Bitici piensa que Tiger únicamente buscaba un testigo de su vida. No la célebre vida que la gente veía desde afuera, sino su vida verdadera, donde guardaba algunas cosas que le pertenecían únicamente a él. No eran solo noches de sexo ocasional, sino algo más complejo y extraño. Llamaba por teléfono a distintas mujeres constantemente, marcando sin parar hasta que contestaran, algunas veces solo para narrar sus actividades cotidianas. Cuando no contestaban, llamaba a sus amigas. Algunas veces les contaba sobre Earl y su niñez.
Nunca vemos el pasado que nos persigue porque modelar el futuro conlleva mucho esfuerzo. Esa es una de esas lecciones que todas las personas deben aprender en carne propia, y Tiger Woods no es la excepción. Hacía malabares con un harén de mujeres al mismo tiempo, buscando algo que no podía encontrar, mientras dedicaba cada vez más tiempo a su obsesión con el ejército e ignoraba, o al menos no se daba cuenta, de los patrones que imitaba de la vida de Earl. "Espejito, espejito, todos crecemos siguiendo los pasos de nuestros padres," dice Paul Fregia, primer director de la Fundación Tiger Woods. "De cierta manera, se convirtió en lo que más detestaba sobre su padre".
Creo definitivamente que estaba buscando algo. Mucha gente tiene que vivir con sus remordimientos, pero él tuvo la experiencia de probar lo que hubiera sido
- John Brown, Oficial 1ra clase sobre el entrenamiento de Tiger en la Marina
Las visitas al ejército continuaron a lo largo del 2006 y a principios del 2007, y se mantenían prácticamente en secreto. En casa, Tiger leía libros sobre los SEAL y observaba, una y otra vez, el documental sobre los BUD/S Clase 234. Jugaba Call of Duty durante horas sin parar, y se metía tanto en la fantasía que sus amigos bromeaban que, si le disparaban a Tiger en el juego, lo iban a encontrar muerto en el sofá. Cuando podía, pasaba tiempo con operadores de la vida real. Tiger disparaba armas, aprendió tácticas de combate e hizo saltos de caída libre con los SEAL del servicio activo. Durante una de sus visitas a La Posta, recordó cosas que le habían contado sobre sus familias y preguntaba acerca de las esposas, cosas que no solía hacer en el mundo del golf; Mark O'Meara comentó que Tiger nunca preguntaba sobre sus hijos.
"Si Tiger estaba rodeado de otros atletas profesionales, contaba historias solo para sentirse superior a los demás", dice un amigo. "Si Tiger estaba con algún tipo de militar, activo o retirado, era todo oídos. Estaba genuinamente interesado en lo que tenían que decir. Siempre que relataba una historia relacionada con el ejército o hablaba sobre una táctica nueva que había aprendido, tenía una gran sonrisa en el rostro. No puedo decir lo mismo sobre ninguna otra cosa".
Una noche, Brown y otros dos tipos subieron a Tiger al asiento trasero de una pick up y manejaron durante una hora y media por el desierto hasta llegar a una base de entrenamiento llamada Niland, donde un equipo SEAL estaba realizando sus últimos ejercicios antes del despliegue, escenificando una redada en una aldea simulada de Afganistán construida en un valle. Desde una colina miraban hacia la oscuridad. El pelotón SEAL atacó la posición. Estallaron las bengalas, perdiéndose en la oscuridad, y el valle retumbaba con la simulación de la artillería y el parloteo de las armas de fuego pequeñas. En el resplandor, Tiger se veía paralizado. "Fue verdaderamente espectacular", dice Brown riéndose. "No sé si lo vimos bajo una luz diferente, pero parecía increíblemente humilde, agradecido".
El equipo de entrenadores de golf de Tiger, en particular el entrenador de swing Hank Haney, comprendía el riesgo, y le envió un largo correo electrónico regañándolo por arriesgar su carrera: Debes terminar con ese asunto de los SEAL. Haney hace mucho trabajo de beneficencia, como por ejemplo, trabajo para la comunidad de operaciones especiales, así que escuchaba historias sobre las lesiones que Tiger sufría durante los entrenamientos. El caddie Steve Williams, opina que el Abierto de los Estados Unidos de 2006, en el que Tiger no consiguió el pase a un major por primera vez en su carrera, era la primera ocasión en la que Woods no estaba mentalmente preparado. Tiger habló abiertamente sobre el dolor y la pérdida que sentía cuando practicaba, ya que dicha actividad estaba entrelazada con el recuerdo de su padre.
Los momentos que pasaba con el ejército salpicaban de cierta alegría a lo que ha llamado en repetidas ocasiones, el peor año de su vida, y decidió pasar el 30 de diciembre de 2006, su cumpleaños número 31, en San Diego saltando en caída libre con los SEAL. Era su segundo viaje de ese tipo. Un mes antes, a la mitad de una racha ganadora de siete torneos, había obtenido la licencia USPA A, y ya podía saltar sin supervisión. Del otro lado del país, en Florida, sus representantes publicaron en su sitio web que Elin estaba embarazada. Tiger Woods iba a ser padre.
Elin lo acompañó a San Diego en su cumpleaños y viajaron al sureste de la ciudad, cerca de una reserva a algunos kilómetros de México, entre Chula Vista y Tecate. Al final de un camino de pronunciadas curvas se encontraba un pequeño aeropuerto. Nichol's Field es una colección de tal vez dos docenas de edificios. Al este de la propiedad, un conjunto de casas de metal se erguían detrás de las señales de advertencia rojas, área restringida. Aquí era Operaciones Aéreas Tácticas, uno de los lugares donde los SEAL practicaban saltos. El edificio principal se sentía como un santuario: una bandera SEAL en la pared y equipo de paracaidismo colgado del techo. Tiger y los tres o cuatro SEAL iban vestidos con monos color azul y blanco. Aprendió maniobras aéreas avanzadas. Después de cada salto, los muchachos le decían a Tiger qué debía hacer diferente y se retiraba para estar solo un momento y visualizar el siguiente salto, y después se volvía a subir al avión para hacer todo lo que le habían dicho. "El tipo es asombroso", dijo Billy Helmers, un SEAL que saltó con él ese día. "Literalmente puede imaginarse en los saltos".
Los SEAL colocaron un pastel de cumpleaños sobre una mesa en uno de los edificios de Tac Air. Estaba decorado con un paracaidista en el glaseado y decía "¡Feliz cumpleaños, Tiger!" Los muchachos del equipo y sus familias lo rodearon y cantaron "Feliz Cumpleaños", y después Tiger se inclinó y sopló sus velitas. Todos tomaron fotografías y en ellas, Tiger aparece sonriendo, aunque no es la sonrisa que todos conocemos de los comerciales y las ruedas de prensa. Se ve como si nadie lo estuviera vigilando y calmado.
Aunque se hizo amigo de algunos de los SEAL, muchos de los operadores no comprendían la razón por la que Tiger quería jugar a ser soldado. No les parecía bien. Lo veían haciendo las cosas divertidas, disparando armas y saltando de aviones, pero nunca las partes brutales y más terribles de ser un SEAL: estar sumergido durante horas en aguas hipotérmicas o cubierto de tanta arena y polvo que la piel simplemente se pulveriza. Un año, durante la semana del infierno, un candidato a BUD/S se colapsó, su temperatura corporal estaba por debajo de los 90 °F (32 °C); el hombre, exluchador, prefirió congelarse a darse por vencido.
¿Estaba Tiger dispuesto a hacer lo mismo?
"Tiger Woods nunca se mojó ni se llenó de arena", dijo el antiguo SEAL y actual diputado de Montana, Ryan Zinke, quien dirigía el centro de entrenamiento durante los años en los que Tiger los visitaba. A los instructores BUD/S no les gustaba la manera en la que Tiger hablaba sobre cómo hubiera sido SEAL si no hubiera elegido golf. "Me acerqué a los muchachos que conozco que saltaron con él e interactuaron con él", dijo el SEAL retirado. "Ni uno solo quiere estar involucrado o que su nombre aprezca en la prensa cerca del suyo. Sus interacciones con estos muchachos no eran siempre las mejores y casi todos se sentían poco impresionados con él como persona".
Después está la historia de la cena, que se extendió por la comunidad de Tácticas Especiales de Guerra Naval. Los muchachos aún cuentan la historia, casi una década después. Tiger y un grupo de cinco o seis hombres fueron a cenar a La Posta. La mesera trajo la cuenta y la mesa enmudeció, de acuerdo con dos personas que estaban ahí ese día. Nadie dijo nada y tampoco Tiger, y los otros tipos se veían los unos a los otros.
Finalmente, uno de los SEAL dijo: "Cuentas separadas, por favor".
La mesera se alejó.
"Estábamos todos desconcertados", dijo un SEAL, un veterano de numerosos despliegues de combate. "Estábamos sentados ahí con Tiger Woods, que probablemente gana más que todos nosotros juntos en un día. Está usando nuestras municiones, gastando nuestro tiempo. Es un tipo realmente extraño. Qué cosa tan extraña. Algo le pasa".
Era muy normal en un sentido tradicional- Él trataba de alejar esa imagen y estilo de vida sólo para tener algo real. Incluso si sólo era por una noche
- Cori Rist, una de las amantes de Tiger
No están del todo equivocados, aunque los SEAL también tienen una idea preconcebida de cómo debe actuar un superestrella, así que su comportamiento parece arrogante y egoísta. Esa reacción ha teñido las relaciones de Tiger toda su vida: la gente que lo conoce durante treinta segundos lo ama; la gente que pasa varias horas con él piensa que es apartado y extraño; mientras que la gente que pasa suficiente tiempo con él como para conocerlo, termina amándolo y sintiéndose extrañamente proteccionista a la vez. En esencia es tímido, torpe y básicamente bien intencionado, es inadecuado para la vida en la misma medida que es adecuado para pegarle a una pelota.
"Honestamente, el verdadero Tiger Woods no es tan comercializable", dice un amigo. "No se puede hacer mucho dinero con un tipo que quiere esta solo para leer un libro. O para jugar con su perro. O para jugar con sus hijos. O para levantar pesas. O para jugar un video juego. ¿Ven la tendencia? Tiger era un introvertido nato, y el interés económico que lo obligaba a ser extrovertido, realmente produjo un distanciamiento en su personalidad. Ser una celebridad lo cambió y debía llevar esa carga, y tenía problemas aceptando esa carga".
Tiger usa frases ensayadas para romper el hielo, palabras que ha sacado a relucir una y otra vez. En 1997, en frente de un reportero de GQ, contó un chiste que terminaba con un tipo negro quitándose un condón. En el 2006, le contó el mismo chiste a un SEAL en un campo de tiro de la Marina y a una mujer en Butter, un club nocturno de Nueva York. Si hablas con suficientes personas que lo han conocido, parece que está personificando lo que él cree que debe ser un atleta superestrella. Una vez compró un Porsche Carrera GT, similar al que muchas celebridades manejan, pero la primera vez que que se puso al volante, el poderoso automóvil se le escapó de las manos, girando rápidamente sobre el césped cerca de su casa. Lo regresó al concesionario.
Tiger compró un par de botas de combate. Eran negras, hechas por el proveedor Blackhawk, popular entre los antiguos miembros de operaciones especiales que se convirtieron en contratistas y mercenarios. Visto en retrospectiva, las botas eran inevitables. No puedes introducir algo tan intenso como la cultura SEAL en la mente de una persona como Tiger Woods, y esperar que no lo persiga a través de un agujero profundo y oscuro. Comenzó a correr sus cuatro millas cronometradas usando las botas de combate, un requisito de cualquier persona que desee graduarse de BUD/S. Un amigo llamado Corey Carroll, quien se negó a comentar y cuyos padres viven cerca de la casa de Tiger, entrenaba con él. Salían de la casa de los padres de Carroll y se dirigían al norte, hacia el campo de golf. La imagen era demasiado extraña para procesar: Tiger Woods en botas de combate, usando pantalones de ejercicio Nike o pantalones largos estilo combate, dependiendo del clima, realizando millas de 8.5 minutos, muy cerca del tiempo necesario para BUD/S.
Tiger se sabía de memoria los requisitos físicos de los SEAL, y superaba fácilmente las lagartijas, dominadas y sentadillas. Cuando no podía dormir, terminaba en un Gold's Gym cercano a las tres de la mañana, haciendo sus rutinas. Una de sus rutinas de entrenamiento favoritas era la escalera o pirámide PT, un ejercicio popular de los SEAL de la Marina: una dominada, dos lagartijas, tres sentadillas, después dos, cuatro, seis, hasta 10, 20, 30 y hacia abajo nuevamente.
Pronto, el entrenamiento en La Posta no era suficiente. Encontró algo más intenso con Duane Dieter, un hombre que tenía autorización de la Marina para enseñarles a los SEAL una forma especializada de artes marciales que él inventó. Dieter es una figura controvertida en el mundo de las operaciones especiales, ya que trabaja en su propio centro de entrenamiento en la costa de Maryland. Su método se llama "Close Quarters Defense" o CQD y algunos alumnos lo consideran casi como un guía espiritual, como un samurái moderno. Otros piensan que está sobrevalorado. Para Dieter, pocas cosas son más importantes que los principios de los antiguos guerreros, como la energía de la luz y la oscuridad.
La Marina se lo mostró y Tiger aprendió CQD en Colorado. Adicto, quería ir más lejos y terminó haciendo varios viajes al centro de Dieter en Maryland. Llegaba y se quedaba en el centro o en un lujoso hotel cercano, Inn at Perry Cabin by Belmond, de acuerdo con una fuente que vio a Tiger con Dieter. Se estacionaba afuera de un Target cercano y mandaba a alguien a comprar ropa barata que pudiera arruinar en el Simunition. Las rondas de práctica le dejaban enormes moretones. Completó todo tipo de entrenamientos de armas y combate, incluyendo un ejercicio inventado por Dieter: debía pararse en una habitación, con las manos en los costados, usando un casco con protector para la cara. Bajaba una cubierta sobre el casco y se escuchaba un fuerte ruido blanco. Sonaba como un tren que se aproximaba. Las bocinas se apagaban y encendían a intervalos aleatorios, con duración de treinta segundos o tal vez solo cinco. Después la cubierta subía rápidamente y había un escenario. Tal vez dos personas estaban platicando. O tal vez una de ellas era hostil y la otra rehén. Si las personas no representaban peligro alguno, la respuesta correcta era examinar las esquinas y no desenfundar el arma. Después volvían a bajar la cubierta, se escuchaba más música y, cuando subía, el escenario era otro. Algunas veces un tipo lanzaba golpes, al cuerpo y a la cabeza, y Tiger tenía que liberarse y desenfundar el arma. Al principio, los instructores se la pusieron fácil, no lo golpeaban tan fuerte como lo hacían con un SEAL. Tiger puso fin a eso y pronto lo atacaban de manera tan agresiva como a los demás. Cuando el ejercicio finalmente terminaba, la habitación olía a pólvora.
Una idea comenzó a consolidarse, en realidad un sueño, uno que podía destruir la disparidad que Tiger sentía en su vida, acabando completamente con el personaje que representaba en público. Tal vez podía simplemente desaparecer en la sombra del mundo de las operaciones especiales. Comentó sus planes con la gente a su alrededor, una por una. En una ocasión, detuvo el auto en un torneo y le dijo a Steve Williams que deseaba incorporarse a la Marina. Le dijo a Haney que consideraba que sería estupendo someterse a los entrenamientos. Una vez, Carroll tuvo que convencerlo mediante mensajes de texto, de acuerdo con alguien presente en el momento, porque Tiger quería renunciar al golf y unirse a la Marina. Existe un solo motivo para correr cuatro millas en pantalones y botas de combate. No era únicamente una especie de entrenamiento para desarrollar fortaleza mental. "El objetivo era completar BUD/S", dijo un antiguo amigo que estaba enterado del entrenamiento. "No tenía nada que ver con el golf".
Según mucha gente dentro del círculo de Tiger, el récord de Jack Nicklaus de 18 majors no era tan importante para Tiger como lo era para los medios y los fans del golf. Nunca lo mencionaba. Mucha gente que ha pasado cantidades considerables de tiempo con él lo afirma. Cuando Tiger hablaba al respecto, por lo general alguien más sacaba el tema a colación y él se limitaba a responder. El récord se convirtió en algo que debía lograr para poder perseguir algo que realmente le importaba. Amaba el anonimato del uniforme y ser parte de un equipo. "Era muy grave", dijo el amigo. "Si hubiera tenido dos buenos años y alcanzado el récord, hubiera colgado los palos y se hubiera alistado. Sin duda alguna".
Tiger hablaba sobre algunos de estos viajes militares con sus amigos. A Michael Jordan le describió cómo saltó en caída libre, y el basquetbolista vio un patrón que se repetía de su propio pasado. Años antes, había perdido a su padre y en su tristeza, buscó consuelo en algo que su padre amaba: renunció a los Bulls y viajaba en autobuses de equipos de ligas menores con los Birmingham Barons. "Era la forma en la que jugaba béisbol", dijo Jordan años después. "Saciando el interés de su padre".
Jordan tenía un aspecto triste mientras hablaba, sintiendo quizá la pesadez de todo el asunto o incluso la suerte involucrada. De alguna manera superó su dolor y recuperó su grandeza, mientras que Tiger ha fracasado en el intento una y otra vez.
"Ah, muchacho", suspiró Jordan.
Si hubiera roto el récord de Nicklaus, Tiger pudo haber colgado sus palos de golf y enlistarse. No tengo ninguna duda
- Amigo de Tiger
El punto sin retorno llegó el 31 de julio de 2007, una fecha que no significa nada para los millones de fans que siguen a Tiger Woods pero fue su última oportunidad de evitar la tormenta. Desde afuera, se acercaba, inevitablemente, Nicklaus. Pero en su mundo interior, un año después de la muerte de su padre, las cosas se caían a pedazos.
El 18 de junio, Tiger se convirtió en padre. En julio, llevó a una estrella porno a Washington, D.C., según la prensa sensacionalista, para que se reuniera con él durante su torneo, el AT&T National. Ya se había reunido con varias de las amantes que se dieron a conocer dos años más tarde. De acuerdo con el The Wall Street Journal, el verano de 2007 fue cuando el National Enquirer se puso en contacto con su campamento para informarles que habían descubierto que sostenía un romance con una mesera de Perkins. Supuestamente, se negoció que suprimirían la noticia amarillista si Tiger aceptaba una entrevista y la portada de Men's Fitness, que pertenece a la misma empresa matriz que el Enquirer. Lo hizo. La revista llegó a los puestos de periódicos el 29 de junio.
El 22 de julio, terminó empatado en el decimo segundo lugar del Open Championship y regresó a casa. En las semanas posteriores, anunció que se había roto el ligamento cruzado anterior (LCA) izquierdo mientras trotaba en Isleworth. El comunicado de prensa no especificaba si estaba corriendo con tenis o botas de combate. En aquel momento, decidió evitar la cirugía y seguir jugando. El relato de Tiger podría ser verdad, así como el escenario que describe Haney en su libro: que se rompió el LCA en el Kill House con los SEAL. Lo más probable es que ambos estén en lo correcto. La rodilla sufrió tensiones repetidas y lesiones a raíz de los ejercicios militares y entrenamiento deportivo a nivel de élite, así como los entrenamientos de pocas repeticiones y mucho peso. Un hombre que lo vio haciendo entrenamiento CQD dijo, "Es curioso, las lesiones parecen ejercer un poder de atracción sobre los traumas. Prácticamente nunca recibía golpes en la rodilla derecha. La rodilla izquierda era la que siempre sufría las patadas, los golpes, los disparos o caía sobre ella. Siempre la izquierda".
Independientemente de lo que sucediera, no descansaba. Dos días antes del torneo en Akron, se encontraba en Ohio. La noche del 31 de julio, su representante Mark Steinberg, tenía visitas en su casa cerca de Cleveland, entre ellas Tiger. De acuerdo con los libros de Haney y Williams, Steinberg dijo que había llegado el momento de realizar una intervención en relación con las aventuras militares de Tiger. Aunque Steinberg goza de la reputación de ser un acosador en el mundo del golf, se preocupa mucho por su cliente y amigo. Esto debe haberle parecido absurdo a alguien que solo quería dirigir a un gran atleta: visitas secretas a instalaciones militares, correr por el campo de golf usando botas de combate, disparar armas, recibir golpes.
Esa noche, después de la cena, Steinberg llevó a Tiger a su oficina del piso de abajo, una habitación en el sótano terminado. Lo que se dijo quedará entre ellos. Sin embargo, este fue el momento en el que Tiger pudo haber sacado conclusiones y visto cómo las cosas estaban fuera de control. Todos se sintieron satisfechos con la plática. Después -escribió Haney- Tiger era diferente y las visitas militares ya no eran una distracción tan grande.
Al menos, eso es lo que pensaban.
Miremos de nuevo la vida de Tiger Woods: los periódicos sensacionalistas le toman borrosas fotos de larga distancia, su matrimonio está repentinamente en peligro y aunado a esto, nunca se ha sentido cómodo en ningún otro lado; su cuerpo recibe tremendas golpizas en los entrenamientos de los SEAL y por el levantamiento de pesas; un año después de la muerte de su padre está a la deriva y, pese a ello, continúa dominando a los otros golfistas del mundo. Nunca fueron su más grande adversario, que fue y siempre será una combinación de él mismo y todas aquellas expectativas que nunca pudo controlar. Tiger ganó Akron, después ganó el decimo tercer major de su carrera la siguiente semana en el PGA Championship en Tulsa y quince horas después de llegar a casa del torneo, empacó y emprendió el viaje para entrenar CQD con Dieter. La advertencia de Steinberg había cumplido apenas trece días.
Todo lo demás podría haber estado tallado en piedra el día de su nacimiento. Las dos cirugías de rodilla en Park City, Utah, un año más tarde. Las tres cirugías de espalda. La noche del Día de Acción de Gracias que se tomó un Ambien y olvidó borrar sus mensajes de texto, y cómo la tormenta comenzó a tomar fuerza, cuando Elin llamó a los números en su teléfono, encarando a las voces en el otro lado de la línea, incluyendo a Tim Bitici, el amigo de Uchitel, quien estaba en Vermont con su familia cuando sonó el teléfono. Los grandes y pequeños horrores que le siguieron. El papel pegado en las ventanas para bloquear a los paparazzi. La sábana que la tripulación colgó sobre el nombre de su yate. Los comentarios en Internet que leyó cuando manejaba al Augusta National antes del Masters 2010, obsesionado con lo que la gente pensaba. Las preguntas de sus hijos sobre por qué su mami y papi ya no vivían juntos y todo aquello de lo que no los podría proteger cuando sus compañeros de escuela descubrieran el internet. El torneo en el que tiró 42 en la primera vuelta y se retiró, debido a supuestas lesiones en la rodilla y el tendón de Aquiles.
Ese día, Steve Williams se reunió con un amigo en el estacionamiento.
"¿Qué pasó?" preguntó su amigo, incrédulo.
"Creo que está sufriendo yips", respondió Williams.
Durante los 1303 días que transcurrieron entre la muerte de su padre y el hidrante contra incendios, Tiger puso en marcha todas esas cosas, y cuando finalmente pueda regresar y juzgar su vida, se dará cuenta de que ganar el Abierto de los Estados Unidos en el 2008, un año antes del escándalo, con una pierna fracturada y un LCA roto, fue lo más cerca que estaría de BUD/S. Apenas podía caminar y aun así venció a los mejores del mundo. Ganó y nunca ha sido lo mismo. La soledad y el dolor destrozaron a su familia, y las lesiones destruyeron su oportunidad de vencer a Nicklaus y de dejar atrás la fama e incorporarse a la Marina. Perdió a su padre, el enfoque y el camino, y todo lo demás se vino abajo.
Pero primero, jugó un último major.
"Estoy ganando este torneo", le dijo a su equipo.
"¿Realmente vale la pena, Tiger?" Le preguntó Steve Williams.
"Jó...te", respondió Tiger.
John Huet
Tercer acto
Desde entonces ha estado en el limbo, balanceándose entre la vida de un golfista profesional y la de una celebridad retirada. Ahora, estamos a principios de diciembre, y se la pasa en un green en las Bahamas, sin poder jugar pero aun así se las ingenia para ser un buen anfitrión. Eso significa posar con una motocicleta y el CEO de una compañía exitosa. Mientras el equipo de camarógrafos se prepara, Tiger camina sobre el green. Los amigos Zach Johnson y Justin Rose, hacen unos cuantos golpes y swings de práctica. Los hombres hablan sobre putters, las terminaciones y cómo impactan en el tiro. Tiger sabe qué preguntas hacer, desarrolló mucho conocimiento, aunque no le sirve a alguien cuyo cuerpo no coopera.
Mientras empieza a posar con la motocicleta, Tiger voltea a ver a sus amigos.
Usa en la muñeca un hilo delgado rojo budista que le recuerda tener compasión y ser cuidadoso con sus palabras. Como en muchas otras cosas, Tiger es discreto sobre la religión que practica, aunque sí ha mencionado que creció como budista, es difícil saber que tan inmerso está en la religión o si alguna vez visita un templo. Es interesante pensar en ello. Los budistas no creen en el cielo y el infierno, por lo menos no de la misma manera en que lo hacen los Cristianos. De acuerdo con el libro Essential Buddhism (Budismo esencial), de Diane Morgan, cualquiera de los dos lugares puede existir en la tierra, y existen 11 distintas maneras en que los creyentes pueden sentir sufrimiento: lujuria, odio, ilusión, enfermedad, decadencia, muerte, preocupación, lamentación, angustia mental y física, melancolía y tristeza. Desde que perdió a su padre, Woods ha pasado por cada uno de estos sentimientos y en los siguientes años desde que estrelló el coche contra el hidrante, ha sufrido casi todos, todo el tiempo. Dice que regresará, y si se está mintiendo a sí mismo quizá pueda ser perdonado por el engaño, porque de acuerdo con los principios de su religión literalmente ha estado viviendo en el infierno.
Mientras los medios le toman fotografías a la moto, alguien le pregunta acerca de un campo de golf en California, en donde Tiger participó en un torneo hace muchos años.
"Mi primer trofeo", contestó Tiger.
"¿Cuántos años tenías?"
"Cuatro".
Habla mucho sobre el pasado, lo cual es nuevo para una persona que ha vivido tanto en sus primeros 40 años y que ha dejado a personas y lugares atrás, que antes eran lo que le daba sentido a su vida. Earl a veces platicaba con sus amigos sobre lo raro y repentino que había sido que Tiger se saliera de sus vidas; cómo Tiger se fue de la calle Teakwood para ir a la universidad, abandonó su computadora y Nintendo, sus juguetes y posters en la pared, e incluso algo de dinero. Esto impresionó a Earl y extrañamente lo hacía sentir orgulloso y a la vez melancólico. Tiger se había convertido en algo parecido a una mariposa; Earl creía que su hijo había emprendido el vuelo sin ataduras. Cuando los abogados fiscales le recomendaron a Tiger mudarse a Orlando y dejar su vida californiana luego de hacerse profesional, simplemente se esfumó; ni siquiera se detuvo en el viejo campo de golf de la Marina para despedirse. "Ni siquiera me dijo que se iba a mudar a Florida", dijo el pro, Joe Grohman, y me partió el alma. Creía que era muy cercano a su familia. No pude despedirme de él. Simplemente se acabó".
Tiger ha cortado de su vida a entrenadores, caddies y amigos; rara vez los enfrenta, simplemente se desaparece de sus vidas. No por despecho, sino por tener un objetivo en mente y centrarse en él. La generación del ´94 de la escuela Western High organizó una reunión para celebrar los 20 años, y Tiger recibió una invitación, pero no fue. Grohman comprende. "Sigue intentando ser Tiger Woods" dice. "Hay un lugar y momento para las cosas. Ya llegará un día en el que quiera regresar a sus orígenes".
Incluso diez años más tarde, la muerte de su padre sigue ejerciendo fuerza en su vida personal. Cada aniversario de la muerte de Earl, no puede dormir y se pone a pensar en todos los recuerdos. Las heridas siguen estando frescas. Tiger pasó únicamente 77 minutos en Kansas despidiéndose de Earl, antes de regresar a toda velocidad a un destino que en ese momento lucía prometedor. Es casi seguro que no ha regresado desde entonces. El sacristán que dirige el lugar dice que nunca ha visto que Woods lo visite y el personal del pequeño aeropuerto dice que tampoco lo ha visto. Un libro de un escritor de la revista People dijo que Tiger hizo una visita en el 2007, alrededor de la intervención militar de Mark Steinberg, pero nunca se pudo confirmar ese informe. Quizá fue y se escabulló de regreso sin que nadie lo viera, pero si no, a lo mejor algún día regrese al campo a caminar por donde esparcieron las cenizas de Earl, entre Maude y Miles, a la sombra de unos arbustos cerca de una gran piedra roja. Tendrá que encontrar el lugar exacto de memoria, porque no hay una lápida incluso diez años después del funeral. Es probable que quiera que se mantenga privado o que sencillamente no pueda tomar semejante paso final; sin importar el motivo, Tiger Woods nunca mandó poner una.
Enterró a su padre en una tumba sin marcas.
Duomo/Corbis
Doug Benc/Getty Images
Duomo/Corbis; Doug Benc/Getty Images; Barrett Emke for ESPN
El verdadero reto de su vida, el hecho de enfrentar haber sido Tiger Woods, vendrá cuando acepte que su carrera como golfista ha terminado. Todas las personas exitosas experimentan la hora de la verdad cuando se retiran, y cuando sienten que su trabajo no se completó correctamente, o está manchado de alguna manera, se arrepienten más con el paso del tiempo. El día del juicio se aproxima para Tiger, el cual preocupa a su amigo Michael Jordan, quien sabe más sobre los siguientes diez años de la vida de Tiger que cualquier otra persona. Es espantoso haber sido dominante y que de repente se acabe. "No sé si está feliz o triste al respecto", dice Jordan. "Creo que está cansado. Creo que realmente le gustaría retirarse, pero no sabe cómo hacerlo todavía, y no creo que quiera dejar las cosas así como están ahora. Si pudiera ganar un torneo importante y entonces retirarse, creo que lo haría".
Hace un par de meses, Jordan le habló a Tiger desde su oficina en Charlotte. Timbró un par de veces y luego lo mandó al buzón de voz: Lo sentimos, la persona a quién está intentando contactar no ha activado el servicio de buzón de voz. Intentó un par de veces más, el teléfono timbró cinco o seis veces, y luego sonrió.
"Está jugando video juegos", dijo.
Intercambiaron mensajes de texto en noviembre, un día después de que fueron a cenar en grupo al restaurante de Tiger. Tiger se emborrachó y todos contaron historias y se rieron. A Michael le pareció verlo relajado, lo cual le dio esperanzas. Tiger hablaba mucho sobre sus lesiones pero no tanto sobre su futuro. "La cosa es que", dice Jordan, "lo quiero tanto que no le puedo decir que va a volver a ser grandioso otra vez".
El día después, Tiger le escribió y ambos sonaron como los padres de familia en que se han convertido.
TW: Gracias a ti y a tu hermosa esposa por venir. Deberíamos hacerlo más seguido. Afortunadamente existen las compresas de hielo. Estoy en las nubes. Tráiganse a los niños la próxima vez.
MJ: Jaja. Cuando quieras mi hermano. Descansa. Llevaremos a los niños la próxima vez.
TW: Perfecto. La próxima semana después de la escuela un día que los niños no tengan futbol.
Jordan es cuidadoso al hablar, sin pavonearse o bravuconerías, intenta decir algo importante, verdadero y empático (¿quizá esperando que su amigo lo lea?), sin exponer mucho a Tiger. Jordan batalló mucho en los siguientes años después de que se retiró del baloncesto; sentía como si estuviera programado con todas las fuerzas negativas que conspiran en contra de la felicidad de su futuro. Durante años, intentó aparentar que no estaba perdido. El futuro le parecía infinito, y este mismo vacío es lo que le espera a Tiger.
"¿Qué hace todos los días?" Pregunta Jordan.
Es tranquilo y serio.
"No lo sé", dice al contestar su propia pregunta. "No tengo la menor idea. No lo sé".
Le preocupa que a Tiger lo aceche su situación vergonzosa pública y que se obsesione y se siente en la cama a media noche a leer lo que la gente dice y escribe sobre él.
"Orejas de conejo", a veces lo llama Michael.
Oye todo. Para Tiger, morar en viejas equivocaciones es el camino a la locura. Nada puede regresar el tiempo al 2006 para tener una segunda oportunidad. "Es lo que más le quita la paz", dice Jordan. "Lo acecha. Lo tiene en la mente. Es algo que nunca podrá corregir. ¿Qué puede hacer? No puede borrar lo sucedido. Es lo que realmente quisiera. Quisiera borrar lo sucedido".
Poco a poco, año tras año, el nombre de Tiger se pronunciará cada vez menos y de diferente manera. Sin una pasión nueva, puede que Tiger se sienta en su enorme y vacía mansión y pierda la cordura poco a poco. La salvación después de que Jordan se retiró fue su novia de mucho tiempo, Yvette Prieto, porque se casaron. Ahora tienen unos gemelos, creó una vida, algo en que ocupar su tiempo y mente. Están felices juntos, y Jordan le ha repetido a Tiger que necesita permitir que alguien nuevo llegue a su vida, para que construya una nueva vida. Así en el camino, quizá encuentre una nueva perspectiva sobre el trayecto de vida que lo llevó hasta aquí.
"No tiene..." empieza Jordan y hace una pausa para encontrar la palabra correcta, "...una compañera. Tiene que encontrar la felicidad en su vida, es lo que me preocupa. No sé si pueda hacerlo. Va a tener que confiar en alguien".
Tiger no está completamente solo. Se mantiene acompañado de sus recuerdos de la vida que alguna vez conoció y aquellos momentos en los que fue muy feliz: el tiempo que pasa con su hija de 8 años, Sam, y su hijo de 7, Charlie. Lo mejor de Earl aún vive en las acciones de su hijo, en su paternidad. Tiger ha igualado e incluso superado a su propio padre. Se dedica por completo a sus hijos. Cada una de las personas que entrevistamos para este artículo lo confirma. Sam y Charlie no conocieron a su abuelo y no recuerdan a su padre como un golfista dominante, pero crecerán sabiendo que le importan a su padre más que cualquier otra actividad del campo de golf.
En las Bahamas, un escritor de USA Today, Steve DiMeglio los vio andando en el carrito de golf con Tiger y les preguntó que quién preferirían ser, si su papá o Leo Messi.
"¡Messi!" Dijo Sam sin pensarlo dos veces.
"Él juega", explicó Charlie.
Tiger soltó la carcajada y bajó la cabeza.
Y luego bromeó, "Pues, tiene razón".
Elin y él han mejorado su relación, y Tiger se arrepiente de no haber trabajado en ello cuando todavía estaban juntos. Sus amigos dicen que se arrepiente mucho de haber echado a perder su matrimonio, en especial cuando los dos están juntos con sus hijos y vislumbra la vida que desaprovechó. Actualmente comparten custodia, y cuando sus hijos se van de regreso a la casa de su madre, su enorme casa se vuelve una tumba y se ve rodeado de personas que trabajan para él y de trofeos que ganó cuando era joven y poderoso.
Puede ver claramente más allá de las dos albercas y el jacuzzi los cuatro greens que construyó; unas instalaciones de práctica para un juego que está casi por abandonar. Tiene largos periodos de tiempo para perder la mirada y pensar. Un conjunto de árboles separaba su antigua casa de Orlando, el último lugar en donde vivieron todos juntos, de la plataforma de práctica Isleworth. Amaba ver las puestas de sol ahí. Amaba todo. Su golf por fin había creado la familia que tanto añoraba de niño. Elin y Charlie se sentaban en el carrito a verlo. Mientras Yogi, su perro, se revolcaba en el pasto y olfateaba. Sam le pasaba pelotas de golf y le aventaba algunas a Taz, su border collie, para que fuera por ellas.
El sol se metía y caminaban todos juntos entre las sombras hacia casa.