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El corazón de un corredor

Tener un corazón sano y fuerte es uno de las mayores virtudes de un runner. La masa de nuestro corazón aumenta en proporción directa a la cantidad de entrenamiento que realizamos, pero también a la calidad: no es lo mismo si los trabajos que hacemos son de fuerza que si son aeróbicos.

Con los entrenamientos anaeróbicos, como las sesiones de musculación o las series de velocidad, se consigue aumentar el grosor de las paredes de la parte izquierda del corazón, es decir el ventrículo izquierdo. La razón de esto radica en que esta parte es la responsable de impulsar la sangre hacia tus músculos, una vez recibida de tus pulmones ya oxigenada. Y cuando un músculo trabaja de forma anaeróbica aumenta su volumen y presiona los vasos sanguíneos, reduciéndolos. Por esto, el ventrículo izquierdo necesita trabajar contra esta resistencia, y para vencer la presión de los músculos se desarrolla más.

Por lo contrario, en los entrenamientos aeróbicos más que el grosor aumenta el volumen de la cavidad cardíaca. Como la resistencia que tiene que vencer la sangre es relativamente baja, el corazón no aumenta su masa muscular pero si se adapta para bombear más cantidad de sangre con cada latido. En otras palabras, si entrenas aeróbicamente tu corazón afina sus paredes, desarrollando capacidad para enviar más sangre a los músculos.

Por todo esto, es importante combinar balanceadamente y alternar entre entrenamientos aeróbicos (fondos y rodajes suaves) con anaeróbicos (series de velocidad, cambios de ritmo, ejercicios multisaltos y trabajos de gimnasio).

¿Incluyes ejercicios anaeróbicos en tus entrenamientos?

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