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Historias de vida: Osvaldo Suárez

Desde 1920 y durante varias décadas el atletismo argentino fue una verdadera potencia mundial en maratón, logrando varias medallas olímpicas como las doradas de Juan Carlos Zabala (1932) y Delfo Cabrera (1948), y actuaciones brillantes como la de Reinaldo Gorno en el Mundial de Helsinki 1952, en donde fue sub campeón. Entre los nombres que brillaron en esa época, también estuvo el Osvaldo Suárez, un verdadero referente de las décadas del 50 y 60, que colocó al atletismo argentino nuevamente entre lo más alto en las competencias internacionales, ganando por ejemplo tres veces consecutivas la San Silvestre de San Pablo, Brasil, la prueba más popular del continente, en los años 1968, 1969 y 1960.

Osvaldo nació el 17 de marzo de 1934 en Wilde, Buenos Aires, y desde muy chico trabajó como cadete en la lavandería de su padre. A sus 14 años se anotó en una prueba de 8 kilómetros en su barrio, en donde llegó segundo. A partir de allí, el atletismo lo atrapó, y con sólo 18 años de edad hizo su debut en el Campeonato Sudamericano de mayores en Buenos Aires, en el año 1952, en donde terminó sexto en la prueba de 1.500 metros. Un año más tarde, ya incursionaba en distancias más largas y su marca de 31m.38s.8 sobre 10 mil metros fue considerado el “récord mundial” de la categoría u20.

En los Juegos Panamericanos de 1955, pese a la altitud de la ciudad de México, Suárez sorprendió a sus más experimentados rivales y se llevó la medalla de oro, tanto en los 5.000 como en los 10.000 metros. Años más tarde conseguiría otras cuatro medallas panamericanas: oro en 10.000 mil y plata en 5.000 en Chicago 1959, oro de 5.000 y plata de 10.000 en San Pablo 1963, con lo que se convertiría en el más exitoso atleta argentino en el historial de estos Juegos.

Y a pesar de ser muy joven para el maratón, su ilusión estaba puesta en esa distancia, tratando de emular a Zabala y Delfo Cabrera. Pero a su retorno de aquellos Juegos de México, sufrió un tremenda decepción: el gobierno de Argentina había cambiado y los militares habían asumido el mando, entonces las autoridades del Comité Olímpico y de la Confederación Argentina de Deportes lo sancionaron por sus presuntas simpatías con el Peronismo, pese a que Suárez nunca tuvo participación política. Esta sanción le impidió a Suarez representar a su país en los Juegos Olímpicos de Melbourne. En cuánto le levantaron esa absurda sanción, Suárez comenzó a batir cuánto récord argentino y sudamericano se propuso: al momento de su retiro (principios de los 70) era innumerable la cantidad de marcas de ese tipo que había batido, y poseía todos los récords nacionales en distancias que iban desde los 3.000 metros llanos en pista hasta el maratón en las calles. También le aportaba a la Argentina sus mencionadas medallas panamericanas. También brilló en innumerables carreras internacionales, entre las que se destacaron las de los Campeonatos Sudamericanos, donde llegó a acumular once títulos.

Pasada la frustración que significó su ausencia en los Juegos de Melbourne, tuvo su oportunidad de ser olímpico en Roma 1960. Allí fue justamente cuando apareció el etíope Abebe Bikila, corriendo descalzo, para ganar el maratón con un récord mundial de 2h.15m16s. Suárez hizo una gran carrera hasta que sintió dolores en el kilómetro 25 y tuvo que atenuar su ritmo. No obstante, terminó en el noveno puesto con 2h21m26s, un registro que permaneció también por 19 años como el récord argentino.

Luego de retirarse de las competencias siempre siguió ligado al deporte. Trabajó un largo tiempo como entrenador y también se desempeñó en las relaciones públicas de Adidas, impulsado la creación del maratón internacional de Buenos Aires en 1984. Osvaldo Suárez murió el 6 de febrero de 2018, a sus 83 años. Convertido en leyenda, nunca abandonó su humildad. Además de la popularidad que le dio el atletismo, fue una persona muy admirada, de una conducta intachable dentro y fuera de las pistas.

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