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En general, cuando hablamos de estrés pensamos en una carga muy elevada a nivel psicológico, y lo asociamos con algo negativo. Pero también es verdad que ningún deportista ha conseguido logros en competencias sin antes haber experimentado un grado de estrés físico. Esto ocurre porque cuando sometemos al cuerpo a una exigencia sistemática y fuerte, el organismo responde adaptándose a ello. Con esto, y luego de un correcto período de descanso y recuperación, tendremos un cuerpo más resistente y rápido. En definitiva, el estrés físico bien administrado es capaz de aumentar el rendimiento físico, ya que despierta los sentidos, incrementa la respiración, aumenta la oxigenación de los tejidos y prepara a los músculos. Por otro lado, para las personas que no son deportistas, el ejercicio es una de las mejores armas para combatir el estrés tanto físico como mental, ya que tiene efectos positivos inmediatos. Por ejemplo, libera endorfinas que producen sensación de felicidad y relajación, pero lo más importante es que tiene un efecto protector a largo plazo porque reduce los niveles de tensión neuromuscular, la frecuencia cardíaca, la producción de cortisol, y nos libra de padecer ansiedad, depresión y las enfermedades asociadas al estrés. En cuanto a cuáles son los deportes indicados para combatir estos estados, hay que decir que no hay ninguna disciplina que esté por encima de las demás. Todo depende de la personalidad de cada uno y de las circunstancias que te provocan estrés. Por ejemplo los deportes en equipo son muy útiles para aquellas personas que se encuentran estancadas en una rutina laboral diaria, mientras que los deportes de resistencia, como correr, suelen funcionar mejor en la gente que siente que trabaja bajo presión de resultados. Por otro lado, los deportes de aventura o riesgo pueden ayudar a quienes necesitan más adrenalina y a los que se deprimen con facilidad. ¿Liberas el estrés a través del running?
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