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Diego Diezgutiérrez 9y

Ottis Anderson fue la clave ofensiva para Giants en el SB XXV

MÉXICO -- Tampa Bay volvía a recibir el Super Bowl en un año en el que un posible ataque a la sede del Super Bowl era tema recurrente por las decisiones políticas de Estados Unidos, pero al menos por tres horas se vivieron momentos que difícilmente se le olvidarán a los amantes de la NFL.

Tras una de las interpretaciones más emotivas del himno nacional, a cargo de Whitney Houston, los New York Giants, quienes llegaban a su segundo Super Bowl, se enfrentaban a los novatos en este tipo de compromisos, Buffalo Bills, favoritos por siete puntos pese a esta situación.

Frente a frente teníamos a la mejor ofensiva y mejor defensiva en lo que a puntos se refiere y tras el enfrentamiento en temporada regular, en el que se impusieron 17-13 los Bills, se podía presagiar un gran partido en el Tampa Stadium.

Por su parte los Bills contaban con un mejor balance ofensivo/defensivo al colocarse como el mejor ataque de la NFL en puntos anotados y la sexta mejor defensiva en el mismo departamento. De la mano de Jim Kelly, Thurman Thomas y Andre Reed, Marv Levy y Ted Marchibroda (coordinador ofensivo) habían conformado uno de los ataques más llamativos en los últimos años.

El juego. Los Giants sabían del poder ofensivo de los Bills, situación que ya habían probado en la temporada regular, por lo que basaron su plan de juego en tener el mayor tiempo posible el balón en su posesión logrando establecer un récord del Super Bowl al utilizar 40 minutos y 33 segundos para mantener a Jim Kelly y compañía en las laterales.

Durante la primera mitad el partido se mostró muy cerrado en el que los Bills se fueron 12-10 al descanso pero en el tercer cuarto los Giants tomaron la ventaja con acarreo de una yarda de Ottis Anderson pero el conjunto de Buffalo regresaría con una anotación de 31 yardas de Thurman Thomas; los Giants consumirían siete minutos en el último cuarto para preparar un gol de campo de 21 yardas de Matt Bahr para poner el marcador 20-19, con el que a la postre se coronarían.

La historia señaló en gran medida a Scott Norwood como el gran responsable de la derrota de los Bills al fallar un gol de campo de 47 yardas con ocho segundos por jugar para darle a los Giants su segundo Super Bowl.

JMV.Anderson se convirtió en el JMV del Super Bowl XXV al conseguir 102 yardas en 21 acarreos, incluyendo la anotación de una yarda en el tercer cuarto, convirtiéndose en el primer corredor en recibir esta distinción desde que lo hiciera Marcus Allen en la edición XVIII y también el primero que lo obtendría bajo el nombre del comisionado Pete Rozelle.

La clave. Anderson, quien llegó a los Giants proveniente de los St. Louis Cardinals a la mitad de la temporada de 1986, participó en los dos títulos de Super Bowl que los Giants ganaron con Parcells. La mayor contribución de Anderson vino cuando se lesionó Joe Morris en 1989, y el segundo "O.J." de la liga lideró al equipo en las dos temporadas siguientes. Durante la victoria sobre los Bills, Anderson fue la clave en el sistema de conservación del ovoide que planteó Parcells. La ofensiva en serie que marginó a la ofensiva de Buffalo sobrevivió gracias a los 21 acarreos de Ottis y la ventaja que obtuvieron los Giants al inicio del segundo medio, se alimentó de las cinco carreras para 37 yardas que Anderson montó.

El resultado. Los Giants ganaron su último título de Super Bowl en la era Parcells y se unieron al grupo de los multicampeones con los Green Bay Packers, los Oakland/Los Angeles Raiders, Miami Dolphins, Dallas Cowboys, Pittsburgh Steelers, San Francisco 49ers y Washington Redskins. Los Bills comenzaron la resbalada más dramática en la historia, con el 1° de cuatro Super Bowl perdidos de forma consecutiva.

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