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De la mano de Deshaun Watson, Clemson reescribió su historia

El rival al otro lado del campo era imponente. Intimidante. Amenazador.

Alabama llegó al partido como claro favorito, presumiendo cuatro títulos nacionales en los últimos siete años, incluyendo un campeonato en virtud de un 45-40 ante el mismo rival en turno de la noche de hoy.

El entrenador en jefe del Crimson Tide, Nick Saban, apuntaba a su sexto título nacional. El mariscal de campo sensación, Jalen Hurts --Jugador Ofensivo de la SEC--, la dupla de corredores conformada por Damien Harris y Bo Scarbrough, y una defensiva que anotó casi tantos touchdowns (11) como los que permitió en toda la temporada (15) obligaban a Clemson a jugar un partido perfecto... o lo más humanamente cercano a ello.

Los Tigers arribaron con una mejor colección de talento. El mariscal de campo Deshaun Watson será recordado como el mejor jugador en la historia del programa, y tenía a su disposición al mejor receptor abierto de la nación en zona roja, Mike Williams, quien se perdió prácticamente la totalidad de la campaña pasada por una lesión en el cuello. Una defensiva comandada por figuras como Ben Boulware, Christian Wilkins y Carlos Watkins estaba al nivel que su contraparte en un año en el que el Tide no careció del talento de otros años, pero quizás sí de la profundidad de mejores épocas.

Sin embargo, una mejor colección de talento no garantiza un título, y la historia no estaba del lado de un programa de Clemson que no vencía a Alabama desde 1905.

No hay mejor modo de cambiar la historia que reescribirla uno mismo, y eso mismo fue lo que hicieron los Tigers en un Raymond James Stadium de Tampa que jamás había recibido a una concurrencia tan grande (74,512 aficionados presentes). Pero Clemson no sacó pluma y papel hasta avanzado el encuentro.

Alabama se puso arriba por 14-0 en la primera mitad, gracias a dos touchdowns de Scarbrough confeccionados con un molde similar: escapadas terrestres por el lado izquierdo de 25 y 37 yardas, respectivamente. Por su lado, Clemson había sufrido una entrega de posesión en intentos, un balón suelto perdido en un mal intercambio entre centro y mariscal de campo --aunque los Tigers pudieron evitar que se convirtiera en puntos--, y había despejado el ovoide en tres ocasiones.

Watson y compañía respondieron con una serie de siete jugadas y 87 yardas que culminó en anotación de 5 yardas terrestres del propio Watson, crucial para evitar irse al descanso --prolongado-- en cero.

Las dos fugaces series subsecuentes de Clemson prometían poco: un nuevo balón suelto perdido, ahora de Gallman, y otro despeje. Los Tigers navegaban aguas desconocidas; nunca se fueron abajo por doble dígitos en la campaña, y nunca se fueron al medio tiempo perdiendo en toda la temporada.

La historia de Clemson bajo el entrenador en jefe Dabo Swinney está repleta de episodios de "casi" y "a punto de". Dos títulos de la ACC en siete temporadas completas al frente del programa, considerando el nivel de talento que ha pasado por el programa en años recientes, sabían a poco.

Cuando el ala cerrada O.J. Howard --héroe del juego del año pasado con cinco recepciones para 208 yardas y dos touchdowns-- anotó en latigazo de 68 yardas para anotación en el tercer periodo para poner el marcador en 24-14 al término del tercer periodo, el título parecía sentenciado a favor del Tide.

Fue en ese momento cuando Watson y los Tigers sacaron ese nivel de juego cercano a la perfección que entendían desde un inicio, sería menester para revertir la marea.

Watson completó su segundo pase anotador del día a Williams, desde 4 yardas, después de una posesión de nueve jugadas y 72 yardas. Minutos más tarde, los Tigers hilaron un avance de seis jugadas y 88 yardas que puntualizó Gallman en acarreo anotador de 1 yarda.

Por primera vez en el juego, Clemson tenía la ventaja. Restaban cuatro minutos y medio por jugar, y todo era optimismo en la lateral de los Tigers. Por si fuera poco, Alabama se había quedado sin su corredor estelar, Scarbrough, por una lesión en la pierna, y a Hurts le pesaban seriamente los 18 años de edad en el inmenso escenario de Tampa.

Fue entonces, cuando Hurts demostró por qué era el mariscal titular de Alabama, pese a los 18 años de edad. Con un pase a contrapié en tercera oportunidad y 16 que literalmente salvó, de momento, al Tide, y una escapada por tierra de 30 yardas que terminó en las diagonales, Hurts acercó nuevamente a Clemson al "casi", al "a punto de".

Pero la gloria de la noche estaba reservada para Watson; Hurts deberá esperar su turno.

Watson se las ingenió para llevar a los Tigers campo abajo 68 yardas en nueve jugadas y dos minutos, colocando los toques finales a una carrera memorable en Clemson con su tercer pase de anotación --segundo para Renfrow-- faltando un segundo en el reloj de juego para asegurar un marcador de 35-31 y conquistar el segundo título colegial en la historia del programa.

El ingrediente indispensable para el título de Clemson era que los Tigers reescribieran su historia, y lo hicieron de manera magnífica.

Nunca había un rival de Alabama ejecutado tantas jugadas en contra del Tide como las 99 de esta noche, y nunca había un equipo de Saban perdido un partido cuando llegaban al cuarto periodo con ventaja de al menos 10 puntos.

Nunca un mariscal de campo había lanzado para tantas yardas en un Juego por el Campeonato Nacional como las 420 de Watson esta noche, y el pase del triunfo, último en filas colegiales y 41 del año, sirvió para romper la marca de mayor cantidad de pases de anotación en una campaña en la ACC, previamente perteneciente a Jameis Winston con 40.

Pero sobre todo, Clemson se escribió una nueva historia de programa ganador. Con el triunfo de esta noche, los Tigers se aseguraron de vencer en la misma temporada a los cuatro equipos que se han combinado para ganar los siete últimos títulos universitarios: Alabama, Ohio State, Florida State y Auburn.

Información de ESPN Stats & Information fue utilizada en la redacción de esta nota.