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¡Al fin! Una recepción resulta a favor de Brady y Co.

La quinta fue, finalmente, la vencida para Tom Brady y los New England Patriots.

En sus últimas cuatro apariciones en el Super Bowl, la acción acrobática y talentosa o la simplemente la suerte de algún receptor pareció dirigir a Brady y a su equipo a la catástrofe.

Sucedió en 2008, cuatro después, en 2012 y parecía que en la edición LI del Super Bowl los Patriots sufrirían la misma suerte: ver cómo una formidable e increíble recepción enfilaba a su rival en turno a ganar el título de la NFL.

Y la escena parecía repetirse en el Super Bowl LI cuando Julio Jones, el formidable receptor de Atlanta, se estiró cuan largo es para atrapar un pase en la banda y mantener la punta de sus pies dentro del campo de juego.

La acción hizo avanzar a los Falcons, que buscaban sólo un gol de campo para, prácticamente, finiquitar el duelo y llevarse el Trofeo Vince Lombardi a casa, pero la defensiva de los Patriots los frenó.

Entonces, apareció Julian Edelman en escena para darle un giro a la mala fortuna de New England cuando de recepciones en momentos clave se refiere y con una acción que ofreció una mezcla de talento, concentración y fortuna, mantuvo viva la flama con la que los Patriots consumaron la remontada más espectacular en la historia de la NFL.

El escenario era el más complicado que Brady y los Patriots habían enfrentado en cualquiera de sus apariciones en el Super Bowl: Atlanta estaba arriba 28-20 y New England buscaba el touchdown y la conversión de dos puntos con menos de tres minutos por jugar en el tiempo regular.

Cualquier error o simplemente un pase incompleto dificultaría mucho la misión del momento.

Fue entonces que Brady lanzó un pase al medio del campo que un defensivo de los Falcons desvió. El balón queda suspendido en el aire y comienza a caer, Edelman se lanza por él y al intentar atraparlo entre las piernas de ese defensivo, dos rivales más llegan a escena para chocarlo casi en el piso.

El ovoide pega en ambas manos del receptor, quien lo atrapa de inmediato sin permitir que éste toque el terreno, lo que hubiera sido suficiente para que se marcara como pase incompleto, y pone una de sus manos por debajo del balón para luego sujetarlo en la yarda 41 de Atlanta.

Los oficiales revisaron la acción y determinaron que Edelman había atrapado el balón. Tres jugadas más tarde, Brady lanzó el pase de touchdown y los Patriots hicieron buena la conversión de dos puntos para forzar al primer tiempo extra en la historia de los Super Bowls y el resto es historia.

El amargo recuerdo de David Tyree
La mala suerte de los Patriots con recepciones en momentos clave comenzó en el Super Bowl XLII.

New England buscaban concluir la temporada de forma invicta, pero los New York Giants no serían presa fácil. De hecho, decidieron que no serían la presa sino el cazador en ese encuentro.

Abajo 14-10, los Giants tenían la última oportunidad de darle vuelta al marcador y enfrentaron una tercera y cinco en su yarda 44. Prácticamente, se jugaban la vida en ese preciso momento.

Eli Manning se preparó para lanzar, por un momento, la defensiva de los Patriots logró acorralarlo en la bolsa de protección y casi lo derriba, pero el pasador se zafó, salió del problema y lanzó el ovoide al centro del campo.

Treinta y dos yardas adelante, David Tyree esperaba el ovoide y a su lado, el safety Rodney Harrison estaba listo para hacer su trabajo y lo hizo, pero no contaba con que la fortuna estaría del lado de los Giants, específicamente en las manos y caso de Tyree.

El receptor de los Giants saltó y atrapó el ovoide mientras Harrison intentaba zafarlo con uno de sus brazos. Entonces, Tyree pego el balón al lado derecho de su casco mientras caía y desafiando cualquier ley natural, logró que el ovoide no pegara en el piso pese al impacto e su cuerpo cayendo al piso.

Cuatro jugadas después, Manning encontró a Plaxico Burress en las diagonales con un envío de 13 yardas para enfilar a los Giants a frustrar los sueños de Brady y los Patriots de una temporada perfecta.

Simplemente, un ‘Deja vú’
Llegó el Super Bowl XLVI en Indianapolis y con él, la oportunidad de revancha de los Patriots ante los Giants.

New England y Brady volvían ser los favoritos por amplio margen, pero los Giants simplemente tenían otros planes.

Los Patriots volvieron a tener ventaja en la pizarra, pero su ofensiva ya había sido anulada desde el tercer cuarto por la defensiva de los Giants, que, a su vez, se habían acercado 17-15 luego de anotar dos goles de campo sin respuesta de su rival.

Los Giants comenzaron su último ataque con 3:46 por jugar desde su yarda 12 y con la urgencia de anotar, al menos, un gol de campo, al tiempo de que debían consumir el mayor tiempo posible para dejarle, a lo mucho, pocos segundos a Brady.

Desde la primera jugada de esa serie, los Giants dejaron en claro que no permitirían de nueva cuenta que los Patriots se coronaran a sus costillas. Manning lanzó un pase largo a la banda izquierda, donde Mario Manningham era custodiado por un defensivo.

Manningham, por encima del hombro –movimiento de los más complicados para un receptor- vio el balón y lo atrapó manteniendo los pies dentro del campo de juego por unos centímetros para que los oficiales lo declaran pase completo.

Los oficiales revisaron la acción y mantuvieron su decisión. Los Giants anotaron con 1:04 por jugar, se fueron arriba en el marcador y dejaron en manos de su defensiva la conquista del título que, eventualmente, llevaron a la Gran Manzana.

Y ahí iban de nuevo Super Bowl XLIX
Los Patriots están otra vez arriba en la pizarra, pero los Seattle Seahawks amenazan con arrebatarles el triunfo.

Primero, un pase de Russell Wilson a Marshawn Lynch por la banda izquierda –otra vez- para un buen avance y jugadas más tarde, la recepción que borraría las sonrisas de toda New England.

Wilson lanzó un pase largo a la banda derecha y Jermaine Kearse saltó para atraparlo junto al defensivo que lo marcaba, lo que provocó que el ovoide rebotara en sus manos. Kearse caía al piso cuando el balón pegó en sus piernas, luego rebotó en sus manos para, finalmente, atraparlo mientras estaba en el piso para ayudar a los Seahawks a llegar hasta la yarda 1 de New England.

La acción le trajo malos, muy malos recuerdos a Brady y compañía, pero gracias a la decisión del coach Pete Carroll de lanzar en vez de correr a las diagonales a una yarda de distancia, la recepción de Kearse se convirtió sólo en una anécdota en la historia de los Patriots.