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La industria de la NFL aún desfavorece a jugadores... como hace casi 30 años

Ilustración de Mark Smith/ESPN

Esta historia aparece en la edición de 10 de abril de ESPN The Magazine (previo de MLB).

Hace 30 años en septiembre próximo, los jugadores de la NFL se fueron a huelga en su lucha por una verdadera agencia libre sin restricciones. Es algo que sus colegas en el beisbol, hockey y basquetbol dan por sentado, pero los jugadores de la NFL han sido ridiculizados por no tenerlo y por no pelear lo suficiente para obtenerlo.

La huelga duró 24 días y los jugadores fueron vapuleados.

Por sus contratos con la liga, las cadenas de televisión tenían que pagar los derechos de transmisión y transmitieron partidos con jugadores de remplazo (esquiroles). Esto hizo que el producto fuera lo suficientemente visible para presionar a los jugadores a volver a su trabajo.

La resistencia se vino abajo. Quince por ciento de los jugadores decidieron abandonar el movimiento, incluidos grandes nombres como Joe Monta,a Diwght Clark, Lawrence Taylor, Roger Craig y Howie Long. Las estrellas de la franquicia modelo en aquél entonces, los San Francisco 49ers, sintieron más lealtad a su dueño Eddie DeBartolo Jr., quien tuvo una conexión legendaria con sus jugadores al considerarlos como “familia”, que con sus colegas.

La derrota era tan evidente que los jugadores no han vuelto a a la huelga otra vez y en muchas formas no se han recuperado de lo sucedido en 1987.

Una de las víctimas colaterales y actuales de aquél movimiento fallido es el esquinero Malcolm Butler, quien ni siquiera había nacido cuando se suscitó aquél Waterloo para los jugadores.

Este receso de temporada, Butler enfrenta la posibilidad de que la franquicia modelo de esta época, los New England Patriots, lo cambie a otro equipo luego de ganar dos títulos de Super Bowl con ella.

El crimen de Butler: ser un excelente jugador de futbol americano que desea ser pagado como tal.

Butler tiene un argumento sensato. Es uno de los mejores esquinero en la liga, uno cuyo salario base en 2016 de $600,000 estuvo muy por debajo en relación a la habilidad del jugador – y los jugadores ostensiblemente deberían ser valorados por un coach, Bill Belichick, quien dice que el éxito de los Patriots “se debe totalmente a los jugadores”.

Sin embargo, como agente libre con restricciones sin el tiempo de servicio necesario para entrar al libre mercado, Butler no tiene poder alguno sobre su situación y los Patriots no están obligados a negociar con él.

De hecho, en lugar de invertir en Butler, quien protagoniza la historia de éxito de un chico desarrollado en el equipo y quien le aseguró a New England un título de Super Bowl en la que puede ser la jugada más grande en la historia de la franquicia, los Patriots firmaron al ex esquinero de Buffalo, Stephon Gilmore, por $65 millones, lo que prueba quien tiene la sartén por el mango en esta situación.

Es verdad que los salarios de los jugadores se dispararon desd ela huelga de 1987. De acuerdo a la Asociación de Jugadores de la NFL (NFLPA, por sus siglas en inglés), el dinero invertido en la agencia libre ha aumentado 18.7 por ciento desde la pasada temporada, con un incremento del dinero garantizado de 16.2 por ciento (hasta el pasado 15 de marzo).

Incluso si nadie está dispuesto a darle a los Patriots una selección de primera ronda por Butler, el esquinero jugará en New England por $3.91 millones en 2017 bajo los términos de su estatus de agente libre con restricciones.

Pero, el dinero es una cosa y la verdadera agencia libre otra.

La verdadera lucha es por el poder-poder de los Malcolm Butlers de la NFL que no tienen el control de sus carreras y el poder de los equipos para mantenerlos justo donde están, para evitar que estos jugadores dejen a sus equipos.

Los quarterbacks de la NFL quizá jueguen bajo otras reglas, porque las designaciones de jugador franquicia y la agencia libre tienen la habilidad de evitar que pasadores de élite y sanos en su mejor momento como Tom Brady, Aaron Rodgers, o en su momento Troy Aikman o Brett Favre, lleguen al mercado libre.

Mientras tanto, los Patriots disfrutan las ovaciones de la industria, de la prensa y los aficionados por el golpe maestro de navegar con sangre fría por un sistema que trabaja notoriamente a su favor.

Nadie confundiría nunca el estilo eficiente, revolucionario y ausente de alegría simplificado en la frase “Do Your Job” (Haz tu Trabajo) con la forma en que DeBartolo trató como reyes a sus guerreros.

A los aficionados quizá no les agrade la idea de que cambien a Butler de equipo, pero en general, a los aficionados no les importa la forma en que los Patriots personifican esta época de producción sin sentimentalismos y en la victoria absoluta se consigue incluso a costillas de los propios miembros de tu equipo. Los Patriots son nuestro espejo.

Sin solidaridad, los jugadores siempre pierden. La lealtad a DeBartolo resultó en una decepcionante y aplastadora derrota hace 30 años. Ahora, luego de atestiguar que los Patriots lo ignoraron a favor de un jugador que nunca ha sudado una gota por el equipo, Butler debe esperar a ser cambiado o esperar a que un equipo le haga una oferta que a los Patriots tengan oportunidad de igualar.

Dentro de los parámetros de la industria, Butler está atorado.

De haber ganado en 1987, quizá la palabra “lealtad” no hubiera sido usada como insulto de los aficionados a los jugadores cuando finalmente pudieran ir de una ciudad a otra.

Quizá, sólo quizá, la NFL no tendría por qué tratar a los jugadores como material desechable de la forma en que los Patriots intentan hacer parecer a Malcolm Butler.