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Razones por las que el reinado de Roger Goodell no corre peligro

Cada día, cuando sale de su oficina en Park Avenue, Roger Goodell lleva consigo un folder.

Dentro de él hay una lista con los teléfonos de los dueños de equipo y habla con cada uno al menos cada mes y lo hace mientras conduce 18 millas desde Manhattan a su casa.

Algunos propietarios no tienen preparado el correo de voz en sus celulares, por lo que Goodell fija fecha y hora para cada llamada.

El comisionado está orgulloso de su ritual y ese es uno de los aspectos más fascinantes de su trabajo y una de las razones por las que surgieron reportes de que supuestamente acordó una nueva extensión de contrato hasta 2024.

Paul Tagliabue delegó con frecuencia la comunicación con los dueños a otros directivos de la NFL. Goodell es sensible a la acusación de que tiene sus favoritos, así que, además de decir siempre que sí a una invitación de cualquier dueño a jugar golf, a asistir a fiestas de cumpleaños o los visita cuando viaja a sus ciudades – le encanta visitar en Chicago a Virginia McCaskey, la dueña de 94 años de edad de los Bears – sino que también muestra voluntad de ser criticado.

“Imaginen tener tu trabajo en las manos cada vez que haces esa llamada. Y lo ha hecho por años”, señala un amigo de Goodell.

Y probablemente lo hará por varios años más. Con el contrato colectivo de trabajo de la NFL firmado hasta 2021 y muchos de los acuerdos de transmisión programados a expirar en 2022 – batallas en las que Goodell ha lucido – la extensión iba a suceder como fuera y es probable que sea aprobada en octubre en la reunión de dueños de octubre en New York, de acuerdo a un dueño que pidió el anonimato.

Ante toda la crítica que Goodell recibe de los aficionados por la forma en que maneja la disciplina, la forma en que enfrentó la noción de que la NFL dejó de ser divertida en presentaciones a agencias de publicidad y propietarios el año pasado tras la caída en los ratings y ante lo abrumador que ha resultado el tema de la seguridad y salud de los jugadores a largo plazo, Goodell seguirá como comisionado no sólo porque ha logrado que los dueños ganen dinero sino porque ha sido un maestro en el manejo de las personas que tienen en sus manos su continuidad.

Incluso, aquellos que en privado no están de acuerdo con muchas de las decisiones de Goodell, a regañadientes respetan su habilidad para manejar a los propietarios de equipos, conocer sus necesidades y producir respuestas a los temas que les preocupan.

“Debemos volver a involucrar a todos los dueños”, dijo Goodell a todos los propietarios en 2006, en el discurso como candidato al puesto de comisionado, el trabajo de sus sueños. Y en realidad era en serio lo que dijo.

En su esfuerzo por se consistente, existen 32 versiones de Goodell, todas forjadas a través de esas llamadas individuales y los favores repartidos en ellas. Es ahí cuando Goodell actúa bajo su perfil menos público, pero deja ver su personalidad más fuerte.

La semana pasada, varios especularon que Jerry Jones estaba “furioso” por los seis juegos de suspensión a Ezekiel Elliott por violar la política de conducta de la NFL y que Goodell perdería a uno de sus partidarios más fuertes e influyentes.

Relacionar la molestia de Jones con la de Robert Kraft por el Deflategate crearía un futuro oscuro para Goodell, el disciplinado comisionado que castiga a placer a los campeones.

Pero ese nunca fue el caso, afirman varios propietarios. Goodell no suspendió a Elliott para aplacar a aquellos que creen que nadie puede retar a Jones. Lo hizo con base en evidencia y protocolom pero algunos dueños sienten que Jones se “pasó de la raya”en algunas ocasiones recientes, la más evidente en octubre, cuando le gritó a la directiva de la NFL, Lisa Friel, por la investigación sobre Elliott en el bar de un hotel.

Pueden decir que son celos o que es karma. Pueden decir que es una conclusión razonable basa en una investigación que duró más de un año y que tuvo el apoyo unánime de un panel de cuatro expertos, pero el caso Elliott es una victoria a los ojos de muchos dueños: Goodell aprendió la lección de Ray Rice y retó a Jones, de la misma forma en que retó a Kraft.

Es probable que Goodell esté al frente de la NFL hasta que cumpla 65 años de edad. Es feroz en su determinación de no ser sólo un comisionado más sino en ser el comisionado que se acercó más a resolver los mayores problemas del futbol americano.

Goodell luce bien para su edad, lo cual es resultado de una rutina matutina diaria de ejercicio, pero sus amigos han notado las sutiles señales de estrés, como las canas que suelen surgir en los presidentes.

Existe una cuota invisible en este trabajo. Al final de su carrera, Pete Rozelle fumaba tres cajetillas de cigarros al día y sufrió un paro cardiaco. Goodell ha sido abucheado en muchas apariciones en público; fue objeto de una broma sobre asesinato de un comentarista en Boston; se quejaron de él durante la Convención Nacional Republicana en 2016.

Incluso, momentos de éxito han sido opacados por quejas maliciosas. En la ceremonia de la primera piedra para el nuevo estadio de $2.6 billones de los Rams en Inglewood, California, el anfitrión le agradeció a Goodell por “la única decisión que, más allá de la duda, tomó correctamente”.

Las decisiones aún son suyas, por ahora y por el futuro a mediano plazo, así como las guerras que se asoman en el panorama.