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Los Lions buscan convertir el eterno potencial en realidad

Por la mayor parte de la década en curso, los Detroit Lions han sido considerados un equipo joven con la flecha apuntando hacia arriba; un equipo con potencial, siempre cerca del siguiente paso; un equipo con talento al que sólo le hacía falta madurar.

Así han pasado los años, y junto a tres apariciones de playoffs --en las campañas del 2011, 2014 y 2016-- han llegado aparejadas tres derrotas en Ronda de Comodines.

El entrenador en jefe de los Lions, Jim Caldwell, ha sido responsable de esas dos últimas apariciones en postemporada, así como una campaña de 7-9 en el 2015, pero a pesar de que su todavía breve paso por Detroit puede considerarse exitoso --sobre todo cuando se contrasta con el de la gran mayoría de quienes le antecedieron en el cargo--, cuenta con un nutrido grupo de detractores.

Las expectativas en torno a los Lions ya no son lo que eran a principios del siglo, cuando hiló 10 temporadas perdedoras en fila, incluyendo un infame 0-16 en el 2008. Con el crecimiento de las expectativas llega también una mayor exigencia para Caldwell y sus asistentes. No vamos a decir que el head coach se encuentra en la silla caliente, todavía, pero una temporada perdedora sin duda va a elevar mucho la temperatura en Detroit.

CARAS NUEVAS A SEGUIR

Los cambios más notables para Detroit ocurrirán a lo largo de la línea ofensiva, donde los recién fichados agentes libres T.J. Lang y Rick Wagner asumen la titularidad por el lado derecho, como guardia y tackle, respectivamente. La llegada de Lang es notable, además, porque desplaza a Laken Tomlinson, recluta de primera ronda del 2015 que no ha terminado por dar el ancho.

Al lado opuesto de la línea ofensiva, también hay un par de rostros nuevos que se hicieron de un nombre --aunque no de la mejor manera-- con sus equipos previos. Greg Robinson fue adquirido en canje procedente de Los Angeles Rams, luego de tres decepcionantes campañas y múltiples cambios de posición tras ser reclutado segundo global en el draft del 2014. Cyrus Kouandjio arribó a la NFL en ese mismo draft del 2014, pero fue en la segunda ronda para los Buffalo Bills. Kouandjio fue cortado en mayo pasado, luego de un incidente bizarro en el que fue hallado semidesnudo y con múltiples cortes en un campo protegido con una valla eléctrica y desorientado.

Tanto Robinson como Kouandjio se han quedado muy lejos de sus expectativas de draft, pero Detroit adquirió a ambos con el objetivo de cubrir la ausencia temporal de su tackle izquierdo titular Taylor Decker, quien se sometió a un cirugía en el hombre durante la temporada baja y se espera se pierda el arranque de la campaña regular.

Conseguir que los cinco elementos de una línea ofensiva jueguen siempre en la misma página es una tarea complicada, y para Detroit el reto se dificulta más con tantos rostros nuevos.

Otro rostro nuevo a seguir es el del receptor abierto Kenny Golladay, novato reclutado en la tercera vuelta del pasado draft. Solamente se han hablado cosas positivas de Golladay a lo largo de todo el campamento de entrenamiento, aunque nos hubiera gustado ver mayor producción en el tercer partido de pretemporada, trabajando ante Stephon Gilmore de los New England Patriots, contra quien atrapó solamente un pase para 2 yardas. Si Golladay encuentra algo de constancia como novato, será un gran plus para la ofensiva.

Finalmente, habrá que seguir de cerca lo que haga el esquinero Teez Tabor, de Florida, quien ha llamado la atención en las prácticas del campamento de entrenamiento por motivos opuestos a Golladay. El recluta de segunda ronda ha sufrido para ajustarse a la velocidad del juego profesional, y de acuerdo a múltiples reportes alrededor del equipo, su nivel de confianza ha caído debido a ello. Falta mucho para tacharlo de fiasco de draft, pero no todos los años son tan consistentes los reportes acerca de un recluta alto de draft como en el caso de Tabor.

VETERANOS QUE ECHARÁN DE MENOS

Riley Reiff estaba lejos de ser un muro para la línea ofensiva de los Lions, pero al menos Detroit ya sabía lo que tenía en él. Además, Reiff parecía haber encontrado un mejor acomodo por el lado derecho el año pasado, luego que Decker asumió por izquierda.

Sin embargo, el elemento más valioso que perdió Detroit en su línea ofensiva fue el guardia Larry Warford, quien emigró como agente libre a los New Orleans Saints. Los Lions no son un equipo capaz de imponer su voluntad sobre las defensivas con un ataque terrestre de fuerza, y la salida de Warford podría dificultar todavía más ese objetivo.

¿QUÉ NECESITA MATTHEW STAFFORD PARA GANAR EN POSTEMPORADA?

Las dos últimas derrotas de Detroit en postemporada han llegado ante equipos capaces de mover el ovoide con cierta autoridad por tierra: los Dallas Cowboys en el 2014 y los Seattle Seahawks en el 2016. Una mejoría defensiva para los Lions es menester para pensar en avanzar más, pero sobre todo, también le hace falta a Detroit colocarse en posición para poder hacer lo propio.

Stafford ha superado las 4,200 yardas por aire en cada una de las últimas seis campañas, incluyendo una temporada de más de 5,000 yardas en el 2011. Ya el año pasado tuvo su primera probada de NFL sin la ayuda de Calvin Johnson al lado donde terminan sus envíos, y la estadística donde más sufrió la ausencia de Megatron ocurrió en pases de anotación, donde lanzó ocho menos que en la campaña previa.

Lo mejor que pueden hacer los Lions para ayudar a Stafford es brindarle un ataque terrestre que le complemente. Detroit ya comenzó una renovación a la línea ofensiva y está por verse si da resultados, El siguiente paso será esperar a ver si alguno de los corredores en plantilla --Theo Riddick, Ameer Abdullah, Dwayne Washington, Zach Zenner, Matt Asiata-- o al menos una combinación de alguno de ellos consigue hacerse pesar ofensivamente.

Nadie puede dudar del talento puro de Stafford, pero el elenco que le ha rodeado en los últimos años siempre ha carecido de una o dos piezas que permitan a Detroit avanzar lejos en playoffs.

EL PRONÓSTICO

Los Lions estarán nuevamente en el grupo de equipos que, de cara a la recta final de la temporada, tendrán la mira en playoffs, una instancia donde no han ganado desde 1991. Un 9-7 no está fuera de su alcance, aunque eso no necesariamente asegura un boleto a la postemporada.