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Redskins, Chiefs: nombres de orgullo y controversia

Redskins y Chiefs. Franquicias con ricas tradiciones cuyos nombres honran la herencia de los indígenas de Estados Unidos.

Esa es la intención, pero no todos la comparten e, incluso, varios grupos han intentado que esos nombres desaparezcan al considerarlos un insulto para los nativos americanos.

Si bien las aguas se calmaron luego de que la Suprema Corte de Justicia de Estados Unidos revocó en 2017 parte de una ley conocida como Acto Lanham que autorizaba a la Oficina de Patentes y Marcas Comerciales a cancelar una marca (palabra, símbolo o marca que distinga un producto de otros y pueda ser registrada por el gobierno federal) si denigraba a una porción sustancial de un grupo de personas de forma racial, étnica, religiosa o política, la batalla no parece tener fin.

La decisión de la Suprema Corte, que indicó que el Acto Lanham violaba la libertad de expresión, fue un duro revés para quienes han protestado y exigido durante décadas que el equipo de la NFL en Washington cambie su nombre.

A diferencia de otras franquicias profesionales, entre ellas los Chiefs, los Redskins se convirtieron en el símbolo de ese movimiento por una sencilla razón: porque juegan en la capital de Estados Unidos, el epicentro de la política de este país y, en ocasiones, del mundo.

El resultado de las demandas en contra del nombre de los Redskins impactaría a todas las organizaciones deportivas de Estados Unidos, como los Indios de Cleveland de Grandes Ligas, franquicia criticada por usar la imagen caricaturizada del Jefe Wahoo; los Chicago Blackhawks de la NHL; los Florida State Seminols de la NCAA y los Chiefs, entre otros.

Dentro de la molestia por la ofensa que genera su uso, está el hecho de aprovecharse comercialmente de nombres o imágenes relacionadas con los indígenas americanos, varios de estos grupos históricamente desplazados de sus comunidades.

También está el que tradiciones indígenas sean usadas por los aficionados sólo como diversión en un estadio, como lo es el movimiento “Tomahawk” en el Arrowhead Stadium de los Chiefs o en casa de los Bravos de Atlanta de Grandes Ligas.

En ese sentido, no es que los nombre Chiefs, Indios, Bravos o Seminols sean ofensivos, pues sólo describen a grupos de indígenas americanos, pero las expresiones de apoyo son las señaladas por quienes protestan para modificar los nombres de estas franquicias.

Esa es también una razón por la que la batalla de quienes se han manifestado en contra del uso comercial o el uso comercial de estos nombres o expresiones relacionados a los nativos americanos se centró en Washington.

Un triunfo en la capital de Estados Unidos hubiera abierto la puerta a los protestantes para enfocar su atención en otras franquicias deportivas y probablemente la siguiente hubiera sido la de Kansas City por pertenecer a la NFL, como los Redskins.

A diferencia de los nombres Chiefs, Indios, Bravos o Seminols, la palabra “redskin” ha sido controversial durante décadas, pues sus orígenes son inciertos y por ende, su interpretación se presta a considerarlo ofensivo.

La polémica llegó hasta la Casa Blanca –de ahí la importancia de ir tras el equipo de la capital de Estados Unidos—, desde donde el ahora ex Presidente Barack Obama sugirió al dueño de los Redskins, Dan Snyder, considerar cambiar el nombre de la franquicia si ésta “ofendía a un sector del pueblo estadounidense”.

La victoria legal le da a los Redskins argumentos para afirmar que su nombre no es ofensivo para los nativos americanos, pero quizá sea hora de que Redskins, Chiefs, Indios, Bravos, Blackhawks, Seminols y otros equipos deportivos profesionales comiencen a honrar la herencia indígena de Estados Unidos para demostrar que respetan sus tradiciones.