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La historia deportiva, llena de momentos vergonzosos como el "Butt Fumble"

Hace cinco años, el quarterback Mark Sanchez irrumpió por sí mismo a la historia de la NFL con una de las jugadas más vergonzosas en la historia de la liga. Quizá la acción sea tan memorable por el nombre que se le dio, uno de los apodos más singulares y cómicos en los anales del deporte.

El Butt Fumble.

El infame accidente ocurrió en el segundo cuarto del juego nocturno del Día de Acción de Gracias del 22 de noviembre de 2012 entre los New York Jets de Sanchez y los New England Patriots.

Tras fallar en darle el balón a su corredor porque giró al lado equivocado, Sanchez chocó directamente de cabeza contra el amplio trasero de su compañero y guardia Brandon Moore. Sanchez rebotó contra el piso mientras el ovoide escapa de sus manos y fue recuperado por el safety de los Patriots, Steve Gregory, quien lo regresó para touchdown. Los Patriots terminaron por ganar 49-19.

El Butt Fumble tomó su lugar entre las metidas de pata más bizarras y tontas en la historia de los deportes –no errores en juegos, como el de Bill Buckner—que resultaron tan extrañas que son difíciles de olvidar y que presentamos en orden cronológico inverso.

Jugar para no ganar, Parte I
La selección nacional de Sudáfrica de futbol aprendió a la mala que, a veces, un empate es una derrota.

Al considerar que necesitaba sólo un empate ante Sierra Leona en 2011 para calificar a la Copa Africana de Naciones, el director técnico Pitso Mosimane instruyó a Bafana Bafana que preservara el empate. Incluso, los sudafricanos celebraron luego de dejar el marcador 0-0 antes de saber la verdad minutos más tarde. Sudáfrica, Niger y Sierra Leona terminaron empatados en el Grupo 5 y, erróneamente, Mosimane creyó que su equipo clasificaría por diferencia de goles.

De cualquier forma, los triples empates se resolvían por los juegos frente a frente, lo que significaba que Niger, y no Sudáfrica, había calificado a la Copa.

Una celebración que sale mal, Parte I
La estadounidense Lindsey Jacobellis, ha tenido una larga y distinguida carrera como cinco veces campeona mundial en el snowboard, sin embargo, nunca podrá hacer desaparecer el nada glorioso y gracioso momento. Rumbo a la línea final del evento en los Juegos Olímpicos de Invierno de 2006 en Turín, Italia, Jacobellis decidió añadir un poco de clase a su último acto. Con una aparente ventaja inalcanzable sobre la suiza Tanja Frieden, Jacobellis estiró la mano izquierda para tomar su skateboard –una maniobra rutinaria llamada “el agarre metódico”—durante el penúltimo salto de la carrera, sin embargo, la estadounidense aterrizó mal y cayó y Frieden la rebasó para asegurar la medalla de oro.

Inicialmente, Jacobellis dijo que intentó el movimiento en un intento para mantener su balance, pero, eventualmente, admitió que lo hizo para alardear.

“Me dejé llevar por el momento. De vez en cuando verán algo así. No lo pensé dos veces. Me estaba divirtiendo y de eso se trata el snowboard. Era la líder. Querìa compartir mi entusiasmo con la afición. Cometí un error. Así pasa”, dijo Jacobellis, quien logró recuperarse para llevarle la plata.

Pesadilla en la alberca
Échense un chapuzón. El equipo australiano femenil de relevos 4x200 estilo libre así lo hizo tras ganar la Final en el Campeonato Mundial de Fukuoka 2001. El problema es que no esperaron lo necesario para hacerlo.

La última nadadora de Italia aún no había tocado la pared cuando la australiana Petria Thomas saltó al agua para celebrar, en lo que resultó en la descalificación de su equipo.

Jugar para no ganar, Parte II
De cara al último día de la temporada 1995-96 de la Premier League, Manchester City, Southampton y Coventry City tenían 37 puntos y estaban empatados en el último lugar de la tabla general. Tras irse abajo 0-2 en la pizarra ante Liverpool, Manchester City logró empatar al minuto 78. Fue entonces que el director técnico Alan Ball cometió un error que será recordado por siempre en el ambiente del soccer.

A Ball le informaron que el Southampton perdía en su partido e instruyó a su equipo a proteger el empate. El problema con la estrategia fue que realmente Southampton realmente no perdía. Pese al mejor esfuerzo del jugador del City, Niall Quinn, quien veía el juego del Southampton en televisión tras haber sido sustituido y se dio cuenta de que su equipo necesitaba ganar. Quinn corrió lo más rápido que pudo para informar a su entrenador, pero el juego terminó empatado 2-2.

Los tres equipos involucrados empataron en su último juego y Manchester City descendió tras perder el segundo criterio de desempate, diferencia de goles.

Cómo no usar la cabeza
José Canseco fue uno de los mejores toleteros en la historia del beisbol, pero, ciertamente, no fue reconocido por usar el guante. El momento de coronación a su ineptitud ofensiva se dio en una derrota ante Cleveland el 26 de mayo de 1993, cuando jugaba como jardinero derecho de los Rangers de Texas. Carlos Martínez, de los Indios, bateó una pelota a lo profundo de la pradera y ésta pegó en la cabeza de Canseco y rebotó sobre la barda para convertirse en jonrón en una de las jugadas más tontas en la historia del beisbol. Canseco no pudo evitar más que celebrar el aniversario de su resbalón en 2016, al publicar en Twitter, “Hoy, hace 23 años, provoqué un jonrón con i cabeza”.

Una celebración que sale mal, Parte II
Algunos jugadores de la NFL han sufrido casos de celebración prematura –¿recuerdan a DeShaun Jackson?—pero ninguna como la que protagonizó Leon Lett en el Super Bowl XXVII.

Los Dallas Cowboys de Lett arrollaron a los Buffalo Bills, así que el error no les afectó, pero se quedó como una de las pifias más famosas en la historia de la NFL. Tras recuperar un balón suelto del quarterback de Buffalo, Frank Reich, Lett corrió 64 yardas para anotar, o al menos esa era su intención. El receptor de los Bills, Don Beebe, corrió para alcanzar a Lett, quien sostenía el ovoide en una mano para celebrar mientras se acercaba a las diagonales. Beebe dio un manotazo al balón y salió del campo por la zona final para decretar un touchback y evitar que Dallas fijara una nueva marca de puntos en un Super Bowl.

Para ser justos, Lett registró una captura y forzó dos balones sueltos para ayudar a los Cowboys a vencer 52-17 a Buffalo, así que no todo se perdió.

Sobre hielo delgado
El 30 de abril de 1986, el defensor novato de los Edmonton Oilers, Steve Smith, tuvo un cumpleaños 23 memorable por todas las razones incorrectas. Era el Juego 7 de la segunda ronda de Playoffs ante los Calgary Flames. Los Oilers, que buscaban su tercera Stanley Cup consecutiva, eran guiados por el legendario Wayne Gretzky y tenían el mejor récord de temporada regular en la NHL.

Con el marcador empatado 2-2 en el tercer periodo, Smith intentó dar un pase muy sencillo desde atrás de su red, pero el disco golpeó el patín del portero Grant Fuhr y rebotó hacia la portería para el gol del triunfo de Calgary.

Al menos, Edmonton parece haber perdonado a Smith, quien nació en Escocia y fue criado en Canadá. Los Oilers ganaron la Stanley Cup en tres de las siguientes cuatro temporadas y Smith estuvo en el staff de coacheo del equipo de 2010 a 2014.

El tiro fácil que se escapó
Hale Irwin, uno de los más grandes golfistas de los 70s y 80s, es tres veces campeón del U.S. Open, 20 veces campeón del PGA Tour y el jugador más ganador en la historia del Champions Tour. Sin embargo, no se puede hablar de su carrera sin mencionar un error mayúsculo, uno que le costó el The Open Championship en 1983.

Irwin falló completamente al intentar un revés para un golpe de una pulgada en el green 14 durante la tercera ronda para añadir un desafortunado golpe a su total. También cometió bogey en el siguiente hoyo y terminó empatado en el segundo, un solo golpe detrás de Tom Watson.

“Para ser perfectamente claro, no sé qué pasó. Supongo que fue un lapso mental”, dijo Irwin en aquél entonces. “También tengo un problema con la percepción de profundidad y ya estaba oscureciendo. Pero el punto es que cometí un error que, en este punto, es muy crítico”.

Por eso es que es pateador
En el Super Bowl VII en 1973, con los Dolphins arriba 14-0 y a dos minutos de completar una temporada perfecta de 17-0 sin precedentes, el intento de gol de campo de 42 yardas de Garo Yepremian fue bloqueado por Bill Brundige de Washington. Yepremian fue el primero en llegar al balón perdido, pero en vez de caer sobre él, lo recogió e intentó lanzarlo. ¿A quién? Nadie nunca lo sabrá. El ovoide resbaló de la mano de Yepremian mientras lo lanzaba y para empeorar las cosas, lo bateó hacia el aire mientras intentaba agarrarlo. El esquinero de los Redskins, Mike Bass, tomó el ovoide y lo regresó 49 yardas para touchdown. Afortunadamente para Yepremian, los Dolphins preservaron el triunfo por 14-7.

“En cada aeropuerto al que voy, la gente me señala y dice, ‘Ahí está el tipo que falló en el Super Bowl’”, relató Yepremian, quien falleció en 2015, a ESPN en una entrevista en 2007. “Luego de un rato es algo que molesta. Si hubiera sido alguien más, quizá se hubiera vuelto loco, pero, afortunadamente, soy un tipo feliz”.

Número equivocado
Uno de los realmente mejores golfistas que ha dado Sudamérica, Roberto De Vicenzo, se retiró en 2006 a los 83 años de edad luego de más de 200victorias internacionales. El argentino ganóThe Oprn Championship en 1967, pero quizá sea mejor conocido por un colosal error un año más tarde en el Masters. En su cumpleaños 45, De Vicenzo registró una última ronda de 65 y quedó empatado con Bob Goalby en el liderato luego de 72 hoyos, lo cual hubiera resultado en un playoff de 18 hoyos. De cualquier forma, la tarjeta que había firmado era de 66, pero resultó que su compañero, Tommy aaron, había marcado un 4 para De Vincenzo en lugar de un 3 en el par-4 del hoyo 17.

Por regla, el marcador más alto prevalecía y de Vicenzo tuvo que conformarse con el segundo puesto. Aceptó su culpa con gracia y sus palabras se convirtieron en parte de la historia del golf: “Qué estúpido soy”.

En sentido contrario, todo el camino
Jim Marshall fue uno de los alas defensivos más finos de su época con los Minnesota Vikings y de sus “Purple People Eaters”. Fue dos veces seleccionado al Pro Bowl en 20 años de carrera, durante la cual recuperó 30 balones sueltos, pero uno de ellos se mantiene como una imagen indeleble de los errores mas infames en la historia de la NFL.

En un juego contra los San Francisco 49ers el 25 de octubre de 1964, Marshall recuperó un balón suelto en el último cuarto y corrió 66 yardas a la zona final… la zona final equivocada. Una vez que alcanzó la tierra prometida, Marshall lanzó el ovoide al aire y afuera del campo para celebrar, lo que resultó en un safety. Pese al error de dos puntos, los Vikings ganaron 27-22.

“Tomo mi carrera muy en serio y cometer un error, claro, es algo que no quieres en tu currículum”, dijo Marshall al diario Two Cities Pioneer Press 50 años después del accidente. “Pero, los errores pasam. Nor, Van Brocklin (entonces coach de Minnesota) fue conocido por ser duro ante los errores, pero el mío no provocó que perdiéramos el juego y sólo me dijo, ‘Jim, olvídalo’. Eso es lo que recuerdo y es lo que he intentado hacer”.

Llegar tarde a la fiesta
Surinam, el país más pequeño en Sudamérica, no tiene exactamente una ilustre historia deportiva. Imaginen la sorpresa de la gente cuando, en 1960, Wim Essajas se convirtió en el primer atleta olímpico en la historia del país. O, mejor dicho, se hubiera convertido.

A Essajas, quien calificó a la carrera de los 800 metros planos varoniles en los Juegos Olímpicos de Roma 1960, la delegación de su país le dio la hora equivocada para su ronda eliminatoria. Al momento de correrse la ronda, Essajas estaba dormido, lo que le dio un nuevo significado a la frase, “El que se duerme, pierde”.

Surinam tardó un poco en recuperarse. El país no calificó a ningún atleta cuatro años más tarde y fue hasta 1968 que uno de sus deportistas, el velocista Eddy Monsels, se convirtió en el primero en competir por Surinam en unos Juegos Olímpicos.

Glotonería de castigo Sudáfrica ha tenido un largo e ilustre linaje de boxeadores, pero el país ha tenido que soportar un grave error. En los Juegos Olímpicos de Berlín 1936, el púgil de peso Ligero, Thomas Hamilton-Brown, perdió su pelea de primera ronda ante Carlos Lillo, de Chile.

Desanimado, Hamilton-Brown ahogó sus penas en comida, sólo para descubrir días más tarde que había habido un error en las tarjetas y que, en realidad, había ganado. Un problema: Antes de conocer el hecho, Hamilton-Brown aumentó demasiadas libras por lo que no pudo dar el peso para la siguiente ronda.

Para ser justos, ¿quiénes de nosotros no ha intentado enterrar nuestra decepción con galletas Oreo o una rebanada de pastel?

Error inolvidable; apodo desafortunado
Fred Merkle jugó 16 años en Grandes Ligas, fue miembro de cuatro equipos ganadores de un título y terminó séptimo en la votación para Jugador Más Valioso, pero no es por nada de eso que su nombre es aún mencionado a un siglo de haber jugado.

Una noche en septiembre, durante una cerrada carrera por el título de la Liga Nacional en 1908, Merkle pegó un sencillo para darle a los Gigantes de Nueva York corredores en primera y segunda con dos outs en la parte baja de la novena entrada de un juego empatado 1-1 ante los Cachorros de Chicago.

Entonces, Al Bridwell pegó otro sencillo y Moose McCormick pisó la registradora para lo que, aparentemente, era la carrera del triunfo, sin embargo, Merkle, con apenas 19 años de edad, giró bruscamente en segunda sin pisar la almohadilla antes de dirigirse al dugout de los Gigantes. Mientras los aficionados saltaban al campo del Polo Grounds para celebrar, el segunda base de los Cachorros, Johnny Evers, recuperó la pelota y pisó segunda base. El umpire Hank O’Day puso out a Merkle en una jugada forzada, lo que nulificó la carrera.

Pese al caos en el campo, el juego se decretó un empate.

La acción terminó como un hecho importante porque los Giants y los Cachorros terminaron la temporada regular empatados. Chicago vencería a Nueva York en el juego de desempate del 8 de octubre para llevarse el banderín y, luego, ganar la Serie Mundial (la última que los Cachorros ganarían en 108 años).

El pobre de Merkle se ganó el apodo de “Bonehead” (Cabeza hueca) y su error fue inmortalizado con un apodo que suena aún extraño en inglés para el oído moderno, “Merkle’s Boner”.