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Como los Steelers convirtieron sus disputas en una temporada de 8-2

PITTSBURGH -- En la superficie, aparentaba que los Pittsburgh Steelers estaban listos para seguir el camino hacia una temporada destructiva, una avalancha de drama que estaba destruyendo la santidad del vestuario que todos los jugadores aprecian.

La confusión de su protesta durante el himno nacional convirtió el vestuario en un salón helado. Al menos dos jugadores ofensivos claves no estaban contentos con sus respectivos roles, comunicado a través de una hielera destruida (Antonio Brown) y una disputa verbal de un compañero a través de las redes sociales (Martavis Bryant). Un quarterback que no fue tímido en exigir más de sus compañeros, estaba criticándose a si mismo por su mal juego.

Los Steelers salieron de esa neblina solo para tomar un camino directo al tope de la AFC. Al hablar con varios jugadores, uno se entera sobre el por qué lo lograron: Su dedicación a los resultados sobre el terreno no solo elimina las distracciones, sino que abre espacio para ello para que eventualmente se disipen de forma natural.

El running back Le'Veon Bell, quien entiende el arte de la distracción tras perderse todo el campamento de entrenamiento por una disputa contractual, dijo que cada uno de los Steelers siguen un simple lema: Depende de tus compañeros de equipo como ellos dependen de uno.

"Hemos estado buscando la meta mayor, que es llegar a los playoffs y llegar al Super Bowl", dijo Bell. "Eso en realidad es lo único que nos preocupa. Todo lo demás está afuera, especialmente las cosas que no podemos manejar, en realidad no le ponemos mucho interés a eso".

Pero sí tuvieron que lidiar con varios problemas que estaban surgiendo, y así fue como los hicieron.

Un usualmente unido equipo de los Steelers llegó a un estado de confusión en la ahora famosa protesta en Chicago que dejó a Alejandro Villanueva, un ex soldado del Ejército, parado solo fuerta del túnel mientras el resto del equipo se quedó adentró y cuatro entrenadores en las laterales.

Los jugadores se dieron cuenta rápidamente que su plan para demostrar unidad falló y terminaron regresando a Pittsburgh con una derrota por 23-17 ante los Chicago Bears; las redes sociales así se lo comunicaron. Varios jugadores se sintieron que no estuvieron representados, sin poder expresarse ellos mismos, con una etiqueta anti americana cuando esa no fue ni su intención ni su causa.

Un jugador en privado describió el ambiente en el camerino el día después del juego como "uno de compañeros de trabajo, no de hermanos", con grupos formándose. La declaración del quarterback Ben Roethlisberger ese lunes diciendo que se arrepentía de la decisión de los Steelers de quedarse en el túnel entró en esa confusión, ya que mucho creían que la decisión de quedarse en el túnel había sido tomada colectivamente.

El entrenador Mike Tomlin dijo a los medios ese martes que su equipo estaría unido. Resultó que no tendría que hacer mucho en ese proceso. Dejó que sus veteranos -- los co-capitanes Roethlisberger, Cam Heyward, Maurkice Pouncey, James Harrison y otros -- tomaran el pulso del vestuario.

"A Coach Tomlin no le importa mucho", dijo el ala abierta Darrius Heyward-Bey. "Aún cuando impone multas, las impone y sigue adelante. No vamos a perder tiempo hablando de esas cosas. Al final del día, es un problema de los jugadores. Él tiene que hacer un trabajo como entrenador. Él sabe dónde tiene que estar y preparar a los jugadores, pero cuando se trata del himno, de querer el balón, cosas como esas -- el prefiere que nosotros manejemos eso".

Pouncey lo manejó, hablando con autoridad a los medios esa semana diciendo que los Steelers se pararían para el himno en Baltimore. Y así fue. Pouncey dijo que no le dio directrices a nadie durante una reunión del equipo, pero llegó a la conclusión que sus palabras públicas eran suficientes.

El tema mayormente se disipó de ahí en adelante. El presidente de los Steelers, Art Rooney, y Tomlin hablaron con el equipo ese lunes, recordó el linebacker Bud Dupree, y aunque habían emociones mixtas, varios jugadores dijeron que sabían que una victoria haría mucho para subsanar los problemas bajo la superficie. Esa semana, los Steelers jugaron como si tuvieran algo que probar con 42 acarreos en ruta a una victoria por 26-9 sobre los Baltimore Ravens.

"Desde el inicio, no permitiríamos que algo así parara lo que estábamos haciendo", dijo el ala cerrada Xavier Grimble. "Puede causar un poco de tensión cuando se involucran las opiniones y creencias de la gente, pero no permitimos que eso causara un problema entre nosotros".

A pesar de la contundente victoria, estaba subiendo el nivel de presión entre dos de las figuras claves de los Steelers. Brown golpeó una de las hieleras luego que una jugada rota no se hiciera en su dirección y Roethlisberger utilizó su programa radial para criticar a Brown por sus acciones, enfatizando que no estaba ayudando al equipo y eso bajó el manto de "superhumano" que está sobre Brown en estos momentos.

CBS Sports reportó que el tantrum de Brown tenía sus raíces en como se manejó el himno, en el cual Roethlisberger tuvo parte, como capitán del equipo. Varias fuentes admitieron que la tensión era palpable entre ambos sobre los malos entendendidos, pero que una conversación proactiva entre ellos en la facilidad del equipo esa semana disipó la tensión.

"Lo aplastaron" dijo una fuente.

El viernes antes del partido de la Semana 5 contra los Jacksonville Jaguars, Brown fue efusivo en sus loas a Roethlisberger, quien le lanzó a Brown en 19 ocasiones a pesar de haber lanzado cinco intercepciones.

La forma en la cual los jugadores lo ven, Brown está montando una monstruosa carrera, potencialmente con una quinta temporada consecutiva de 100 atrapadas con Roethlisberger, en porque el quarterback y el ala abierta han logrado encontrar espacio común.

"AB está liderando la liga en atrapadas y yardas. Tú me dices", dijo Heyward-Bey sobre problemas entre ellos.

Roethlisberger diciendo que "quizás ya no lo tengo" tras la derrota ante los Jaguars dejó a algunos pensando que estaba siendo sarcástico, dramático o deseando haberse retirado en la temporada muerta. Pero sus 10 touchdowns contra tres intercepciones en los próximos cinco juegos han borrado esas interrogantes.

Cuando Bryant habló ante un océano de reporteros en su vestíbulo el 16 de octubre, un día después que se pedido de un cambio se hiciera público, sus compañeros bromeaban abiertamente que sería enviado a los Golden State Warriors. Bryant, su cuello delgado por encima de todos a su alrededor, se sonrió.

Las risas no fueron practicadas, pero si fueron intencionales.

"Uno puede convertir una broma en lo que sea [en este vestuario]", dijo el linebacker Anthony Chickillo. "A[un cuando hay cosas ocurriendo, todos aquí sabían cuál era la meta. Siempre se trata de ganar. Nada más".

En vez de molestarse, Bryan apreció el sentimiento de sus compañeros. Lo hizo sentirse normal en un momento caótico. Aunque querá más jugadas en su dirección, posiblemente en otro lugar, no quería que fuese una pelea pública.

"En realidad no quería que ocurriera de la manera que estaba ocurriendo, especialmente atrayendo tanta atención al equipo", dijo Bryant.

Aunque Bryant reitera sus palabras en Instagram de que JuJu Smith-Schuster "no está ni cerca" de ser mejor que él -- comentario que resultó en una suspensión de un partido -- Bryant ha mantenido que es un buen compañero de equipo, aseveración que varios jugadores apoyan.

Es así como el vestuario de los Steelers y su plan se enfoca, separando los temas específicos de los jugadores de las metas del equipo. Como dijo Heyward-Bey, "lo que estaba ocurriendo era personal", pero una vez comenzaban las prácticas, el ruido terminó.