DALLAS -- Quizá distó de ser el triunfo más bonito o el más exótico. Pero sí el más afortunado.
Es difícil pensar que un primero y 10 en el que los árbitros tuvieron que sacar el papel, que por cierto estaba doblado, para ver si el balón había rebasado la cadena es probable que haya salvado la temporada de los Dallas Cowboys.
O al menos aún mantenerlos con vida en sus esperanzas matemáticas de postemporada en la carrera por el comodín.
Los Cowboys vencieron 20-17 a los Oakland Raiders y es un hecho que lo hicieron más con ganas, desesperación y ayuda del rival que con talento y futbol americano en su mejor esplendor.
El triunfo hará que Dallas amanezca en un triple empate en la Conferencia Nacional con marca 8-6, a la espera del resultado de los Atlanta Falcons este lunes, cuando visiten a los Tampa Bay Buccaneers.
El problema para los Cowboys es que de cualquier manera amanecerán fuera del cuadro de playoffs, aunque la gran noticia es que el lunes ya verán de nueva cuenta a su corredor estrella Ezekiel Elliott.
La otra nota positiva para ellos es que el sábado reciben a uno de los tres equipos que tienen su mismo récord, los Seattle Seahawks, que este domingo fueron apaleados por Los Angeles Rams.
“No importa de qué manera, este resultado nos permite mantenernos ahí”, dijo Jerry Jones, dueño y gerente general de los Cowboys. “Hay que seguir partido a partido y ver qué sigue”.
Los Cowboys tuvieron que encontrar maneras para ganar frente a un rival de bajo perfil, que se nota tiene el ánimo peor que ellos y que está desesperado por salir del mal momento, con algunos jugadores que intentan hacer de más y otros cuya apatía es manifiesta.
El quarterback de los Raiders Derek Carr prácticamente regaló de manera inverosímil el que parecía al menos el empate para mandar el partido a tiempo extra, con ese balón suelto que entró a la zona final para convertirse en primero y 10 de los Cowboys, ya para que Dak Prescott sólo se hincara.
Prescott tampoco tuvo el mejor de sus partidos: sufrió dos intercepciones, sin pase de touchdown. El juego por carrera tampoco ayudó mucho después del primer cuarto y los receptores de Dallas aún tienen problemas para desmarcarse y cachar el balón.
Los Cowboys siguen jugando por momentos y con destellos, de ambos lados de la cancha, a la ofensiva y defensiva.
Al menos el entrenador Jason Garrett, ya en su desesperación, jugó menos conservador o así pareció en ese engaño de patada de despeje en su propio territorio, que el pateador Chris Young corrió por en medio de la línea ofensiva para ganancia de 24 yardas y ser el detonante de una ofensiva que terminó en touchdown de Prescott por carrera.
Por cierto, es la segunda vez esta campaña que Jones, el millonario pateador de Dallas, muestra su atletisismo y que no tiene miedo de hacer jugadas. La vez anterior fue un pase también en engaño de despeje contra Los Angeles Chargers, que fue anulado por castigo, y esta vez su espectacular carrera.
La defensiva tampoco fue perfecta; la secundaria sufrió para cubrir a Michael Crabtree, como sufren casi todos los equipos contra el receptor probowler de los Raiders.
Sin embargo, encontraron junto a sus linebacker Sean Lee y Anthony Hitchens la manera de frenar en situaciones trascendentes.
El joven perímetro de Dallas sigue mostrando una gran ventaja contra sus veteranos y millonarios antecesores más recientes: Que tienen ganas de hacer jugadas y tackleadas, sin miedo.
Los Cowboys tendrán la oportunidad de aumentar sus posibilidades de playoffs en la penúltima jornada de la temporada, en casa frente a los Seahawks. Pero tendrá que jugar mucho mejor ofensiva.
Y la motivación de ver a Elliott, quien este domingo quiso enseñar en redes sociales que está en plena forma y con hambre de triunfo, puede ser el detonante para ver a los Cowboys explosivos que todos creían que serían a la ofensiva cuando comenzó la campaña.
“Manden doble cobertura contra nosotros, porque Zeke va a correrles 350 yardas”, amenazó el receptor de Dallas Dez Bryant, quien sólo recibió dos pases para 59 yardas.