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La temporada perdida de Oakland solo tiene un responsable: Gruden

Nunca he creído en que los equipos de la NFL pierdan voluntariamente con el propósito de mejorar su status de draft. Incluso después de la deplorable actuación de los Oakland Raiders en su visita a los San Francisco 49ers, necesitaré mayores evidencias para poder hablar del infame "tanking".

No obstante, queda muy claro quién es el culpable de la debacle de Oakland. Su nombre es Jon Gruden.

Para ser justos, nadie esperaba que un equipo de Oakland con marca de 1-6 llegara a Levi's Stadium y repentinamente trabajara como reloj suizo, después de una temporada pésima. Sin embargo, tampoco se esperaba que fuera vapuleado por un equipo de San Francisco que llevaba marca de 1-7, iniciando con un quarterback de tercer equipo sin una jugada de experiencia en una temporada regular de NFL.

Ha sido Gruden quien decidió deshacerse del talento probado de Khalil Mack y Amari Cooper, a cambio de la incertidumbre que significa volver a la mina del draft en busca de un talento extraordinario... como lo que tenía ya en Mack. En el proceso, Gruden ha ido minimizando la importancia del gerente general Reggie McKenzie en la organización, librándose uno por uno de sus reclutas de draft, además de arremeter de una forma exageradamente pública en contra de sus decisiones de reclutamiento.

También fue Gruden el que, esquemáticamente, fue borrado en las tres fases del juego por su contraparte, Kyle Shanahan, entrenador en jefe de los Niners, esta noche. Los Raiders lucieron notoriamente faltos de preparación ante San Francisco, y su ofensiva fue en todo momento vulnerable y predecible. Para empeorar las cosas, hay que mencionar que Oakland fue humillado por un equipo con un número importante de lesiones en posiciones clave que iniciaba con un quarterback de tercer equipo con cero experiencia en partidos de NFL en el sorpresivo Nick Mullens.

Por último, ha sido Gruden --a quien le antecede una reputación importante como motivador-- a quien sus jugadores le renunciaron sobre el campo de juego. En varias instancias del duelo, si es que puede llamarse así, los Raiders lucieron desinteresados en bloquear o taclear.

La humillación en el rostro de Gruden dijo mucho, sobre todo porque el partido llegó momentos después de que saliera al aire una entrevista del head coach con Fox Sports en la que afirmaba que su teléfono no dejaba de sonar por el número de jugadores "muriendo" por jugar para él.

"Se los estoy diciendo, están muriendo por jugar para los Raiders", afirmó valientemente Gruden en la pieza.

Sobre el campo de juego, la historia apuntó en otra dirección. Los Raiders se vieron superados por 405 a 242 en yardas totales, y por 34 a 3 en el marcador final. Permitieron siete capturas de quarterback. Oakland abrió la noche con un gol de campo en su primera serie para no volver a mostrar ni siquiera un indicio de amenaza ofensiva en el resto de la velada.

Aquí es donde vuelvo al tema del "tanking". Gracias a los traspasos de Mack y Cooper, los Raiders están armados con cinco selecciones de primera ronda para el siguiente par de años. Habrá quien diga que la franquicia se encuentra en una posición envidiable de cara a una mudanza próxima a Las Vegas, con el potencial de sumar mucho talento joven para iniciar su nueva era en Nevada. Habrá quien especule que Gruden simplemente se está cerciorando de maximizar el valor de esos turnos de draft que ya tiene en la bolsa.

No obstante, hay que preguntarse: ¿Es éste el modo en que te quieres despedir de Oakland? La fractura entre el club y la afición californiana parece irreversible, pero hay mejores modos para decir adiós.

Y la otra cuestión que debemos considerar, y que es mucho más importante, es la siguiente: Si fueras un jugador de los Raiders --y no hablamos de un estelar con la capacidad de asegurar un buen contrato en otro equipo con relativa prontitud, como parece ser el futuro del quarterback Derek Carr-- sino un jugador de mitad de plantilla hacia abajo, ¿arriesgarías tu empleo actual permitiendo que tu equipo pierda para mejorar su posición de draft, considerando que se pueda reclutar a tu futuro reemplazo?

Mi respuesta sería un no contundente. Para perder voluntariamente partidos, ¿a cuántos jugadores de tu plantilla de 53 debes convencer de salir al campo y no darlo todo? ¿A cuántos de esos jugadores les puedes prometer un lugar a futuro? ¿Cuál es tu credibilidad si te acercas a un jugador con esa oferta en mano?

Dicho de otro modo, si fueras un jugador en la plantilla de Oakland, ¿no buscarías jugar mejor para asegurar tu plaza en el futuro de un equipo en el que, por muchas razones, vendrán cambios importantes?

Se dice que a menudo, la explicación más sencilla es la correcta. ¿Qué es más probable: que los Raiders estén perdiendo a propósito con la mira puesta en el siguiente draft? ¿O, que simple y sencillamente, Gruden le haya perdido el pulso a la NFL gracias a su prolongada ausencia de la banca?

Lo que está pasando el día de hoy en Oakland no necesariamente es una sentencia definitiva. No podemos afirmar que Gruden nunca recuperará su toque. No podemos negar la posibilidad de que esas selecciones de draft se conviertan en jugadores de núcleo para un futuro equipo exitoso en Las Vegas.

Simplemente estamos afirmando que, en este momento, la brújula parece estar girando sin control y Gruden es el que la ha hecho girar. Y ese contrato de 10 años y 100 millones de dólares que le otorgó el propietario Mark Davis parece alimentar la desesperanza en la organización.