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Errores graves de oficiales en finales de conferencia obligan a la NFL a corregir de inmediato

La NFL tiene 12 días para hacer caso a las alertas que dejaron las finales de conferencia y reunir a la plantilla de oficiales que estará en el Super Bowl LIII, capacitarlos y unificar y equilibrar criterios para que todos nos olvidemos de ellos.

Si la liga no toma medidas inmediatas para hacer invisibles a los réferis en su escenario más importante, entre los New England Patriots y Los Angeles Rams, el réferi John Parry y su equipo de trabajo podrían tener un día muy largo en la oficina el próximo 3 de febrero en Atlanta.

La tarea no es sencilla para una liga que ha desorientado a dueños de equipos, directivos, staffs de entrenadores, jugadores, aficionados y a los mismos árbitros con alteraciones a reglas de juego que no hace muchos años, no provocaban mayores problemas.

En un sentido, la incesante modernización de la tecnología ha provocado menor tolerancia a los errores inherentes a un trabajo que se basa en la apreciación. Por eso, desde 1986 y con sus adecuaciones desde entonces, se implementó la revisión de jugadas a través de la repetición instantánea, para asistir a los árbitros en el campo.

Sin embargo, la mayoría de acciones que se sancionan son de apreciación y es ahí donde la NFL y los árbitros tienen el gran problema de unificar criterios y equilibrar el sentido común.

El mundo entero lo vio; dos oficiales, no
Independientemente de que Sean Payton y los New Orleans Saints cometieron errores que los llevaron al punto de reclamar a los oficiales por una jugada, la decisión de no marcar la flagrante e infame interferencia de pase defensiva en contra de los Rams resulta inexplicable.

La afición en el Superdome reaccionó de inmediato al, por mucho, precipitado contacto de Nickell Robey-Coleman a Tommylee Lewis, los Saints reaccionaron de inmediato y en la transmisión, todos vimos el golpe al receptor cuando el balón estaba en el aire.

Los dos oficiales en la banda y que estaban a cinco yardas de la acción no vieron nada. Platicaron y decidieron que no existió lo que todo mundo vio. Los “hubiera” no existen, pero es casi seguro que, con el marcador empatado 20-20 y con 1:45 por jugar en el último cuarto, si se marca ese castigo, hablaríamos ahora de los Saints en el Super Bowl y no de los Rams.

¿Cómo es posible que dos oficiales entrenados para trabajar a este nivel y responsables de esa parte del campo, no vieran la interferencia de pase?

En la pretemporada y en las primeras semanas del calendario regular, la NFL instruyó a sus oficiales a sancionar puntualmente contactos casco con casco, contacto a los receptores y cuidó en demasía a los quarterbacks, lo que resultó en castigos inverosímiles y ridículos y en una cascada de críticas que resultaron demasiado para los réferis, que parecen haber perdido el criterio para sancionar con sentido común.

Lo grave es que esa interferencia de pase no fue el único error de los oficiales en New Orleans: dejaron de marcar golpes al rostro de Drew Brees, varios castigos en contra de Rams por sujetar las barras (máscaras) de los cascos de los Rams, no lanzaron pañuelo por retraso de juego en una acción ofensiva de los Rams en zona roja y que inició cuando el reloj de jugada ya estaba en ceros.

Errar es de humanos, pero, para los que, se supone, son los equipos de trabajo mejor calificados y que están en la antesala del Super Bowl, no es permisible tener tantos yerros y menos uno tan grave que cambia el rumbo de un partido tan importante.

En la NFL tambièn existe la compensación
El festín de incongruencias en las finales de conferencia continuó en la AFC.

Si bien errores mentales y una defensiva que se quebró fueron las razones principales por las que los Kansas City Chiefs cayeron, los oficiales no pudieron alejarse de la polémica en el Juego de Campeonato de la AFC ante los New England Patriots.

Con los Chiefs claramente con el momento del partido a su favor tras recuperarse de ir abajo 14-0 al medio tiempo y tomar ventaja de 21-17 con 7:45 por jugar en el cuarto periodo, los oficiales decidieron marcar un castigo en contra de Chris Jones por rudeza al pasador, en una acción en la que el liniero defensivo apenas rozó la barra del casco de Tom Brady.

La jugada terminó en un pase incompleto que ponía a los Patriots en tercera oportunidad y siete en su yarda 28, pero, el riguroso castigo les dio un primero y 10 automático 15 yardas más adelante y Brady no perdonó. Los Patriots anotaron y retomaron la ventaja.

Un día después de la derrota, Andy Reid, coach de los Chiefs, no dejó de señalar la inconsistencia de los árbitros con esa acción en particular.

“De la jugada 27 en adelante (de Kansas City), vi a nuestro quarterback (Patrick Mahomes) recibir golpes que fueron peores que ese (a Brady) y no los castigaron”, acusó Reid.

Los Chiefs no perdieron por ese castigo, pero esa decisión de los oficiales le inyectó vida a los Patriots.

Quizá el aspecto más grave es que dos jugadas más tarde, Brady lanzó un pase largo por la banda derecha a Rob Gronkowski en una acción en la que el ala cerrada fue jalado durante toda la ruta por el safety Eric Berry y los árbitros no marcaron lo que debía ser una interferencia de pase en contra de los Chiefs.

Si eso no es compensación por marcar un castigo que no existió, entonces, ¿qué es?

En varias jugadas, defensivos de los Chiefs jalaron los jerseys de receptores de los Patriots y no se marcó ningún castigo en su contra.

Es claro que, luego de las duras y constantes críticas al inicio de la temporada por la severidad para marcar varias acciones, los oficiales perdieron el rumbo: o dejan jugar al permitir demasiado contacto en el campo o intervienen demasiado al castigar casi todo, hasta lo que no sucede.

Nadie me preguntó, pero…
La NFL debe mantener la interferencia de pase fuera de la lista de jugadas que se revisan en la repetición instantánea y dejar estas acciones al criterio de los oficiales.

Lo que la NFL y el sindicato de réferis deben hacer es trabajar en la capacitación constante de sus árnitros, que se refuercen y unifiquen los criterios para aplicar el libro de reglas, el cual también debe dejar de lado ambigüedades, como el también infame proceso de recepción.

La repetición instantánea no puede terminar por evaluar todo lo que pasa en el campo de juego. Los errores son parte del ser humano y por ende, del deporte y darle a los oficiales la posibilidad de corregir un error de apreciación a través de la tecnología, puede provocar que su atención a los detalles disminuya porque sentirán que la tecnología estará ahí para salvarlos.