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Colin Kaepernick no requiere de la NFL para seguir su lucha

Colin Kaepernick perdió su carrera como jugador de NFL, pero la victoria es mucho mayor. Getty Images

La batalla legal entre la National Football League y Colin Kaepernick finalmente llegó a su fin.

El viernes, el abogado de Kaepernick y la liga emitieron un comunicado conjunto de que ambas partes, que también incluyen al safety de los Carolina Panthers, Eric Reid, "han decidido resolver los asuntos pendientes" derivados de una demanda por colusión que interpusieron los dos jugadores en contra de la liga y sus dueños en octubre del 2017.

El acuerdo culminó con el reconocimiento de un "acuerdo de confidencialidad" entre las partes, lo que significa que probablemente nunca se hará pública la evidencia que Kaepernick tenía frente a la liga, ni la cantidad de dinero que recibió por desistirse de su acción.

Pese a los detalles específicos, el acuerdo podría también significar que Kaepernick, de apenas 31 años de edad, no jugará otro down en la NFL.

Y si ese es el resultado, está completamente bien.

Comenzando con su acción de hincarse durante el himno nacional en agosto del 2016 para protestar la inequidad racial y la brutalidad policiaca, Kaepernick ha iniciado el cambio no solamente en la NFL sino a lo largo del país, algo que una campaña del JMV o campeonato de Super Bowl nunca hubieran conseguido. Como referencia, el nombre del Jugador Más Valioso de la NFL en el 2018, Patrick Mahomes, apenas ha sido mencionado desde que ganara el premio el pasado 2 de febrero.

En apenas dos años y medio, Kaepernick ha hecho más para la discusión nacional en torno a raza y responsabilidad policiaca que cualquier artículo de investigación o un grupo de trabajo presidencial.

Ha donado más de 1.1 millones de dólares, casi el 10 por ciento de su último salario como quarterback titular de la NFL, a organizaciones de justicia social dedicadas a combatir la brutalidad policiaca, encarcelamiento masivo, hambruna infantil y falta de vivienda. Ese número no incluye el convenio por 89 millones de dólares que un grupo de jugadores arregló con la NFL en noviembre del 2017 que ayuda a organizaciones que se ocupan de reforma criminal y educativa, y responsabilidad policiaca. Por criticado que ha sido el acuerdo con la Players Coalition, ese dinero nunca se materializa sin Kaepernick.

Una rodilla forzó a casi cada segmento de la sociedad a confrontarse con la lucha que viven los afroamericanos, ya sea que lo quisieran o no. Desde ligas profesionales a ligas infantiles, departamentos escolares a departamentos de policía hasta fuerzas armadas, se sintió como si a todos les hubieran preguntado su opinión sobre aquel tipo con el afro, hincándose durante el himno nacional.

Las injusticias sociales que peleaba escaparon los confines de ESPN y otros medios centrados en los deportes. Esos espacios que normalmente podían evitar charlar sobre la presencia de discriminación racial y violencia basada en temas raciales (el piso del Congreso de Representantes, varias universidades y colegios, Jimmy Kimmel Live!) ya no podían hacerlo.

Apenas la semana pasada, un chico blanco de 10 años en North Carolina se hincó mientras el resto de su tropa de Cub Scouts recitó el Pledge of Allegiance en City Hall porque deseaba protestar en contra de la "discriminación racial... que es básicamente cunado la gente es mala con otros por ser de diferente color". Ese chico podría haber crecido en una sociedad "daltónica" de no haber sido por Kaepernick.

Incluso el espectáculo de medio tiempo del Super Bowl, normalmente una muestra apolítica de pompa y solemnidad, se convirtió en referencia de lo que significa ser un aliado o, en el caso de Travis Scott, un "vendido".

En sus dos años alejado del deporte, Kaepernick se hizo más grande que cualquier atleta profesional americano no llamado LeBron James. Pese a su silencio autoimpuesto, cualquier pedazo de información respecto a él (¡Un entrenamiento en Houston! ¡Una inocua ceremonia de premios! ¡Una campaña para una marca de zapatos!) paralizaba por completo al ciclo informativo. Incluso con el aparente consenso de fatiga con respecto a Kaepernick conforme pasaron los meses y más quarterbacks mediocres firmaron con equipos, y los clamores de que todos simplemente se "limitaran a los deportes", Kaepernick resonó. Tuvo uno de los jerseys más venidos como agente libre. Su anuncio para Nike en septiembre llevó a la empresa a más de 3.4 millones de menciones en Twitter, y ayudó a elevar el valor de sus acciones por más de 6 por ciento.

Kaepernick es, como Muhammad Ali dijo de sí mismo a la revista Life durante su exilio del boxeo profesional de 43 meses a finales de los 1960s, "Más grande que nunca... tan grande como toda la historia".

El campeón de peso completo, muy criticado en su momento por respaldar sus convicciones, dijo que estaba contento pese a haber perdido su título y licencia para pelear por protestar la Guerra de Vietnam, "porque soy libre. He tomado la postura que todos los afroamericanos deberán tomar tarde o temprano: si pueden o no enfrentar a su amo".

Kaepernick, como hizo Ali en su momento, perdió su batalla contra el deporte que practicaba. Pero se enfrentó a una organización multimillonaria y, para todo efecto práctico, ganó.

Kaepernick ahora es libre.