<
>

La reconstrucción no se detiene para los Arizona Cardinals

Los Arizona Cardinals podrían, si quisieran, volver a incluir parches de la bandera del estado de Arizona como parte de su uniforme --como los que portaron a finales de los 1980s y en los '90s, cuando se mudaron a Phoenix-- porque es un nuevo día en el desierto.

Por segundo año consecutivo, los Cardinals estrenan entrenador en jefe y quarterback de primera ronda. El año pasado, el experimento del head coach Steve Wilks y el quarterback Josh Rosen redituó en pasar de una marca de 8-8 del 2017 a un 3-13 en el 2018, y la primera selección global del pasado draft.

Ahora el peso de la responsabilidad recae, primordialmente, sobre el nuevo head coach Kliff Kingsbury y su codiciado recluta, Kyler Murray. En medio de un desierto de interrogantes, los Cardinals buscarán conseguir su primera temporada ganadora desde el 2015 y, eventualmente, que el actual proyecto les entregue su primer título de la NFL desde 1947.

ROSTROS NUEVOS

Sin lugar a dudas, la dupla Kingsbury-Murray acaparará todas las miradas en Arizona. El head coach hará su debut de NFL menos de un año después de ser despedido de Texas Tech, donde fungió en el mismo puesto por seis años.

La frase de que la NFL es una "liga de copias" es gastada pero cierta. Los equipos ven con envidia lo que han hecho Los Angeles Rams en dos cortos años bajo el mando de Sean McVay. Además de Kingsbury, amigo de McVay, las contrataciones de Zac Taylor por los Cincinnati Bengals y Matt LaFleur por los Green Bay Packers, siguieron el mismo mapa.

Pero, a diferencia de Taylor y LaFleur, Kingsbury carece de experiencia como asistente en la NFL, y esa es la primera gran interrogante en el desierto. Proviene de un programa que consiguió solamente dos temporadas ganadoras --2013 y 2015-- bajo su mando, a pesar de contar con tres quarterbacks de NFL en Baker Mayfield, Davis Webb y Patrick Mahomes.

La ofensiva que está implementando Kingsbury deriva de aquella aprendida bajo el head coach Mike Leach, uno de los genios del 'Air Raid', de sus épocas como un pasador productivo para los Red Raiders. Pero la incredulidad de que los conceptos del popular ataque universitario funcionen a nivel profesional es generalizada, a pesar de que la mayoría de equipos incorporan, al menos, algunos conceptos del sistema.

Personalmente, los resultados de Kingsbury en Texas Tech me hacen dudar más sobre su capacidad para dirigir a un equipo que la compatibilidad del 'Air Raid' para la NFL.

En cambio, las cosas son diferentes en referencia a Murray. Solamente inició un año como titular en Oklahoma, pero fue suficiente para hacerse con el Trofeo Heisman, siguiendo el mismo camino que su predecesor, Mayfield.

Mayfield con los Cleveland Browns y Mahomes con los Kansas City Chiefs ofrecieron el año pasado la evidencia más reciente de que haber jugado en la 'Air Raid' en la universidad no constituye ninguna clase de traba para tener éxito al siguiente nivel. Mayfield y Murray aprendieron en Oklahoma el sistema de Lincoln Riley, un ex compañero de equipo en Texas Tech de Kingsbury y, también, discípulo de Leach. La transición deberá ser sencilla para Murray del sistema de Riley al sistema de Kingsbury.

La otra gran crítica hacia Murray tiene que ver con su estatura, a pesar de que mide, apenas, dos centímetros menos que el cinco veces elegido al Pro Bowl y una vez ganador del Super Bowl para los Seattle Seahawks, Russell Wilson.

El éxito o fracaso, al menos inmediato, de Murray en la liga tendrá que ver más con la capacidad de Kingsbury y el talento de plantilla que le rodea, y menos que ver con su estatura.

LA TRINCHERA OFENSIVA

Después de Kingsbury, nadie influirá más sobre el desempeño de Murray en su temporada de novato --y por extensión, de todo el equipo-- que la línea ofensiva.

La temporada del 2018 fue dolorosa en este rubro, gracias a les lesiones. Desde el inicio del campamento del entrenamiento, el equipo perdió al centro A.Q. Shipley. Después, durante el transcurso de la campaña regular, vinieron las bajas de los guardias Justin Pugh y Mike Iupati, y del tackle D.J. Humphries. El otro tackle titular, Andre Smith, fue cortado a media campaña gracias a un bajo nivel.

El simple regreso de Shipley, Pugh y Humphries --Iupati no está más con el equipo--, deberá marcar una mejoría notable para Arizona. A eso hay que sumar las incorporaciones del guardia J.R. Sweezy y el tackle Marcus Gilbert quien, por cierto, también viene de una campaña que terminó en la lista de reservas lesionados, con los Pittsburgh.

Probablemente, dentro de esta unidad nadie estará bajo mayor escrutinio que Humphries, quien fue elegido en la primera ronda del draft en el 2015, N° 24 global, procedente de Florida. Se ha perdido un total de 37 de 64 partidos posibles de temporada regular en la NFL por lesiones diversas, y esa falta de disponibilidad para el equipo ha contribuido a una falta de consistencia. Jugará el 2019 bajo la opción de quinto año de su contrato de novato, por 9.625 millones de dólares. Los Cardinals necesitan que, sí o sí, juegue por primera vez los 16 partidos de una campaña regular, y que lo haga a un nivel alto, dado que cumplirá con la crítica tarea de cubrir el lado ciego de Murray.

EL OTRO LADO DE LA MONEDA

Ninguna defensiva permitió más yardas terrestres por partido (154.9) que los Cardinals, quienes también fueron el sexto peor equipo de la liga en puntos permitidos por encuentro (26.6).

No obstante, no todo fue malo para Arizona a este lado del ovoide. Los Cardinals se despacharon con 49 capturas, dejándolos empatados en el quinto sitio de la liga con los New Orleans Saints. Chandler Jones fue el mejor en el equipo, con 13, pero vale la pena resaltar que 14 jugadores más registraron al menos media captura en la campaña. La incorporación de Terrell Suggs será crucial en este renglón.

En la secundaria, muchos mirarán al esquinero de segunda ronda Byron Murphy, de Washington, pero el safety de quinta ronda de Alabama, Deionte Thompson, tendrá la posibilidad de dejar huella en la unidad.

LA SILLA CALIENTE

Por mucho que, domingo a domingo, los reflectores brillen intensamente sobre lo que haga o deje hacer Murray sobre el campo, y las decisiones que tome Kingbsury desde la banca, está claro que nadie vivirá bajo más más presión el 2019 en el desierto que el gerente general Steve Keim. Después de todo, se trata del segundo año consecutivo en que contrata a un entrenador en jefe nuevo, y segundo año consecutivo en que toma a un quarterback en la primera ronda.

La diferencia, sin embargo, entre este año y el anterior, es que si fracasa el más reciente proyecto de Arizona, Keim no será quien contrate al siguiente head coach, ni decida sobre el siguiente quarterback de draft.

PREDICCIÓN

Admito que veo todavía demasiadas piezas en movimiento en Arizona para darles el beneficio de considerar a este equipo como sólido. Mi gran duda viene desde la posición de head coach, y esa nunca es una buena señal. Habrá mejoría, pero no sustancial, y creo que terminarán nuevamente en el fondo de la NFC Oeste, con una marca que ronde los 4-12. De allí en adelante, la interrogante podría ser si se habrá mostrado suficiente promesa para salvar el pellejo a Keim, o será el momento de buscar a otro encargado de la toma de decisiones..