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¿Cuál es la justificación ahora de Jerry Jones para Jason Garrett?

Aparentemente, la humillante derrota en casa ante los Buffalo Bills en Día de Acción de Gracias no fue suficiente. Se necesitaba una segunda parte, un partido sin alma ni pasión en otro día de horario estelar, esta vez de visita ante los Chicago Bears, para confirmar que los jugadores han dejado de responder en su totalidad a Jason Garrett.

Así parece.

¿De qué modo podría Jerry Jones, ahora, justificar la continuidad de su head coach?

Una semana después de caer por 26-15 ante los Bills en un juego en el que el marcador no alcanza a contar la historia completa, la historia se repitió en Chicago, por 31-24, para los Dallas Cowboys. Es difícil imaginar lo mal que jugaron los Cowboys si nos basamos solamente en esos números.

El conjunto de cualidades que se requieren para ser entrenador en jefe de NFL es amplio y variado. Sin embargo, no hay nada más importante que la habilidad de sacar lo mejor de tus jugadores. Sin ello, no sirve de nada ser una enciclopedia de jugadas. Es imposible ganar si los jugadores no juegan para ti. También es algo que se obtiene y se pierde... no se retiene eternamente.

Los Cowboys han dejado de jugar para Garrett desde hace algún tiempo. La exhibición de esta noche no puede atribuirse a un mal momento. Ha sido la norma en la segunda mitad de la campaña.

Desde luego, no se puede generalizar. Hay un puñado de nombres que no se han rendido, más allá de que su producción haya estado por debajo de su nivel. Puedo mencionar aquí a Dak Prescott, Amari Cooper, Jaylon Smith entre aquellos que, sí, han pasado por malos momentos en el campo, pero siguen mostrando destellos de dignidad y amor propio. Estos jugadores son los menos. En la NFL no se gana con tres jugadores, se gana con 53.

Irónicamente, en la banca de enfrente hubo el caso opuesto. Los Bears parecían destinados a una temporada terrible cuando perdieron cuatro partidos consecutivos a media temporada, ofreciendo en algunos de ellos uno de los peores ataques en la memoria reciente de la liga. Desde entonces, han ganado cuatro de sus últimos cinco, y con un registro de 7-6, todavía sueñan con la postemporada.

Dallas, por su parte, también sueña legítimamente con los playoffs, aunque por razones muy diferentes. El abismal nivel de la NFC Este los tiene en posición de conquistar el título divisional, y con ello acceder a un partido de postemporada en casa, si cumplen con vencer a los Philadelphia Eagles y uno más de sus otros dos encuentros restantes en el año, de los cuales uno es contra Los Angeles Rams y el otro contra los Washington Redskins.

Así de sencillo. Así, con todo y el cuarto revés en las últimas cinco salidas.Y sin importar lo que haga Philly.

Y es precisamente este improbable escenario que se ha desarrollado a favor de Dallas, el que ha hecho dudar a Jones con deshacerse de Jones, un optimista eterno. Quizás, haya forma de salvar el año. Quizás, quizás, quizás.

En el fútbol americano, o en cualquier deporte, hay pocas cosas más penosas que ver a un equipo sin pasión.

Esos son los Cowboys del 2019.

Jones no es ciego. Lo ve desde su lujoso palco, cada vez que saltan al campo. Pero el destino --o quizás el equipo de Philadelphia-- ha querido que Dallas se mantenga en la pelea por una plaza de playoffs, y Jones ha apostado a no sacudir el enjambre.

En este punto, no hay que tener poderes de premonición para adivinar cómo va a acabar el año para Dallas: perdido como la mirada de Garrett cuando ve que los juegos se le escapan de las manos.