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Raúl Allegre 8y

Peyton Manning se despidió tras dejar un legado de liderazgo

Un líder puede tener atributos diferentes. Puede ser una persona capaz de navegar y sacar adelante a un grupo en tiempos de crisis, o un gran comunicador que inspira multitudes, o alguien que sabe manejar el cambio de filosofía de una empresa, o ser capaz de identificar, motivar e inspirar a personas con talento. Hay muchas otras cualidades que describen a un líder y hay muchas maneras de definirlo.

La definición que prefiero es esta: "Un líder es aquel, o aquella, que hace que las personas a su alrededor se vuelvan mejores". Con esta definición, un líder no tiene que ser necesariamente el director general de una empresa, o un gerente o supervisor, ni un entrenador en jefe, o un quarterback. Todos podemos ser líderes si con nuestra actitud, esfuerzo y dedicación somos una influencia positiva en los demás.

Esto para mí, es el legado que nos deja Peyton Manning después de 18 años ilustres en la NFL. Su comienzo y su final fueron difíciles, pero son los momentos difíciles los que revelan el verdadero carácter de una persona. Son los momentos difíciles los que separan a los líderes de aquellos que se arrugan ante la adversidad.

Si alguien logró que las personas a su alrededor se volvieran mejores, fue Peyton Manning. Lo hizo no por sus grandes dotes físicas. En realidad, si lo comparáramos con los considerados grandes de la NFL, sus dotes naturales no van a la par. Marino no tenía movilidad, pero tenía un brazo privilegiado. Montana no tenía un gran brazo, pero tenía una gran precisión y gran agilidad. Elway lo tenía todo. Peyton Manning, aún en sus años mozos, era torpe para desplazarse, no tenía velocidad y la potencia de su brazo era buena, pero nunca al nivel de Marino, Elway of Favre. El éxito profesional de Peyton fue gracias a su ética profesional, estudio intenso y meticuloso y la habilidad de descifrar esquemas defensivos diseñados para neutralizarlo. Su impacto en sus compañeros fue aún más profundo.

Peyton demandaba excelencia de sus receptores, su línea ofensiva y sus corredores. Son vastos los ejemplos de jugadores que dijeron que cambiaron su manera de practicar, de estudiar y de conducirse en el vestidor tan pronto fueron compañeros de Manning.

En los días previos a su retiro tuvimos la oportunidad de leer comentarios de sus rivales. Nadie ha mostrado más respeto y reverencia por Peyton Manning que su más acérrimo rival, Bill Belichick. Antes del campeonato de la conferencia Americana, le preguntaron a Belichick acerca del estado físico de Peyton y de los problemas que había tenido en la temporada 2015. A lo que respondió que "nunca, nunca, nunca lo subestimaré bajo ninguna circunstancia". Días antes del retiro de Peyton, Belichick declaró que "honestamente puedo decir no, nunca disfruté nuestros encuentros, pero el respeto que tengo por Peyton Manning como competidor que fue, no será segundo al de nadie". Los partidos contra Peyton, le costaron noches inquietas buscando la manera de neutralizarlo. Pero ninguna palabra o comentario refleja más el respeto por Peyton que la decisión de jugársela en cuarta y 2 desde su propia yarda 28 en el partido de temporada regular en 2009. Belichick tenía más confianza en convertir en cuarta oportunidad que en su defensiva frenando a Manning.

El discurso de retiro de Peyton el lunes fue emotivo, y como era de esperarse de él, meticulosamente preparado y ensayado. Estoy seguro que todos y cada uno de los ex jugadores que lo vieron tuvieron un nudo en la garganta en un momento u otro. En lo personal lo que más me llegó fue la descripción de lo que extrañaría más al dejar el fútbol americano. Peyton no se refirió a pases de touchdowns, ni a partidos ganados, ni a jugadas espectaculares de las cuales tuvo muchas. Habló de los detalles pequeños que al final son los que marcan la diferencia, como las cenas en Indianapolis después de un partido, el viaje de regreso en avión después de una victoria difícil como visitante, buscar el resultado de los New York Giants y hablar con Eli cuando ambos estaban en el camión después de los partidos, a Demaryius Thomas diciéndole cuanto lo quería después de anotar con un pase de touchdown. Para los que tuvimos la gran fortuna de haber estado en la NFL, esto fue lo que más resonó porque vivimos momentos similares que ahora son recuerdos que revivimos en reuniones con ex compañeros.

Otro detalle que hizo especial a Peyton fue el trato con las personas de apoyo dentro de los equipos por ejemplo, el encargado de la utilería. Mencionó a Jon Scott de Indy, quien tuvo ese puesto en 1984 y 1985 cuando estuve con los Colts. Jon describía cómo en ocasiones, después de la práctica, Peyton se tomaba una (o dos) cervezas con Jon y sus asistentes y se dedicaba a conocerlos. Tuvo un trato similar con los "trainers" que son los encargados de tratar y rehabilitar lesiones en los equipos. Esto es privado, pero genuino, y describe la calidad de una persona que se trata a sus colegas como iguales.

Dentro del legado de Peyton, estuvo también en el trato respetuoso con sus rivales, tanto entrenadores como jugadores. Peyton es famoso por las cartas escritas a puño y letra que ha mandado a contrincantes poco después de sus retiros. Fue humilde celebrando victorias y felicitando a oponentes después de derrotas. Uno de los detalles que dijo que extrañaría iba a ser "estrechar la mano de Tom Brady después de un partido". Al respecto, Brady comentó que esa parte, no volver a enfrentar a Peyton, verdaderamente "apesta". Dos momentos que más recuerdo como muestra de respeto y profesionalismo fueron después de dos de las derrotas más duras de su carrera. La primera se dio después del partido de playoff divisional de la temporada 2012 frente a Baltimore. Peyton esperó que todos los reporteros terminaran de hablar con Ray Lewis, quien había declarado que se retiraría la final de la temporada, para irlo a felicitar y expresarle su respeto. La otra fue con Richard Sherman después de la debacle para Denver que representó el Super Bowl XLVIII. Sherman sufrió una lesión en el pie y no pudo terminar el partido. Al final del encuentro, en los pasillos del estadio, Peyton buscó a Sherman para felicitarlo y preguntarle cómo se sentía de su lesión. No cualquiera se comporta de esa manera después de momentos tan amargos.

Pero fue esta última temporada, la más difícil de su carrera, la que mejor personifica el legado de Peyton Manning. Fue una campaña que lo vio lanzar 17 intercepciones en nueve partidos, ser relegado a la banca, pasar seis semanas rehabilitando el pie, y regresar a la alineación como suplente. Durante ese tiempo, Peyton fue, como dijo, "un buen compañero de equipo". Habiendo pasado por una situación similar, sé lo que representa ser relegado no a segundo plano, sino a un cuarto o quinto cuando sufres una lesión. Te sientes como paria, como un leproso al que todo el mundo quiere evitar, y como persona indeseable. En esa situación, ya no perteneces al equipo. El no perder la fe, el trabajar duro sin la garantía que vas a volver a jugar, requiere mucho valor, determinación, pero sobre todo, humildad y fe. Todo eso lo demostró Peyton y su sacrificio fue recompensado con el regreso a la alineación y con un título de su equipo.

Más que los récords que posee como el de más yardas lanzadas en la historia de la NFL, de touchdowns en una carrera y en una temporada regular, el mayor número de victorias en total, el ser el único en la historia en llegar al Super Bowl con cuatro entrenadores distintos y con dos franquicias diferentes, el legado de Peyton Manning en la NFL se refleja en la actitud que demostró dentro y fuera de los emparrillados.

Fue verdaderamente, alguien que hizo que los que estaban a su alrededor fueran mejores.

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