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Boca, un balance positivo

BUENOS AIRES – Llegó la hora de balance, del análisis final para Boca. Luego de un 2015 muy controvertido los Xeneizes cerraron el año con la conquista de dos títulos, el torneo de Primera División y la Copa Argentina.

La celebración tuvo mucho de desahogo. Boca, luego de cuatro años sin campeonatos locales, necesitaba volver a ganar un torneo. Y se había preparado para conseguirlo. Fue sin dudas el equipo que mejor se reforzó para ir en la búsqueda de la triple corona: llegaron Nicolás Lodeiro, Pablo Pérez y una figura de nivel internacional como Daniel Osvaldo, entre otros, quienes se sumaron al ya rico plantel conducido por Rodolfo Arruabarrena.

El primer tramo del año fue el más duro, y el que puso al borde del abismo el ciclo de Rodolfo Arruabarrena. La temprana eliminación copera en octavos de final ante River dejó a los de la Ribera muy golpeados, en estado de shock, no sólo por la forma en que se dio, sino porque una vez más en pocos meses el máximo rival se encargó de marginarlo de un torneo continental.

Pero había que levantarse y rápido. Y el equipo empezó a recuperarse para seguir dando pelea por el torneo local. Pese a los altibajos, y a haber mostrado debilidad en algunos choques decisivos, como las derrotas ante San Lorenzo y Racing, terminó saliendo campeón una fecha antes de final y sin discusiones.

Tal vez el equipo no sea recordado por el juego o por la personalidad, pero fue claramente el mejor de todos. Y a la hora del análisis, quedará que sumó dos victorias fundamentales para la corona nada menos que ante River, en La Bombonera y en el Monumental.

No puede obviarse, como es lógico, la llegada de Carlos Tevez. El Apache, sin dudas, le dio al plantel la inyección de personalidad y de jerarquía que le hacía falta. Es muy difícil saber qué hubiera pasado sin la presencia de Carlitos, pero está claro que sin él pelear y llegar a levantar dos títulos en tres días hubiera sido mucho más difícil. Tevez, un líder positivo, llegó para sumar, puso en claro los objetivos en el vestuario y fue determinante dentro de la cancha.

Del torneo local no hay nada para discutir. La Copa Argentina, sin embargo, quedó salpicada por el mal arbitraje de Diego Ceballos, por el penal que no fue y por las sospechas que se generaron a partir de los errores y las polémicas.

Pero más allá de las suspicacias, Boca se coronó con autoridad, ganando los seis partidos jugados, todos en los 90 minutos, marcando 15 goles a favor y recibiendo apenas uno en contra.

Arruabarrena merece un capítulo aparte. El Vasco ya venía con experiencia en el banco, luego de hacer muy buenas campañas con Tigre y Nacional de Montevideo. Pero sin dudas, en los 16 meses que lleva en Boca hizo un master acelerado de entrenador. Donde cometió errores, y aprendió de ellos.

Seguramente, el punto más bajo de su conducción fueron los partidos ante River por la Copa, donde dio la sensación que Marcelo Gallardo, el DT millonario, le ganó el duelo desde lo táctico. Arruabarrena falló al decidir ir al Monumental con una delantera demasiado joven para un choque tan trascendente (Pavón y Calleri) y en dejar a Osvaldo, el gran refuerzo del primer semestre, en el banco.

El plantel largo, la chance de mirar el banco y encontrar reemplazos para todos los gustos le terminó jugando en contra al entrenador en la toma de decisiones. Claro, con el “diario del lunes” es mucho más fácil hacer la crítica. Y siempre, a favor del DT, habrá un hecho irrefutable: faltaron jugarse los 45 minutos finales de la definición, que pudieron haber cambiado el curso de la serie.

De cara al futuro hay motivos para la ilusión. Un plantel rico que se sacó una pesada mochila de encima podrá ahora jugar con más tranquilidad, mostrar el verdadero potencial que tiene para dar. Y con el plus de un jugador como Tevez, podrá soñar con pelear hasta el final para levantar la próxima Libertadores, el sueño que quedó pendiente en este 2015.